Nuevas investigaciones sobre la muerte de Durruti y las circunstancias de su llegada a Madrid (2019) – Tomás Mera

A la izquierda, el comandante Pérez Farras; detrás Santillán y García Oliver

Cuando planteamos la hipótesis de que Manzana pudo ser el brazo armado del Gobierno republicano que causó la muerte de Durruti*, añadimos al expediente, entre otros elementos, las declaraciones de García Oliver sobre las condiciones en que se creó el Consejo Superior de Guerra. Nunca nos hemos decantado francamente por esta tesis, pero hemos creído que merecía la pena exponerla, con el fin de suscitar reflexiones que puedan apoyarla o refutarla.Nos congratulamos, por tanto, del esfuerzo realizado por Tomás Mera, ávido lector de nuestros trabajos, que ha intentado, leyendo detenidamente la prensa madrileña de la época, reconstruir paso a paso la trayectoria de los principales protagonistas de este tenebroso caso.

Sin querer desinflar las conclusiones a las que llega el autor, que se inclina por la tesis de un accidente provocado por Manzana, podemos asegurar a los futuros investigadores que la cuestión sigue abierta…

La primera versión del texto de Tomás Mera publicada en este sitio data de febrero de 2018**. He aquí una nueva versión, ampliamente revisada, corregida y ampliada, con anexos y nuevos documentos.

Los gimenólogos, 19 de noviembre de 2019

*Véase la nota 53 de Les Fils de la nuit, T. 2 : À la recherche des Fils de la nuit, Libertalia, 2016

Preámbulo

En 2013, de visita en Toulouse, redescubrí a Buenaventura Durruti a través de la biografía de Abel Paz publicada en 1993 por el Quai Voltaire.

Tras una veintena de años transcurridos en el movimiento trotskista, es hora de revisar la guerra española y el papel de los anarquistas de la CNT y la FAI. De adolescente, había devorado los libros de Hugh Thomas, Cataluña Libre de Orwell y Lecciones de España de Trotsky. Todo lo que recuerdo es una imagen de Durruti resumida en su muerte en Madrid, al fondo del frente, con un disparo en la espalda, y con la participación de los estalinistas. También recuerdo a un viejo anarquista barcelonés que conocí en el verano de 1976 en casa de unos conocidos españoles, que me habló del asalto a las comisarías para conseguir armas. La biografía de Durruti fue sólo el comienzo de una larga serie de lecturas sobre el periodo. Es sorprendente, con la ventaja de la retrospectiva, darse cuenta de que ningún historiador académico -y ha habido una plétora de ellos- ha tratado seriamente las condiciones de la desaparición de Durruti. Sólo los libertarios trataron de entender… Abel Paz quedará como el detonante de esta vuelta a las fuentes. Las múltiples versiones de la muerte de Buenaventura despertaron mi curiosidad. La lectura atenta de las obras de Llarch, Enzensberger o Amorós, así como las publicaciones y los estímulos de los Giménologos me han permitido comenzar a escribir estas nuevas investigaciones…

Introducción

El enjundioso juicio de Juan García Oliver sobre Durruti, cuya frase de sus memorias «¡Qué fácilmente murió Durruti!» es terriblemente cínica. La cita refleja sobre todo la falta de voluntad del autor para encontrar las verdaderas causas y cuestionar sus propios errores. Las circunstancias de la muerte de Durruti fueron todo menos fáciles de aclarar.

En esta investigación sobre las circunstancias de la muerte de Durruti, nos pareció importante verificar la pertinencia de las diversas propuestas de mando que se le hicieron a Durruti durante el periodo comprendido entre las negociaciones para llevar a la CNT al gobierno y la fecha de su muerte en Madrid. Abel Paz 1 y Miguel Amorós 2 son los más precisos sobre las fechas y el desarrollo de los acontecimientos en Madrid. El presente intento de seguir la cronología de los acontecimientos lo más fielmente posible se ha visto facilitado por el acceso a las fuentes digitalizadas de la mayoría de los periódicos madrileños ABC, La Voz 3, La Libertad y El Sol, la prensa libertaria, así como la de la Generalitat y los boletines oficiales del Ministerio de la Guerra.

Si podemos reconstruir lo más fielmente posible la presencia de unos y otros en los distintos lugares donde se jugó todo, Barcelona, Aragón, Madrid y Valencia, podremos intentar desentrañar la maraña de hechos que llevaron a Durruti a Madrid; y a partir de ahí, estudiar la relevancia de las distintas versiones que rodean su muerte 4. El orden de los acontecimientos llevó a Durruti a convertirse sucesivamente en ministro, luego en generalísimo del Sector Centro, después en mayor de tres Brigadas Mixtas (BM), y finalmente a sustituir a Miaja al frente de la defensa de Madrid.

No hay ninguna razón para creer que su muerte haya sido planeada, si no prevista, y menos aún que no haya podido ser de otra manera. Conseguir que abandonara Aragón en contra de su voluntad era el objetivo principal. Desde el gobierno hasta las autoridades de la CNT y los comunistas, todos participaron en distintos grados.

Sus enemigos comunistas conocían su inquebrantable determinación, pero no podían ignorar el hecho de que desde finales del verano del 36 había sufrido una serie de reveses. Más concretamente, la columna de Durruti (al igual que las demás) se estancó frente a Zaragoza. Nada más llegar a Aragón, las columnas libertarias se encontraron con una carencia crónica de armas y equipo militar, entre otras cosas porque el gobierno central temía reforzar a los anarquistas. La milicia pagó un alto precio en los combates contra un enemigo endurecido y sobrearmado. La llegada de Durruti a Madrid se produjo, pues, tras el fracaso de la conquista de Zaragoza.

También hubo una escalada de acontecimientos en el otoño de 1936. Durruti aceptó finalmente venir a Madrid para demostrar sus verdaderas habilidades en el campo, siempre y cuando se le dieran -creía- los medios en términos de armas para luchar contra los «fascistas». En este sentido se habría expresado en una carta a Liberto Callejas, un viejo conocido de Durruti de la época de Los Solidarios 5. La carta -que no sabemos si era auténtica o si fue reescrita por el nuevo equipo de Soli tras la «renuncia» de Callejas- fue enviada al Presidente de la República.
La «dimisión» de Callejas – fue reproducida en la portada del Soli del 17 de noviembre del 36 bajo el título «El compañero Durruti dijo…» :

He venido desde las tierras de Aragón para ganar la lucha que representa una cuestión de vida o muerte no sólo para el proletariado español sino para el mundo entero. Todo se ha centrado en el Madrid y no te oculto que me da placer enfrentarme al enemigo, al menos porque hace más noble la lucha. Antes de salir de Cataluña, pedí a los que persiguen el mismo objetivo que tomaran conciencia de ello. No apuntaba a los cobardes y a los débiles. Me dirigía a los que estamos dispuestos a poner la gota que colma el vaso. Las armas no hacen nada si no hay voluntad ni cálculo en el momento de disparar. En Madrid nadie duda de que los fascistas no entrarán, pero hay que hacerlos retroceder lo antes posible porque hay que salir a conquistar España de nuevo.

Me alegro de estar en Madrid y con Madrid, no te lo oculto, y me gusta verlo ahora con la seriedad de un hombre reflexivo y consciente de su responsabilidad, y no con la frivolidad y el desánimo de un hombre ante la tormenta que amenaza.

Esto es lo que se esperaba de él.

Probablemente, Durruti no se hacía ilusiones sobre el crédito político que podría obtener como «salvador de Madrid» del presidente del Consejo, el socialista Francisco Largo Caballero, crédito que podría abrir finalmente el grifo del armamento de las milicias. No podía ignorar el requisito previo exigido por éste para crear su Ejército Popular de la República: la militarización de las milicias integradas en las futuras Brigadas Mixtas. Pero el feroz deseo de Buenaventura de contar con los medios para conquistar de nuevo Zaragoza se antepuso a todo lo demás.

No disponía de fondos para comprar armas modernas en el exterior y estaba obsesionado, con razón, con esta cuestión. Todavía recordaba las promesas de Largo Caballero de 1.600 millones de pesetas-oro para la campaña de Aragón tras su encuentro en Madrid el 2 de octubre de 1936 en presencia de Pierre Besnard, secretario general de la AIT. Según Paz, la reunión tuvo lugar después de que se filtrara el plan de incautación de la reserva de oro del Banco de España por parte de Diego Abad de Santillán. Nada más llegar a Madrid, éste se lo comentó a los miembros del Comité Nacional, que pusieron el grito en el cielo. Santillán y Durruti habían urdido este plan sin informar a Juan García Oliver: un convoy de varios trenes procedentes de Barcelona, formado por militantes confederales y encabezado por Durruti, debía cargar el oro entre finales de septiembre del 36 y principios de octubre. Tras el abandono de este plan, Largo Caballero no lo dejó entrever, pero aprovechó para olvidar sus promesas una vez que Durruti regresó a Aragón. Temiendo que se repitiera, el gobierno incluso aceleró la transferencia de casi 510 toneladas de oro a la URSS, que tuvo lugar el 25 de octubre.

Comprometida la compra de armas, para que la «revolución» no quedara sepultada por los imperativos de la guerra, era necesario tomar Zaragoza para abrir militarmente un eje desde Cataluña hacia el norte de España, incluyendo Asturias y el País Vasco, donde se encontraban los yacimientos de materias primas así como las fábricas metalúrgicas y de armas 7. Esta es una de las principales lecciones del libro de Abel Paz. La muerte prematura de Buenaventura decidió lo contrario.

Capítulo I – Las negociaciones para traer a Durruti a Madrid

El lazo se estrecha alrededor de Durruti

Antes de salir de Madrid hacia Valencia en la noche del 6 de noviembre, Largo Caballero convocó por la tarde un Consejo de Ministros para discutir la situación militar. Anunció oficialmente la marcha del gobierno a Valencia a pesar de la oposición de los cuatro ministros de la CNT. El 18 de octubre, el Presidente del Consejo ya había sondeado a los representantes de los partidos y sindicatos que apoyan al Frente Popular para trasladar el gobierno fuera de Madrid. Sólo Horacio Prieto, en nombre del Comité Nacional de la CNT, había rechazado la propuesta y Largo Caballero no había insistido8 . Sobre la base del decreto gubernamental del 29 de septiembre de 36 por el que se sometía a las milicias del Centro 9 al código de la justicia militar a partir del 10 de octubre -primer paso de la futura militarización-, Largo Caballero entabló discretas negociaciones con Horacio Prieto, que también era partidario de la participación ministerial, para incorporar al gobierno a militantes de la CNT y de la FAI. Otra condición era que Durruti viniera a Madrid.

El 6 de noviembre, después de haber obtenido el acuerdo definitivo de Prieto, Largo Caballero abandonó Madrid con todo el gobierno y dejó dos cartas dirigidas a los generales Miaja 10 y Pozas. Las instrucciones eran claras: estas cartas no debían abrirse hasta la mañana siguiente, el 7 de noviembre, a las 6 horas. Abel Paz nos cuenta cómo fue de otra manera. Los dos generales los abrieron hacia la medianoche y entonces se dieron cuenta de que el orden de los destinatarios se había invertido. Otras fuentes citadas por Burnett Bolloten 11 nos dicen que los sobres se abrieron mucho antes, entre las 6 y las 8 de la tarde. La decisión se tomó de mutuo acuerdo entre los dos generales. El principal argumento esgrimido, y parece lógico, era un ahorro de tiempo de casi 12 horas. De lo contrario, habría sido muy perjudicial para la defensa de la capital. Por ello, el general Pozas ya estaba en Tarancón la tarde del 6 de noviembre.

Que conste que los generales Pozas y Asensio 12 se encontraron varados en Tarancón en la carretera de Valencia, siguiendo las órdenes del delegado de las milicias madrileñas de la CNT, Cipriano Mera Sanz 13, de detener a todos los que huyeran de la capital, incluidos ministros y funcionarios. Tanto es así que Federica Montseny, recién nombrada ministra de Sanidad, se quejó de la negativa a dejarla pasar. Finalmente lo hizo antes de que Mera llegara a Tarancón. Mientras tanto, fueron necesarias las intervenciones de Eduardo Val Bescós, del comité regional de defensa de la CNT de Madrid, y de Horacio Prieto, hacia las 2 de la madrugada, para que se levantaran los bloqueos y se liberara a los ministros detenidos. García Oliver pudo pasar sin problemas, ya que las salidas se escalonaron a lo largo de la tarde y la noche.

Una vez abiertas las famosas cartas y puesto en marcha el nuevo dispositivo de defensa, Pozas se convirtió en «jefe general del Ejército del Centro» y en el superior de Miaja, que iba a presidir la Junta de Defensa de Madrid (JDM). El sector Centro corresponde ahora a la ciudad de Madrid y sus suburbios inmediatos. En caso de que la capital cayera en manos de Franco, Largo Caballero planeó retirar las tropas de Madrid a Cuenca y establecer allí un nuevo centro de mando bajo la dirección de Pozas. Muy pesimista sobre lo que iba a ocurrir después, Largo Caballero no apreció la férrea determinación de los habitantes de no ver caer la capital. Había predicho -según Bolloten- que sólo duraría entre tres y seis días como máximo. Se eligió Valencia como punto de apoyo. El presidente de la República, Manuel Azaña, se refugió en Barcelona. Estas dos ciudades tienen en común que están abiertas al mar.

No queriendo dar la razón a los detractores de los ministros que les acusaban de huir, y una vez instalado sumariamente su ministerio en Valencia, García Oliver se propuso como cuestión de honor volver a Madrid lo antes posible. Tomó la palabra del Presidente del Consejo, que anunció, al término del primer Consejo de Ministros en Valencia, en la tarde del 7 de noviembre, que él también regresaría a Madrid. García Oliver se le adelantó y parece que fue el primero en llegar a Madrid, probablemente en la tarde del 8 de noviembre, dirigiéndose directamente al Ministerio de Justicia. García Oliver dirá en sus memorias que acudió allí para limpiar los archivos y fichas policiales de los militantes de la CNT-FAI, pero también que se encontró con Miaja al día siguiente en el Ministerio de la Guerra. Sin embargo, la prensa madrileña, que siguió los distintos viajes de los miembros del Gobierno, no lo mencionó.

Mientras el Gobierno pensaba ya en abandonar la capital a toda prisa, el 3 de noviembre ya se había celebrado en Barcelona 15 una primera reunión decisiva del Consejo de Defensa de la Generalitat y de los delegados de las columnas en Aragón. García Oliver se ausentó porque el día anterior había dejado Barcelona para ocupar su puesto de futuro ministro en Madrid. Abel Paz describe la sesión con las intervenciones de Felip Díaz Sandino 16 y Santillán sobre la situación militar en Madrid; todos ellos exigiendo el envío de fuerzas para defender la capital. En un intento de ablandarlo, el Consejo de Defensa pidió a Durruti que pronunciara un discurso para elevar la moral de los combatientes y exaltar la voluntad de resistencia de los madrileños. La fecha del discurso se fijó para el 4 de noviembre. La emisora de radio de la CNT en Barcelona lo difundió ampliamente en toda la ciudad a las 21 horas por medio de altavoces.

Los dos extractos siguientes muestran la determinación de Durruti:

Los milicianos miran a Cataluña, a Barcelona, y Barcelona no está a la altura de las circunstancias. No está cumpliendo con sus obligaciones. No los cumple porque la vida de un miliciano no se puede valorar en 10 pesetas; porque los alimentos que se deben a su mujer, a su hijo, tampoco se pueden valorar. Y mientras esto ocurre, los concejales, algunos de los cuales pertenecen a la CNT e incluso a la FAI, gastan a manos llenas en ropa y comida. Si pretenden hacer de esto una vulgar guerra, con todas sus consecuencias de inmoralidad y falta de contención, les decimos que no estamos dispuestos a luchar. Si crees que podemos aceptar que se derroche gasolina, que todo el mundo tenga coche y que cada noche Barcelona ofrezca el mismo lamentable espectáculo, te equivocas.

Más adelante…

… Dirás que mi lenguaje es salvaje y belicoso. Sí, es salvaje, es la voz de la bomba, del fusil, del grito de horror del miliciano que destroza. Este es el momento de comprometeros, trabajadores de Cataluña; tenéis una organización responsable que controla la economía, que ha enviado al frente al 80% de la milicia. Trabajador de Cataluña, estate atento, vigila y exige una recuperación enérgica y la movilización de todos, absolutamente todos los hombres de 16 a 50 años. Si alguien pensaba que nos estaba intimidando con un decreto de militarización, se equivoca, porque no lo aceptamos. Venid, vosotros que habéis redactado este decreto, y veréis cómo la disciplina reina en el frente, cómo trabajamos, cómo luchamos y cómo construimos sin que la milicia obedezca a otra disciplina que la que ellos mismos han querido imponer. Dormid tranquilos, trabajadores de Cataluña; en el frente no hay indisciplina; en el frente de Aragón hay tenacidad, una fe magnífica; os lo aseguro. Piensa como lo hiciste en las trincheras; porque si tenemos en mente que un partido sea más numeroso que otro, para imponer su política mañana, te digo que no lo aceptaremos. Para ganar, es necesario sacrificarse, aquí y allá, en el frente y en la retaguardia. La orden en el frente es no pasarán, y a pesar de la cantidad de aviones, a pesar de todos los tanques que vomitan sus ametralladoras sobre nuestras cabezas, repetimos: ¡No pasarán y no pasarán! 17

Durruti se manifestó así claramente en contra de la militarización decretada por la Generalitat. Aunque su voz no pudo ser censurada, las informaciones de la prensa republicana fueron muy discretas. Solidaridad Obrera no se quedó atrás: esperó hasta el 6 de noviembre para dar una versión del discurso en la última página que se vaciaba de parte de su contenido polémico sobre la militarización de las milicias 18 ; y presentó el discurso de forma vergonzosa como pretexto para la entrada de los cuatro ministros de la CNT en el gobierno. Durruti estaba sometido a una presión creciente por parte de Prieto, Montseny y otros para empujarle inexorablemente hacia Madrid. Sin embargo, estaba ansioso por demostrar el alcance de su capacidad para luchar en todos los frentes. No podía ignorar los riesgos de venir a Madrid, pero creía que impedir la entrada de los «fascistas» en la capital sería de gran importancia política para emprender la reconquista de España. Prieto compartía este punto de vista, pero para Durruti se trataba sobre todo de volver a Aragón cuanto antes, con el armamento que tanto necesitaban las milicias.

Según el historiador Agustín Guillamón, el contenido del discurso también llevó a las máximas autoridades de la Generalitat a convocar otra reunión la noche del 5 al 6 de noviembre con todos los consejeros del gobierno catalán. El objetivo era ajustar cuentas con los opositores declarados a la militarización de las milicias. En primer lugar, y sin nombrarlos, fueron Ortiz, partidario del Consejo Regional de Defensa de Aragón creado el 4 de octubre del 36, y Durruti, cuyo inequívoco discurso del día anterior aún resonaba en los oídos de los participantes. El presidente de la Generalitat, Lluis Companys i Jover, y sobre todo Joan Comorera i Soler, representante del PSUC, lanzaron la carga contra todos los que llamaron «los incontrolados «19 , decididos opositores al decreto de militarización 20 emitido el 24 de octubre del 36 por la Generalitat. Guillamón se refiere a una agenda sobre el seguimiento de los distintos decretos aparecidos en el diario oficial de la Generalitat entre el 4 y el 28 de octubre del 36, relativos respectivamente a la disolución de la CCMA 21 y de los comités locales, la vuelta a los antiguos consejos municipales y la militarización de las milicias.

En un documento «alto secreto» 22 enviado a Moscú en noviembre del 36, el cónsul general soviético en Barcelona, Antonov Ovseenko, explicaba detalladamente todas las maniobras emprendidas para traer a Durruti a Madrid. Ese mismo día, 5 de noviembre de 23, ya estaba trabajando en una reunión que debía ser informal, convocada fuera del Consejo de Defensa de la Generalitat 24. Junto con el Consejero de Defensa 25 y el comandante de la autoproclamada División Carlos Marx del PSUC, intentó que Durruti fuera «exfiltrado» del frente de Aragón por todos los medios posibles. El cónsul ruso citó a continuación la ayuda activa prestada por Companys, una vez más con el objetivo de hacer ceder a Durruti en una reunión oficial celebrada el 6 de noviembre de 26 con todos los comandantes de la columna.

Desde Valencia, una vez instalado el gobierno, la presión política ejercida por los emisarios rusos en el lugar y los ministros del PCE siguió aumentando. Todos cantaron a coro el lamento de que Madrid no cayera en manos de los «fascistas», insistiendo en el fracaso de la reconquista de Zaragoza y de todo Aragón. Por lo tanto, era urgente enviar el máximo número de milicianos para luchar en el frente de Madrid.

Las negociaciones en Cataluña

García Oliver optó por quedarse en Valencia. Fue Federica Montseny quien acudió a Barcelona para comparecer ante el Consejo de Defensa de la Generalitat los días 7 y 8 de noviembre de 27. García Oliver debería, lógicamente, haber asistido a esta reunión, así como a la del 3 de noviembre. Estuvo al frente de los militares de la CCMA hasta su disolución por decreto de la Generalitat el 1 de octubre de 36 28. El 2 de octubre fue nombrado Secretario General de la Secretaría del Consejo de Defensa. García Oliver tenía control directo sobre las milicias aragonesas, la Escuela de Guerra y la Escuela del Aire. Por lo tanto, estaba en la mejor posición para hacer valer su peso en las negociaciones contra Durruti. Pero nombrado ministro de Justicia desde el 4 de noviembre, abandonó Barcelona a medianoche del 2 de noviembre para ir a Madrid, dejando así el campo libre a los enemigos de Durruti. Santillán le sustituyó en el Consejo de Defensa 29. En sus memorias, García Oliver dirá:

Sabía que entre bastidores Antonov Ovseenko actuaba en Barcelona como si Cataluña fuera una colonia…

Señala que en el Consejo de Defensa el delegado del PSUC, Almendros -era uno de los antiguos socialistas catalanes que se habían afiliado al PSUC, entre ellos Miguel Ferrer y los hermanos Durán Rosell- le dijo que, según Antonov Ovseenko:

No había que preocuparse por lo que pudieran hacer Marianet, Abad de Santillán y Federica Montseny y sus colaboradores…

La ausencia de García Oliver hace recaer todo sobre los hombros de Montseny, cuando aún hubiera sido posible que la acompañara a Barcelona tras el Consejo de Ministros del 7 de noviembre por la tarde. García Oliver, molesto, sugeriría en sus memorias que su colega ministro carecía de lucidez política para desbaratar la trama. En su opinión, ella sólo estaba dramatizando los debates con su angustiosa visión de la idea de que Madrid caiga. La no intervención de García Oliver en este momento clave sólo puede entenderse a la luz de las consecuencias que tuvo su no propuesta en el pleno del 21 de julio del 36 de «ir a por todas «30 , propuesta que finalmente fue rechazada mientras que las de Montseny y Santillán fueron aprobadas por mayoría. A partir de este momento clave, acabaría por plegarse a la voluntad mayoritaria de las autoridades de la CNT: tras un viaje relámpago a Barcelona, Prieto le convenció para ser ministro, mientras que Durruti 31 -previamente advertido por García Oliver de la llegada de Prieto ese mismo día a Bujaraloz, en el frente de Aragón- lo rechazó de plano.

Companys y Díaz Sandino estuvieron presentes en la reunión del Consejo de Defensa de los días 7 y 8 de noviembre. Habían convocado a los representantes de todos los partidos y sindicatos, así como a los delegados de las columnas y a los jefes militares… También estaba presente el cónsul general soviético, Antonov Ovseenko, muy activo desde hacía semanas. Durruti estaba allí y uno puede imaginar que todos los ojos estaban puestos en él. Se produjeron debates en los que el cónsul soviético quiso aportar su muy «desinteresada» contribución, a saber, enviar a Madrid entre 4.000 y 5.000 milicianos del frente de Aragón. Durruti percibió la maniobra comunista apenas velada y declaró que la mejor manera de defender Madrid era atacar de nuevo Zaragoza. Abad de Santillán cerró el debate proponiendo un número mayor -6.000 milicianos- que el del cónsul ruso, pero distribuidos de forma diferente, es decir, 2.000 de la columna de Durruti, 2.000 de la columna de Antonio Ortiz, 1.000 de la columna de Ascaso 33 y finalmente 1.000 de la división Carlos Marx del PSUC.

Durruti aceptó finalmente ir a Madrid, aunque sospechaba de una trampa tendida por los rusos y sus aliados, que esperaban hacerle morder el polvo y ya planeaban apoderarse de Aragón. El objetivo seguía siendo la neutralización de su Consejo Regional de Defensa 34, creado el 6 de octubre del 36, verdadera bête noire del PSUC y de Comorera, que llamaba a sus miembros «incontrolados». Durruti también aceptó por disciplina y lealtad a la organización después de haber escuchado a los dirigentes de la CNT y la FAI presionarle insistentemente. La muerte de Francisco Ascaso, su compañero de toda la vida, en julio, durante el asalto al cuartel de Las Atarazanas, le dejó solo para tomar esta decisión, de gran trascendencia política. García Oliver tampoco estaba allí. Sólo quedaron Montseny y Santillán para escuchar sus quejas. Durruti finalmente les dio la razón y confió en la promesa de Santillán de que él mismo encabezaría un destacamento de al menos 4.000 milicianos camino de Madrid. El 9 de noviembre, un pleno regional de la CNT y de la FAI refrendó las decisiones tomadas el día anterior en el Consejo de Defensa y redactó una nota en la que pedía a Durruti que fuera a Madrid sin demora 36.

La continuación de las negociaciones en Madrid y Valencia

La nota que ordena a Durruti ir a Madrid inmediatamente.

El 10 de noviembre Montseny y Durruti llegaron a Madrid por la mañana desde Barcelona. Montseny se reunió con el general Miaja a su llegada. Debieron discutir la creación de un Consejo Superior de Guerra (CSG), cuya decisión había sido ratificada el día anterior por un decreto firmado por Azaña.37 Pero Federica debió informar extraoficialmente a Miaja -aunque no hay pruebas de ello- de la inminente llegada de Durruti a Madrid, con parte de la columna. A las 15 horas se dirigió a los madrileños en Unión Radio (citado en el ABC del 11 de noviembre del 36) 38. Montseny no mencionó el nombre de Durruti en ningún momento y habló de la creación del «Consejo Superior de Guerra que unificará a todas las milicias bajo un mando único, responsable ante el Ejército Popular de la República y respetado por todos». Está claro que Durruti sigue resistiendo y no quiere un anuncio prematuro en Madrid: su presencia en la capital, para ver a García Oliver 39 y conocer su opinión, era una señal segura.

En la hipótesis que sigue, y si nos atenemos al relato de García Oliver, que es muy parco en fechas precisas en sus memorias, dice que conoció a Durruti a su llegada a las 9 de la mañana del 10 de noviembre. La prensa no menciona la presencia de Largo Caballero ni de García Oliver en Madrid ese día. Al parecer, García Oliver organizó una reunión para que Durruti hablara con Largo Caballero. Se dice que los tres hombres discutieron el nombramiento de Durruti como mayor a cargo del mando de tres brigadas mixtas de los 40.

Largo Caballero aceptó la propuesta de García Oliver, pero sólo en la medida en que era aplicable en un plazo de diez días.

Tras decidir inicialmente no viajar a Barcelona, García Oliver optó ahora por dar a Durruti los medios militares de su presencia en Madrid. En cierto modo, aprovechó su peso político y el de la CNT- FAI, reforzada por su entrada en el gobierno, con Buenaventura. García Oliver, intuyendo la trampa y la oukase impuesta a Durruti, no apreció las condiciones en las que se había celebrado la reunión del 7 y 8 de noviembre en Barcelona, y ahora pretendía recuperar el control. Pero, sobre todo, se veía convertido en el interlocutor privilegiado del Presidente del Consejo y Ministro de la Guerra. Este retraso de diez días -hasta el 20 de noviembre- permitió que la situación se calmara. Según García Oliver, Durruti quiso entonces reunirse con Eduardo Val y Cipriano Mera, para discutir con ellos las condiciones de su llegada a Madrid.

Durruti abandonó Madrid por la tarde y se dirigió a Valencia, donde al día siguiente, 11 de noviembre, se celebró un Pleno nacional de la CNT en el que se iba a discutir la nueva reorganización del ejército republicano y la militarización de las milicias. Durruti regresó a Barcelona esa misma tarde, donde comenzó una reunión del Consejo de Defensa de la Generalitat, para la que Santillán había convocado a todos los líderes de las columnas aragonesas41. Todavía reacio a irse a Madrid, Durruti propuso a Yoldi como candidato, pero Santillán se negó alegando que sólo su nombre debía tener repercusión en los madrileños. El resultado fue que Durruti partiría hacia la capital lo antes posible con 1000 milicianos y que allí uniría sus fuerzas con las de Mera; todas ellas quedarían bajo su mando. Durruti aceptó finalmente esta propuesta, creyendo sin duda que el poder militar así otorgado le daría por fin los medios necesarios para actuar junto a Mera y tener influencia sobre Miaja, Rojo y el PCE. También permitiría a las columnas anarquistas reanudar la ofensiva sobre Zaragoza en mejores condiciones. Por tanto, la propuesta de García Oliver de que Durruti fuera nombrado comandante antes del 20 de noviembre no fue tomada en consideración en la reunión del Consejo de Defensa.

En Barcelona, el día 12 de noviembre, Durruti tomó su decisión final. Llamó por teléfono a Bujaraloz para designar las centurias y sus delegados, y por la tarde participó «a la luz de los faroles «43 en la carga de armas para la columna en el puerto 44. Pero Paz (op. cit.) señala que no son de primera, -la calidad prometida- e incluso que la munición no coincidía. A su llegada a Madrid al día siguiente, Durruti se quejó a Santillán y le pidió que enviara 35.000 granadas con carácter de urgencia.

Pase de la Ministra de Sanidad, Federica Montseny, firmado por Largo Caballero

A su regreso a Valencia, según su relato 45, García Oliver dice que volvió a ver a Montseny y a Durruti. La discusión podría haber tenido lugar a primera hora de la mañana del 13 de noviembre, antes de que Montseny y García Oliver partieran hacia Madrid, donde asistirían a una reunión de la Junta de Defensa por la tarde 46. La discusión entre los dos ministros fue difícil. Según García Oliver, Federica Montseny consideró que la propuesta de nombrar a Durruti como mayor no era una petición de la CNT catalana. García Oliver estaba al tanto de la posición de Montseny y Santillán, que fue respaldada por Marianet. Montseny insistió en que Durruti no debía esperar, sino que debía ir a Madrid inmediatamente. García Oliver le hizo a Montseny una pregunta directa: «¿Quieres matar a Durruti?», señalando a los que mandaban a Durruti a dirigir un número ridículo de milicianos. Presionado por García Oliver para que se posicionara sobre el puesto de comandante, Buenaventura respondió que ya había informado de la propuesta a Montseny, Marianet y Santillán en la reunión de Barcelona de la noche del 11 al 12 de noviembre. García Oliver señaló entonces que Durruti no lo había defendido ante las autoridades catalanas.

Así, de la propuesta original hecha por Santillán los días 7 y 8 de noviembre, durante el Consejo de Defensa de la Generalitat, de formar un destacamento de 6.000 milicianos bajo el mando implícito de Durruti, a la cifra de 4.000 mencionada por la Soli el 12 de noviembre, se pasa a la movilización de un millar de milicianos sólo de la columna de Durruti, y a una posible unión de sus fuerzas con las de Mera en el lugar. En otras palabras, las autoridades catalanas de la confederación no se hacían ilusiones de que Durruti pudiera hacerse cargo de todas las milicias enviadas a Madrid. Por lo tanto, se abandonó la propuesta de un mayor de los tres BM, y su destino se selló definitivamente durante el debate de la mañana del 13 de noviembre en Valencia.

Los días 13 y 14 de noviembre, Largo Caballero y Del Vayo realizaron una visita de inspección y comprobaron la realidad de los combates en el frente sur de Madrid. El plazo inicial de tres a seis días, que Caballero había previsto para la caída de Madrid, quedaba ahora obsoleto. No buscó ver de nuevo a Durruti para obtener su respuesta. Probablemente el ministro de la Guerra ya estaba informado de las últimas decisiones tomadas en Barcelona por Santillán.

Lo principal es que Durruti ha aceptado finalmente venir a luchar a la capital y está de camino con sus milicias a Madrid vía Valencia. Según Ricardo Sanz, Durruti tomó la iniciativa de telefonear a Largo Caballero al llegar a Madrid el «11 de noviembre». Se dice que ha «explicado rudamente» sus primeras impresiones sobre el mal estado del frente y los defectos de la organización de la defensa:

El Ministro de la Guerra se excusó. Dijo que Durruti estaba autorizado a ocuparse, de acuerdo con el Estado Mayor, de la defensa de Madrid, organizada según los recursos existentes, que el Gobierno facilitaría las cosas por su parte y prestaría todo el apoyo posible a los defensores de la capital. Anunció la llegada de nuevas fuerzas internacionales, así como de aviones y algunos vehículos blindados. 48

Capítulo II – Los tejemanejes de la Junta de Defensa y la llegada de Durruti a Madrid

La batalla de Madrid: el PCE avanza a costa de la CNT en el Centro

En la noche del 6 de noviembre, la principal obsesión de los soviéticos y de sus subordinados del PCE y de la JSU seguía siendo la cuestión de los prisioneros y la amenaza que la Quinta Columna suponía para la defensa de la capital. Dolores Ibarruri y toda la propaganda comunista en prensa y radio llevaban semanas inundando a la población con historias alarmistas sobre la Quinta Columna y sus miles de combatientes armados que acechaban en la sombra, dispuestos a entrar en acción para apoyar el avance de las tropas franquistas desde el interior. En cuanto a las cárceles, desde el abortado golpe de Estado estaban desbordadas por miles de presos, militares, burgueses, religiosos, militantes y políticos de los partidos de la derecha, ex ministros o diputados y miembros del partido falangista, que no habían podido salir de Madrid o simplemente habían optado por quedarse, apostando por el éxito del golpe.

El 31 de julio de 1936, el republicano de izquierdas Manuel Muñoz Martínez asumió la dirección de la DGS -Dirección General de Seguridad-, que pronto se convertiría en la cabeza de un nuevo organismo, el CPIP, Comité Provincial de Investigación Pública, creado el 4 de agosto de 1936. Sus principales funcionarios eran anarquistas, como Benigno Mancebo Martín, Manuel Rascón Ramírez y Manuel Ramos Martínez. El CPIP tenía poder jurisdiccional sobre todas las provincias que rodean Madrid. De los treinta miembros del CPIP, nueve son de la CNT-FAI y de las Juventudes Libertarias (FIJL). El PSOE, la UGT, el PCE, la JSU y el Partido Sindicalista tienen tres representantes cada uno. El resto proviene de los dos partidos republicanos. El POUM está ausente o se queda voluntariamente fuera. Por último, Manuel Salgado Moreira y Manuel González Marín, de la CNT, se encargaron de los servicios especiales de inteligencia del Ministerio de la Guerra. Las secciones locales de los distintos partidos y sindicatos se dedicaron a perseguir a los rebeldes y llevarlos ante sus propios tribunales. Además, los tribunales especiales del CPIP, que sesionan las 24 horas del día, juzgan y dictan sentencias. El PCE y la JSU fueron muy cautelosos y se encargaron, desde principios de agosto, de no nombrar a ningún dirigente comunista visible en las Cortes49. La mayor parte de los recursos se pusieron en un sistema situado lo más cerca posible de los locales comunistas, donde todo se gestionaba internamente.

Ante el avance de las tropas franquistas que convergían sobre Madrid, el PCE y la JSU pudieron contar con el Quinto Regimiento, conocido como el Quinto Regimento, creado el 18 de julio de 1950 bajo la dirección del Comintern italiano Vittorio Vidali, alias Comandante Carlos. Su fundador quiso convertirlo en el verdadero escaparate de los conocimientos militares del PCE y lo equipó con las mejores armas posibles. Todo fue posible desde la llegada de los primeros diplomáticos soviéticos a Madrid a finales de agosto, seguidos en octubre por los primeros contingentes militares rusos, sin olvidar el NKVD de siniestra reputación, que llegó en las maletas de los diplomáticos.

En la noche del 6 al 7 de noviembre, el periodista Koltsov, el general Gorev, el asesor militar Xanti y el jefe del NKVD, Orlov, estimaron el número de prisioneros en 8.000 y exigieron al joven consejero de Orden Público del PCE/JSU, Santiago Carrillo, que tomara medidas enérgicas. Todos ellos avalaron las redadas a gran escala -conocidas como sacas- en las cárceles, seguidas de ejecuciones sumarias y organizadas mediante convoyes de presos fuera de Madrid.

Desde la huida de Manuel Muñoz Martínez a Valencia el 6 de noviembre, la DGS está dirigida de facto por Segundo Serrano Poncela, del PCE/JSU.

Para superar las barricadas en todas las entradas y salidas de la capital controladas por las milicias libertarias, los estalinistas se pusieron en contacto con los consejeros de la CNT de la JDM a partir del 7 de noviembre para asegurar su colaboración. Mientras que Carrillo y los dirigentes de las JSU se adhirieron oficialmente al PCE la noche del 6 de noviembre, los dirigentes de la CNT reunidos el 8 de noviembre hablaron de las conversaciones en curso sobre el destino de los presos y del acuerdo alcanzado en el seno de las JDM con los que seguían llamando… «los socialistas que ocupaban el Ministerio de Orden Público». Por otro lado, Rascón Ramírez, de la CNT, y Ramos Martínez, de la FAI, se incorporan al Consejo de Investigación de la DGS, donde los comunistas tienen mayoría. Así, el PCE dejó actuar a los funcionarios del CPIP a su antojo, donde dominaban los demás partidos y sindicatos, pero donde los socialistas sólo estaban representados por Félix Vega Sáez, de la UGT.

Las sacas masivas comenzaron los días 28 y 29 de octubre y durante los primeros días de noviembre. Sabiendo que el gobierno quería salir de Madrid hacia Valencia desde hacía varios días, los comunistas esperaron pacientemente su momento. A partir del 6 de noviembre, el PCE, a través del Consejo de Orden Público de la JDM, tomó las riendas directamente.

La decisión adoptada sigue avalando el control del CPIP sobre la gestión de los presos. Concentrándose ahora en su nuevo objetivo de vaciar rápidamente las cárceles madrileñas, los comunistas crearon todo un sistema de capas a través de la DGS y el CPIP, minimizando su papel directo. Fueron las llamadas matanzas de Paracuellos y Torrejón de Ardoz, que duraron del 7 de noviembre al 4 de diciembre del 36. Pero el 12 de noviembre, ante las protestas del cuerpo diplomático a favor de los sublevados, Carrillo acabó disolviendo el CPIP y repartiendo sus miembros entre la DGS y los distintos cuerpos policiales. Muchos años después, acusó a los anarquistas de ser los únicos responsables de las masacres en las cárceles.

Sólo los anarquistas Melchor Rodríguez García y Amor Nuño Pérez se opusieron a las sacas. Melchor Rodríguez intervino enérgicamente, pero en vano, al día siguiente en la reunión de la CNT del 8 de noviembre. Este libertario sevillano fue uno de los fundadores de la FAI en 1927. Había sido nombrado Delegado General de Instituciones Penitenciarias el 9 de noviembre por el republicano Mariano Sánchez Roca, adjunto de García Oliver en el Ministerio de Justicia. Fue destituido de su cargo por García Oliver el 14 de noviembre. El día 12, García Oliver había asistido a una reunión con Montseny en el JDM, donde se discutió el destino de los presos. Rascón Ramírez, de la CNT de Madrid, se había quejado ante el Comité Regional de Defensa por las inoportunas intervenciones de Melchor Rodríguez. La decisión de García Oliver de alinearse con las posiciones de los libertarios madrileños sólo puede entenderse a la luz del apoyo que se espera a cambio del Comité Regional de Defensa para nombrar a Durruti en sustitución de Miaja. En medio de la ola represiva, Melchor Rodríguez fue a Valencia el 24 de noviembre del 36 para ver a García Oliver. En el camino, fue víctima de un intento de asesinato y más tarde se enteró por el viceministro de Justicia de que el culpable era un pistolero de la FAI. García Oliver se indignó y amenazó con llevar el asunto al comité nacional. El 1 de diciembre, volvió a nombrar a Melchor Rodríguez para el puesto de delegado especial de la Dirección General de Prisiones. En cuanto a los socialistas, conocían perfectamente la situación. Si Largo Caballero hubiera intervenido con firmeza desde el principio, siguiendo las recomendaciones de Melchor Rodríguez, el PCE -actuando siempre al límite y apoyándose en todos sus infiltrados en los demás partidos- habría sacado las consecuencias más allá de la simple disolución del CPIP.

Si nos atenemos a los hechos, los comunistas y sus aliados rusos habrán logrado sus fines al conseguir que el Comité Regional de Defensa de la CNT-FAI apoye su política represiva. Incluso antes de que se reuniera el 8 de noviembre, el comité nacional de la CNT se encontró con un hecho consumado: los socialistas y los republicanos se habían marchado a Valencia o se habían unido a las filas del PCE – JSU en masa, dejando el campo libre a los comunistas que ahora controlaban las principales palancas de poder dentro de la junta de defensa.

El PCE toma el poder a través de la Junta de Defensa. Acto final

El campo estaba ahora libre para Miaja y el PCE. Este último puso a Carrillo al frente del Orden Público, a Pablo Yagüe Estebaranz al frente del Abastecimiento y a Mije al frente de la Guerra. Y no había filocomunistas disfrazados, como el socialista Frade, por no hablar del propio Miaja, del que se decía que ya tenía el carné del PCE en el bolsillo. Amor Nuño y Mariano García ocuparon cargos desproporcionados a la influencia real de la CNT en Madrid: consejero de Industria de Guerra -Madrid estaba poco industrializado- y consejero de Información y Enlace, aunque este último cargo les permitía tener un firme control de la inteligencia.

La CNT de Madrid propuso el nombramiento de Durruti y Casado para dirigir el sector Centro

Simultáneamente, el 8 de noviembre, se reunieron las autoridades de la CNT de Madrid. Ante el hecho consumado de la venida de Durruti a Madrid por iniciativa de la CNT catalana, la CNT de la región Centro y el comité nacional también tuvieron que posicionarse rápidamente tras la creación de la JDM, que había cambiado la situación. Su plan inicial, concebido antes del 8 de noviembre, consistía en designar al tándem Durruti-Casado para dirigir la defensa de la capital. En ese momento, Durruti aún no había aceptado venir a Madrid; los emisarios de la CNT que habían ido a Aragón para convencerle no habían podido reunirse con él; sólo le habían transmitido un mensaje a través de Montseny.

Pensando en pillar desprevenido al PCE, que cada día se hacía más fuerte en la capital, y temiendo que la llegada de las Brigadas Internacionales reforzara el peso de los comunistas, la CNT de Madrid -contando con el apoyo de los cuatro ministros anarquistas- había ideado un escenario. Según Miguel Amorós 56, contó con los 10.000 milicianos de las columnas Mera, Del Rosal, Tierra y Libertad, Villanueva y Durruti, que coordinaría el comité regional de defensa de la CNT de Madrid, del que Eduardo Val era secretario. Contando sin duda con la complicidad de Largo Caballero, pensaron en sustituir a Miaja por Casado, puesto a las órdenes de Durruti.

Durante las negociaciones para la entrada de los ministros de la CNT en el gobierno, en octubre, ya se había hablado de que Durruti vendría a defender la capital y que, por tanto, sería nombrado, con el acuerdo de Largo Caballero, el gran jefe militar de la defensa de Madrid como
«generalísimo del sector Centro». ¿Estaba este nombramiento en la «cesta de la boda» durante las negociaciones finales – entre el 1 y el 4 de noviembre – sobre la entrada de la CNT en el gobierno?57 El siguiente pasaje del acta de la reunión de la CNT del 8 de noviembre, relativo a una propuesta hecha «por el Gobierno hace unos ocho días», podría sugerirlo, ya que se refiere a la fecha del 1 de noviembre; en cualquier caso, está claro que Durruti la rechazó:

Se da cuenta de la negativa de Durruti a la propuesta de nombramiento de Generalísimo del Sector Central que le hizo el Gobierno hace unos ocho días, así como de la situación de las fuerzas que envía a Madrid y del viaje de dos miembros del Comité Nacional para reunirse con él y convencerle de la necesidad de su presencia aquí. 58

González Inestal -no está claro si habla en su nombre o en el de la mayoría de los miembros presentes- denunció la falta de cohesión de todo el entramado militar en torno a Madrid; se reiteró la propuesta de unificar los mandos de la Región Centro bajo la autoridad de Casado. Se descartó cualquier riesgo de «competencia» con Durruti:

Sobre la rivalidad que pueda existir entre Casado y Durruti por la venida de este último, todos consideran que no habrá ningún problema ya que uno es técnico militar y puede ponerse a las órdenes del otro, que debe ser quien, con su presencia, levante la moral de todos los combatientes de este Sector. 59

Propuso que se diera un ultimátum de cuatro horas al Gobierno para que Largo Caballero firmara un decreto nombrando a Casado como jefe de operaciones. Añadió que el Presidente del Consejo tendría que ser desautorizado si se negaba. González Inestal entendía que Miaja y Rojo, nombrados respectivamente jefe de la Junta de Defensa de Madrid y jefe de Estado Mayor de Miaja, estaban en manos de los rusos, y que Casado -más capaz militarmente, según él, y además muy hostil a los comunistas- sería una garantía para la CNT. El 8 de noviembre fue también el día en que el PCE, con su 5º regimiento, todos sus comandantes y soldados rusos, sus tanques y aviones, desplegó la alfombra roja para Miaja. Todos están a las órdenes del presidente de la Junta para iniciar la batalla de Madrid, como informa Bolloten.

¿Qué valor puede tener entonces la propuesta de nombrar a Durruti «generalísimo del sector Centro» o la del tándem Durruti-Casado discutida el 8 de noviembre?

El 4 de septiembre de 1936, tras la caída de Talavera de la Reina el día anterior, Largo Caballero sustituyó a Giral como presidente del Consejo y asumió el cargo de ministro de la Guerra. Ese mismo día, nombró al Coronel Asensio Torrado como General del Teatro de Operaciones Militares de la Zona Centro (TOCE) por decreto, publicado en la Gaceta de Madrid. Se le encomendó la tarea de desplegar las milicias al oeste de Madrid e impedir el avance de las tropas de Yagüe sobre la capital. En una segunda fase, el 23 de octubre de 1936, el general Asensio fue nombrado subsecretario del Ministerio de la Guerra, Pozas se hizo cargo del TOCE y Miaja de la 1ª División Orgánica 60 del ejército. Los tres puestos estratégicos estaban así cubiertos cuando se celebró la reunión de las autoridades de la CNT en Madrid el 8 de noviembre. Pero esta primera reorganización del ejército del centro fue sólo temporal. El frente al suroeste de la capital ya se estaba resquebrajando por todas partes y, a finales de octubre, los «nacionales» estaban a las puertas, al sur de Madrid. Sólo se vieron retrasados en su avance por la decisión política de Franco, el 20 de septiembre, de trasladar las tropas desde Yagüe y llevarlas al rescate del Alcázar de Toledo.

En realidad, todo lo que tenía que ver con la cuestión del «generalísimo del sector Centro», ya sea mencionado por Montseny o en la reunión de la CNT del 8 de noviembre, ya había sido cuestionado el 6 de noviembre con la segunda reorganización militar de Madrid y los papeles asignados a Miaja y Pozas respectivamente. Miaja se hizo cargo de la defensa de Madrid y Pozas dirigió la Zona Centro. Así al Comité Nacional de la CNT en Madrid,

«los distintos miembros de Comités responsables de la Organización confederal en Madrid» discuten propuestas de doctement relativas a Durruti… que ya no son relevantes. Se trataba de la continuación de las maniobras directas e indirectas encaminadas a conseguir que Durruti viniera a Madrid a toda costa como señal de buena voluntad y apoyo político al gobierno de Largo Caballero.

En concreto, el Comité Nacional de la CNT renunció a ponerse al frente de la defensa de Madrid y a utilizar todos los medios, incluso los extrajudiciales, para imponer su política. Esto está muy lejos de los gritos de los anarquistas madrileños «¡Viva Madrid sin gobierno!» que se escucharon cuando el gobierno se fue a Valencia la noche del 6 de noviembre. Esta huida se consideró un abandono y el gobierno fue vilipendiado.

Mera no asistió a la reunión de la CNT en Madrid el 8 de noviembre, y nada más llegar a la capital, en la madrugada de ese mismo día, se reunió con Miaja en torno a las 11 de la mañana. Mera diría que los milicianos de la columna Del Rosal, al mando de Palacios 62, estaban a disposición de Miaja para entrar en combate a la mañana siguiente. Mera añadiría más tarde que Miaja le parecía bastante honesto, pero pronto se daría cuenta de que sólo estaba rodeado de comunistas y asesores soviéticos, que harían cualquier cosa por enviar a la milicia confederada a las zonas más expuestas.

La propuesta final de nombrar a Durruti y Casado para dirigir la defensa de Madrid no sobrevivió a la adhesión de la CNT-FAI-FIJL a la Junta de Defensa. Pero no quedaría en el olvido, como veremos a continuación, con la propuesta de García Oliver del 14 de noviembre de sustituir a Miaja por Durruti al frente de la JDM.

Las condiciones de la llegada de Durruti a Madrid

Durruti llegó a la capital en la tarde del 13 de noviembre, y fue seguido al día siguiente por sus milicianos desde Barcelona vía Valencia. Las columnas de Aragón y Cataluña con mayoría del PSUC-UGT llegaron a Madrid el 12 de noviembre. Representaban una fuerza final de 2.500 hombres para la columna Libertad-López Tienda y la autoproclamada columna Carlos Marx. La fuerza de la columna Durruti al comienzo de Barcelona era de 1.200 milicianos, a los que se añadieron otros 300 por el camino. En una breve y lírica entrada en la página 5 de la edición del 12 de noviembre, Solidaridad Obrera ya vio la sombra de Durruti en Madrid desde el 11 de noviembre y llegó a anunciar:

«¡Durruti, con 4.000 hombres, llega a Madrid!»63.

A la cabeza de una columna numéricamente débil y mal armada, sin los medios prometidos sobre el terreno por Largo Caballero, y con una CNT madrileña cortocircuitada por la de Cataluña, Durruti llegó a terreno minado. Cipriano Mera dijo que sólo lo conoció alrededor del 16 de noviembre. Miguel Amorós da una fecha más ajustada a la realidad, situando su encuentro en la tarde del 13 de noviembre en el Comité de Defensa de la CNT, en presencia de Eduardo Val. Cipriano propuso a Buenaventura que unieran sus fuerzas y las pusieran bajo el liderazgo de Durruti. Esta opción, que quería imponer a Miaja, resultó imposible porque la columna de Mera ya había sido comprometida por éste en otro sector. Mera y Durruti intentaron influir juntos en las decisiones militares, pero se encontraron aislados, sin margen de maniobra real, casi atados de pies y manos bajo las órdenes directas e innegociables de Miaja. Se convirtió en una costumbre que Durruti tuvo que gestionar solo con su milicia y sin ayuda de tropas adicionales bajo su mando. Así lo haría, lanzándose de cabeza a la batalla en uno de los sectores más expuestos de Madrid.

Capítulo III – Una mirada retrospectiva a las diferentes propuestas de mando hechas a Durruti

La propuesta de García Oliver de poner a Durruti al frente de las tres Brigadas Mixtas (BM)

Una vez instaurado el nuevo gobierno el 4 de noviembre, Largo Caballero tenía todo el interés en aprovechar las buenas relaciones con sus nuevos amigos de la CNT. El objetivo era avanzar rápidamente hacia la militarización de las milicias y reorganizar el ejército, rebautizado como Ejército Popular de la República (EPR). Por ello, impuso la creación de un Estado Mayor Central (oficializado el 20 de noviembre de 1964) bajo la autoridad del Ministro de la Guerra. La prioridad era contar con funcionarios de confianza que ya no estuvieran bajo el control del PCE como Miaja y Rojo. Este plan preveía la militarización de las milicias de los partidos, sindicatos y organizaciones a través de la constitución de las BM, que se estaban preparando desde mediados de octubre del 36. En estas condiciones, pedir, el 10 de noviembre, que Durruti fuera nombrado al frente de tres BM, como hizo García Oliver, equivalía implícitamente a avalar la militarización de las milicias en curso. Ya había aceptado el principio al apoyar el decreto de militarización del 24 de octubre en Cataluña. La reticencia de Durruti es comprensible.

Si volvemos a la idea original de García Oliver, sólo cuatro BM -el 2, el 3, el 5 y el 6- eran realmente capaces de participar en la batalla de Madrid del 5 de noviembre de 1936. También hay que contar con la 1.ª BM de Líster, ya situada al sur de la capital. Las 4 BM formadas a principios de noviembre no participarían en la batalla de Madrid hasta el día 17. Por lo tanto, no había ninguna BM disponible que pudiera ser dirigida por Buenaventura, ya que las seis BM estaban bajo el control directo del PCE. Este último habría hecho de esto un casus belli con Largo Caballero y se habría negado a ceder cualquier mando.

El 18 de octubre se crearon las seis primeras Brigadas Mixtas, aunque su organización tardaría en completarse. La primera fue dirigida por Enrique Líster, la segunda por Jesús Martínez de Aragón, la tercera por José María Galán, la cuarta por Eutiquiano Arellano, la quinta por Fernando Sabio y la sexta por Miguel Gallo Martínez. De los seis primeros comandantes de las Brigadas Mixtas, tres tenían carné del PCE (Líster, Arellano y Gallo). Varios de estos comandantes comunistas procedían del Quinto Regimiento, que se había distinguido en los combates alrededor de la capital durante los primeros meses de la guerra65 .

Completamos este utilísimo apunte sobre la creación y composición de las diferentes BM: la 2.ª BM estaba al mando de Martínez de Aragón 66 que se incorporó al V Regimiento del PCE después de julio del 36. La 3 BM estaba al mando del teniente coronel José María Galán, que se había incorporado al PCE en julio de 1936. 67 Lo mismo ocurre con la 5ª Brigada al mando de Sabio Dutoit 68, jefe honorario del Quinto Regimiento. Todos estos oficiales comunistas o filocomunistas, bajo la dirección del comandante Carlos -cuyo verdadero nombre era Vittorio Vidali, emisario de la Comintern junto a Modesto y Valentín González, conocido como El Campesino- habían participado de hecho en la creación del 5º Regimiento ya el 20 de julio de 1936. El

El Quinto Regimento debía servir de matriz al PCE para el futuro EPR con el fin de atraer a los oficiales de carrera ofreciéndoles un cuadro militar tradicional y disciplinado alejado del espíritu de las milicias confederadas. 69

García Oliver no dijo qué BMs tenía en mente. Su idea era atractiva sobre el papel, pero tropezó con dificultades insuperables, ya que las seis BM estaban bajo el mando comunista, y Durruti se quedó sin tropas de facto, al igual que todos los delegados de la columna desde el momento en que se unieron a una brigada mixta.

Nombrar a Durruti como mayor en Madrid habría sido, al parecer, más grandioso por parte de Largo Caballero que nombrarlo en lugar de Miaja. Cada BM tenía una fuerza media de 4000 hombres. Tres BM formaban una división que podía ser comandada por un mayor, el rango más alto disponible para un civil de las milicias. Una vez que fue mayor, Durruti habría tenido 12.000 hombres bajo su mando. Esto no es ni más ni menos que lo que obtuvo Mera en marzo del 37 cuando comandaba la 14ª división 70.

En una entrevista con Freddy Gómez en junio de 1977 71, García Oliver volvió a hablar de la marcha de Durruti a Madrid. Dijo que le había pedido que aceptara una propuesta, desconocida hasta entonces, de comandar… un cuerpo de ejército compuesto por tres divisiones:

P: Hay dos tesis contradictorias sobre la marcha de Durruti a Madrid: una afirma que se fue bajo coacción; la otra, que estuvo de acuerdo con esa decisión. ¿Cuál es su punto de vista?

R: Cuando se decidió enviar a Durruti y parte de su columna a Madrid, tuve la oportunidad de conocerle. Vino a Valencia y le acompañé a Madrid. Me explicó cómo habían tomado esta decisión Montseny, Santillán y Marianet. Le hicieron creer que era el único que podía salvar Madrid. ¡Pura demagogia! Durruti se resistió, pero al final cedió. En lugar de ir a Madrid en las condiciones en que fue enviado, le convencí entonces para que aceptara que el Ministerio de la Guerra le confiara el mando de un cuerpo de ejército. Con este proyecto regresó a Barcelona para elegir a compañeros de confianza de su columna para integrarlos en el cuerpo de ejército que iba a comandar. Pero Montseny, Santillán y Marianet volvieron a la carga, añadiendo una capa de demagogia: si Durruti no iba a Madrid, perdería su honor, dijeron. Así es como lo involucraron en este sucio negocio… Fue en Valencia una noche, mientras dormía en mi hotel, cuando me despertaron para comunicarme el cambio de programa. Abajo, Montseny y Durruti me esperaban en un coche. Escuché lo que tenían que decir y luego me dirigí a Federica:

«¿Qué quieres que hagamos, matarlo? Y, de hecho, fue enviado a la muerte. Las condiciones en las que Durruti se iba a Madrid eran increíbles. ¿De qué servían otros 200 o 300 hombres en un frente que ya contaba con unos 200.000 hombres? ¿Qué podía hacer Durruti en una ciudad que desconocía, donde sus hombres estarían bajo el control del Estado Mayor y obligados a seguir sus decisiones estratégicas? Mi propuesta era muy diferente: un cuerpo de tres divisiones bajo su mando con autonomía de mando. Repito: en las condiciones en que Durruti partió hacia Madrid, su muerte era segura.

Sin embargo, en sus memorias escritas en la misma época, García Oliver se refirió a su propuesta de un mayor de tres BM, el equivalente a una división. Hay cierta confusión entre la fuerza de un BM y una división, pero la idea está ahí.

Entonces, ¿contaba con que las milicias confederadas se militarizaran para constituir nuevos BM concedidos a Durruti? El periodista y escritor anarquista Eduardo de Guzmán cita la cifra de 65.000 combatientes contabilizados a finales de enero del 37 sólo para las milicias confederales del sector Centro 72. Recordaremos también [ver arriba p. 16] el escenario de la CNT en Madrid contando con 10.000 milicianos, y la declaración de González Inestal el 8 de noviembre, señalando que 15.000 hombres estaban completamente inactivos en el sector Central, incluyendo las columnas que operaban entre Toledo y Aranjuez.

Tras la reunión con Federica y Buenaventura el 13 de noviembre en Valencia, García Oliver no volvió a mencionar el cargo de mayor. Sin embargo, no quería renunciar a Durruti y se aferraba a la idea de verle sustituir a Miaja, que había caído rápidamente en desgracia con Largo Caballero.

Largo Caballero -el Lenin español del 73- era un político astuto y manipulador. Conocía muy bien a la CNT, ya que la había combatido ferozmente cuando era concejal bajo la dictadura de Primo de Rivera, y pensaba que podía utilizarla para servir mejor a sus propios intereses. En su Mis recuerdos. Cartas a un amigo 74, Largo Caballero no menciona ninguna propuesta de nombramiento de Durruti como ministro, mayor o generalísimo en lugar de Miaja. Se puede objetar que, una vez muerto Durruti, no tenía sentido volver a examinar lo que había quedado en estado embrionario. Pero esto demuestra el «respeto» que tenía por Durruti, a quien sabía inflexible. Cabe destacar que Durruti sólo se menciona una vez, el día de su muerte, y García Oliver ¡cuatro veces! Se trata de un récord escaso para la CNT y para García Oliver, que se veía como interlocutor y socio privilegiado de Largo Caballero, y como aliado contra la hegemonía rastrera del PCE.

La creación del Consejo Superior de Guerra (CSG)

La creación del CSG el 9 de noviembre del 36 a las 16.75 horas [cf. supra p. 10] no fue más que la continuación de una serie de reivindicaciones realizadas por separado por la CNT y el PCE a Largo Caballero entre septiembre y octubre del 36.

Desde finales de agosto, las autoridades de la CNT estaban considerando la idea de disolver el CCMA y negociar directamente con Largo Caballero con vistas a formar «un gobierno obrero de base formado por la CNT y la UGT, denominado Consejo Nacional de Defensa «76 . Esta solicitud fue realizada por la CNT tras la disolución oficial de la CCMA el 2 de octubre.

«Caballero se inclinó por aceptar esta propuesta, pero fue llamado al orden por su supervisor Rosenberg. 77 Y en un informe enviado el 17 de octubre 78 a la Comintern, André Marty 79, inspector general de las Brigadas Internacionales, recordaba que el Comité Nacional de la CNT había exigido que el «Consejo de Defensa Nacional» estuviera presidido por Largo Caballero y compuesto por cinco representantes de la UGT, sindicato vinculado al PSOE, cinco de la CNT y cuatro republicanos. Marty señaló que los comunistas no formaban parte de él -la respuesta irónica de la CNT al CC del PCE fue que ya estaban muy bien representados, ya que el PCE estaba presente en la UGT, y que ya se había llegado a un acuerdo con los socialistas. Más adelante, Marty menciona una reunión entre Mije y Largo Caballero el 17 de septiembre de 1936 para proponer a este último la creación de un consejo militar. Largo Caballero sería su presidente con los siguientes miembros: el socialista Indalecio Prieto, el Mije -el ex CNT que se había hecho comunista, el republicano de izquierdas Just- y el «presidente de la CNT», que sólo podía ser Horacio Prieto. Entonces, el 30 de septiembre de 1936, una delegación del CC del PCE -Díaz, Mije y los ministros Uribe y Hernández- volvió a exigir la creación de un comité militar y una plantilla del Ejército del Centro con soldados procomunistas. Marty vio la mano de los anarquistas en la nueva negativa del Presidente del Consejo.

El 15 de octubre de 1936, Largo Caballero dio por fin una respuesta seca y firme a los dictados del PCE al crear una Comisaría General de Guerra 80. Su misión era esencialmente ser un órgano de propaganda a través de periódicos, revistas y actividades culturales para inculcar un espíritu unido y combativo entre los milicianos, los soldados y los militares republicanos profesionales.

Largo Caballero presidió el CSG el 9 de noviembre antes de partir hacia Madrid. García Oliver fue el único ministro cenetista que participó. Entre los más conocidos estaban el ministro de Agricultura del PCE, Uribe, y el ministro de Estado y comisario general de Guerra, Del Vayo 81. La reunión terminó a las 20.15 horas. Las siguientes reuniones se celebraron siempre después del Consejo de Ministros, en principio cada dos días. En este contexto, García Oliver propuso a Largo Caballero que Miaja fuera sustituido por Durruti.

García Oliver maniobra para que se nombre a Durruti en lugar de Miaja

Leyendo los periódicos madrileños, incluido el monárquico ABC, convertido en republicano de izquierdas, es posible fechar las respectivas estancias en Madrid de García Oliver, Álvarez del Vayo y Largo Caballero -miembros del CSG-. En sus memorias -en las que a veces es difícil orientarse, ya que los acontecimientos están muy entrelazados- se dice que García Oliver propuso a Durruti como candidato a sustituir a Miaja, que había sido nombrado presidente de las JDM el 6 de noviembre, el día de la constitución del CSG, el 9 de noviembre. Al parecer, García Oliver hizo esta propuesta sin molestarse en informar a Buenaventura. El ministro de Justicia había entendido que Largo Caballero quería deshacerse del general al que consideraba desleal con el gobierno. Luego, tras reunirse con Durruti al día siguiente, el 10 de noviembre en Madrid en presencia de Largo Caballero, García Oliver hizo una segunda propuesta: nombrar a Durruti como mayor de las tres BM. Volveremos a hablar de esto más adelante.

Si el Consejo de Ministros no pudo reunirse el 11 de noviembre en Valencia, debido al número de ausentes, entre ellos tres ministros, la siguiente reunión se celebró el 14 de noviembre en Valencia. Largo Caballero y Del Vayo regresaron de Madrid hacia las 19 horas, pero García Oliver y Montseny se habrían quedado en Madrid para asistir a la reunión de la JDM del 12 de noviembre, en la que se discutió el destino de los presos. Sin embargo, no se puede descartar la presencia del primero el 14 de noviembre en Valencia: García Oliver podría haber regresado físicamente al final del día, a tiempo para asistir al CSG 83.

El Consejo de Ministros del 16 de noviembre, seguido de la reunión del CSG, se reunió en Valencia, pero sin que la prensa se hiciera eco de ello. El hecho fue simplemente reportado por el periódico El Sol el 17 de noviembre, pero también fue certificado por La Libertad el mismo día. Dos días después, el 18 de noviembre, se celebró una reunión en Valencia, pero no hay información precisa en la prensa sobre el orden del día. García Oliver estuvo definitivamente presente en las dos últimas reuniones.

Un repaso a la rivalidad entre Largo Caballero y Miaja según Chaves Nogales

Más allá de estos encuentros, la propuesta de García Oliver sobre Durruti -cuya fecha trataremos el 984- se produjo en el marco de la recurrente rivalidad entre Largo Caballero y Miaja. Manuel Chaves Nogales se refiere a ello en una serie de artículos escritos y publicados en 1938 en la prensa mexicana -ahora reunidos en un libro La defensa de Madrid 85.

En estos textos, escritos en un estilo novelesco e influenciado por el comunismo, elogiaba repetidamente a Miaja y relataba diversos episodios del conflicto latente entre los dos hombres, en parte con el telón de fondo de los celos de Largo Caballero al ver a Miaja cubierto de gloria.

Desde el principio, Miaja no apreció las condiciones en las que fue nombrado presidente de la Junta de Defensa. Convencido de que Largo Caballero le tendía una trampa y de que Caballero había ideado un plan para sacrificarlo, Miaja se vio fortalecido y rejuvenecido por la adhesión de los partidos y sindicatos a su junta, y por el apoyo incondicional del PCE. En un clima de abandono y pánico, Miaja celebró que los estalinistas actuaran como garantes de la ley y el orden y asumieran el control de la defensa de la capital.

Si nos atenemos a la cronología, el relato de Chaves menciona al menos dos, si no tres, intentos de traer a Miaja de forma autorizada a Valencia, el primero de los cuales podría ser en torno al 9 de noviembre, y otro el 17. Cada vez, Miaja se negaba a obedecer o se las arreglaba para no venir. El 9 de noviembre, se negó a presentarse en Largo Caballero para no ser acusado de fuga. El día 17, ligeramente herido durante una excursión, se negó a moverse. Al ver que Miaja reclamaba que había perdido demasiado tiempo, Largo Caballero le respondió dos días después poniendo a su disposición una avioneta. Miaja juzgó entonces su tamaño indigno de su rango y temió por su propia seguridad. Los intercambios se habrían realizado con los teletipos 86.

La primera negativa podría explicar la salida de Valencia al día siguiente de varios ministros hacia Madrid, entre ellos Álvarez del Vayo, comisionado por Largo Caballero. Del Vayo asistió a una reunión del JDM a su llegada el 11 de noviembre. La crónica de esta reunión en la prensa madrileña alude a este conflicto de poder en el que hay que reafirmar que «la Junta de Defensa de Madrid es sólo una extensión del Gobierno», cortando así las palabras del ministro de la Guerra, que veía a Miaja decidiendo todo por su cuenta y tomándose por el Gobierno:

El Ministro de Estado, presente en la reunión, dio cuenta de la situación internacional en relación con los acontecimientos en España, y dijo que desde el traslado del Gobierno a Valencia la opinión internacional se había unido al Gobierno legítimo de España. El Presidente General consideró, y su opinión fue compartida por todos los presentes, que la Junta de Defensa de Madrid no era más que una prolongación del Gobierno legítimo de la República Española. (La Voz, 12 de noviembre del 36.) 87

A partir de este primer acto de insubordinación por parte de Miaja, el ministro de la Guerra podría haber considerado su destitución y afirmar así su deseo de seguir siendo el único jefe del ejército. En sus memorias, Largo Caballero escribe que «la Junta de Defensa de Madrid se constituyó en abierta oposición al gobierno, a pesar de las órdenes dadas».88

Cuestiona la lealtad del ministro de la Guerra al gobierno. 88 Cuestiona la lealtad de Miaja al gobierno, pero nunca menciona la propuesta de sustituirlo por Durruti. Para proteger sus propios intereses, y probablemente sabiendo que Azaña no estaba de acuerdo con él, Largo Caballero mantuvo a Miaja en su puesto durante ocho días, el tiempo necesario para que Durruti -como posible sustituto de Miaja- se diera a conocer en Madrid. Según García Oliver, Largo Caballero anunció al CSG que él mismo iría a Madrid para hablar con Durruti y entregarle el puesto de mando.

García Oliver al frente (continuación)

En sus memorias, García Oliver se refiere a su propuesta de nombrar a Durruti para sustituir a Miaja en la primera reunión del CSG. Resume su intervención de la siguiente manera:

Parece que se trata de proponer a alguien que, sin ser militar, no carezca de capacidad de mando militar, y que como civil no tenga la tentación de convertirse en jefe de gobierno. Me atrevo a sugerir a Durruti, que ya conoce los problemas de Madrid desde hace unos días, y que, según tengo entendido esta mañana, está ahora en el frente con su columna. 89

La alusión al peligro que representa Miaja es evidente, y Largo Caballero, satisfecho, no podía sino aprobarlo. Si esto es cierto, la fecha de la propuesta de García Oliver sería lógicamente el 14 de noviembre del 90. Efectivamente, Durruti llegó a Madrid la tarde del 13 de noviembre y, junto con García Oliver, asistió a una reunión de los jefes militares de la Junta de Defensa. Los soviéticos estaban presentes, entre ellos el escritor y periodista de Pravda, Mikhail Koltsov. Toda la columna Durruti no llegó a la capital hasta el día 14 de noviembre, y fue colocada por Rojo esa misma noche en el sector clave de la Casa de Campo en preparación de una ofensiva prevista para la mañana del 15 de noviembre. García Oliver y Montseny decidieron no volver enseguida a Valencia y se quedaron en Madrid para participar en la reunión de las JDM del 14 de noviembre a última hora de la tarde.

Fue en base a lo que observó tras su llegada con Durruti a Madrid que García Oliver propuso que se nombrara a Durruti en lugar de Miaja: sabía desde el día anterior que Durruti no había defendido su propuesta de nombramiento como mayor, que había sido torpedeada por Santillán y Montseny. Al no tener más noticias de Largo Caballero sobre este punto, y en vista de la urgencia de la situación ante la escasez de recursos militares de que disponía Durruti, tomó la decisión de ayudar a su amigo lo mejor posible. ¿Se informó a Durruti de esta iniciativa? Es probable que no lo fuera. García Oliver parece haber actuado solo y sin ninguna conexión con el Comité de Defensa de la CNT en Madrid, por lo que Val y Mera no sabrán nada de este episodio.

Mientras tanto, en Valencia, Largo Caballero vaciló y no tomó ninguna decisión efectiva. Las repetidas negativas de Miaja a venir a Valencia pueden haberle irritado sobremanera. Como Durruti ya estaba en Madrid desde el día 13, no está claro por qué Largo Caballero pidió un retraso de ocho días el día 14 para darse a conocer.

Los relatos de Largo Caballero y García Oliver no entran en detalles sobre el conflicto con Miaja. De nuevo, la única fuente es Chaves. Cuando la guerra de trincheras no había terminado, un incidente aumentó la tensión: entre el 17 y el 18 de noviembre, Largo Caballero retiró tres BM y otros batallones del frente de Madrid 91. Según Chaves, el objetivo era lanzar una ofensiva bajo el mando de Pozas en la provincia de Toledo para aliviar la presión sobre Madrid, una ofensiva que finalmente resultaría un fracaso ya que Franco no mordió el anzuelo.

Largo Caballero vio en Miaja un rival que le hacía sombra. Le acusó de decidir solo en lugar del gobierno, e incluso de tomarse a sí mismo por el gobierno. «Caballero aspiraba a ser el libertador de Madrid -aunque desde fuera- y sus órdenes son imperativas», comenta Chaves. Largo Caballero también tuvo que responder a los ataques de los comunistas -apoyados por el embajador ruso Rosenberg y Del Vayo- que pedían la cabeza de Asensio, calumniado como el «general de las derrotas». Asensio, hombre de confianza de Largo Caballero, había comenzado a reorganizar el ejército republicano creando escuelas de oficiales.

En definitiva, ¿qué queda de esta propuesta de sustituir a Miaja por Durruti? Un intento de poner a Miaja en cintura, seguramente, pero sin consecuencias. Nombrar a Durruti suponía entrar en conflicto con Azaña, que desaprobaba cualquier destitución de Miaja. Según el testimonio de su sobrino 92 y ayudante de campo, Azaña respondió que no se atrevía a imaginar lo que pasaría en este último caso, porque «el pueblo y el ejército le quieren». Habría supuesto alienar a todo el Estado Mayor, así como a los partidos republicanos moderados, a los sectores hostiles del PSOE y al PCE. Esto habría provocado una crisis política y gubernamental en noviembre de 1936, que habría puesto fin a sus ambiciones como Presidente del Consejo y Ministro de la Guerra. Alabado por todos lados por una prensa madrileña que recibía órdenes de los comunistas, Miaja se consolidó como el salvador de Madrid y vio así cómo su destitución se convertía en una posibilidad lejana.

La trampa se cierra sobre Durruti y su columna

En La defensa de Madrid, Chaves describe a Miaja reprendiendo a Durruti y llamando cobardes a los milicianos por haberse retirado el 15 de noviembre de posiciones estratégicas en la zona de la Ciudad Universitaria. Este último episodio es bien conocido y fue denunciado por Paz y Amorós. En realidad, la culpa fue de los milicianos de las columnas del PSUC, la Carlos Marx y la Libertad – López-Tienda 93. Se produjeron incidentes con los milicianos de Durruti, que a su vez se vieron obligados a retirarse. Miaja amenazó con eliminar la columna Durruti y quitó la autonomía, como unidad, a la columna Carlos Marx del PSUC. Atrapada en un movimiento de pinza entre la columna Libertad-López-Tienda del PSUC y la XI IB del general comunista Kléber, la columna Durruti se encontró casi sola en el sector más expuesto, y salió muy debilitada en la mañana del 18 de noviembre.

Desde el principio, los milicianos catalanes bajo la influencia del PSUC se negaron a ser comandados por Durruti. García Oliver lo describe en sus memorias. En su compañía, Durruti se presentó a las unidades catalanas nada más llegar a Madrid la tarde del 13 de noviembre. Milicianos de las columnas Libertad y Carlos Marx le reconocieron pero, a pesar de sus explicaciones, se negaron a recibir órdenes suyas. Los dirigentes comunistas contestaron entonces insolentemente a Durruti y al ministro de Justicia que, a falta de una orden escrita del Consejo de Defensa de la Generalitat, sólo obedecerían las órdenes del comité militar del PSUC y las del jefe de operaciones del ejército de Madrid, que no era otro que el teniente coronel Rojo. Durruti quería intervenir con Miaja. García Oliver le disuadió y le aconsejó que tuviera cuidado, ya que el terreno estaba siendo minado por los comunistas. Miguel Amorós cuenta otra versión sustancialmente diferente, pero complementaria, a la de García Oliver. A pesar de las órdenes dadas el 14 de noviembre por Miaja y Rojo -de poner la columna Libertad-López-Tienda, reforzada por batallones de la división Carlos Marx, a las órdenes de Durruti-, los oficiales del PSUC se negaron a ser comandados por él.

En la junta de Defensa, Miaja y Rojo actuaron como si Durruti fuera su único interlocutor. En el organigrama del Estado Mayor 94, consideraban que todas las columnas catalanas estaban bajo la responsabilidad de Durruti en solitario… que, en consecuencia, siempre se veía acusado cuando los milicianos del PSUC abandonaban sus posiciones y huían de los combates. Además, Abel Paz señala que en el frente de Madrid y en las Brigadas Internacionales, la norma era tener un batallón en combate mientras otro descansaba durante 48 horas. Esta norma no se aplicó nunca a los milicianos anarquistas, que se comprometieron continuamente desde su llegada a Madrid. Agotados, mal abastecidos y bajo un constante bombardeo, los milicianos exigieron ser relevados. Durruti amenazó repetidamente con retirarlos y exigió en vano refuerzos a Miaja y Rojo, que dieron largas cada vez. De los 1.400 milicianos de la columna que entraron en la batalla en la mañana del 15 de noviembre, Sanz estimó que el 60% de ellos sufrieron pérdidas.

Tras los combates posteriores y la muerte de Durruti, sólo 300 milicianos permanecieron en Madrid con Sanz; el resto de los milicianos, disgustados y revueltos, convencidos de que sólo habían sido utilizados como carne de cañón, pidieron volver a Aragón.

Este fue el trato infligido a Durruti por los soviéticos de forma solapada para desacreditarlo y romper su prestigio, mientras que Chaves, en un arrebato lírico, acabó viendo morir a Durruti en combate, ¡una bala le atravesó el corazón!

La hipótesis de la organización de Miaja -en nombre de los comunistas- del asesinato de Durruti por el sargento Manzana

La hipótesis de que Miaja organizó el asesinato de Durruti por cuenta de los comunistas y que su asesor militar, el sargento José Manzana Vivó, fue el responsable del mismo, debe considerarse a la luz de este clima extremadamente complejo. El 9 de noviembre, la destitución de Miaja estaba en el aire y su sustitución por Durruti se anunció oficialmente el 14 de noviembre. El plazo para organizar una operación contra Durruti sigue siendo muy corto. Miaja, Rojo y todo el mando militar estaban muy ocupados con la ofensiva militar de las tropas franquistas. La caída de la capital pendía de un hilo. Todos sabían que Largo Caballero los vigilaba muy de cerca.

Finalmente, Durruti se quedó al frente de su única columna. No sería nombrado en lugar de Miaja, ni mayor, ni mucho menos generalísimo.

Al paso que iban los acontecimientos, tras la determinación de Miaja -apoyada por el PCE- de desobedecer a Largo Caballero, ¿era prudente que corriera el enorme riesgo de eliminar a Durruti? La batalla por Madrid estaba lejos de terminar. La imprevisibilidad de Durruti no facilita la organización de su eliminación física. Sólo alguien cercano a él podía hacerlo, y Manzana, convertido por los soviéticos, podría haber sido la persona adecuada. El asesor ruso y agente del GRU 96, que había estado al lado de Durruti desde su llegada a la capital -con el acuerdo de éste-, podría haber sido el encargado del caso de Manzana, encargado del trabajo sucio.

A su llegada a Madrid, el 13 de noviembre, Durruti se puso a las órdenes de Miaja y Rojo, y según Koltsov -pero esto es negado por Paz- solicitó un sector de la capital donde las milicias anarquistas pudieran demostrar sus capacidades de combate. Y, como hemos visto, nunca podría unir fuerzas con Mera. No hay pruebas de que Durruti pudiera siquiera desafiar la autoridad de Miaja 97 en ningún momento de la batalla de Madrid.

Entonces, ¿qué sentido tenía que el PCE se precipitara y abriera las hostilidades con la CNT en ese momento? ¡El triunfo, en caso de victoria en Madrid, estaba asegurado y Miaja habría sido elevado al título de héroe nacional! A pesar de las maniobras de Largo Caballero para frenar su ascenso en el Estado Mayor del 98, el PCE avanzaba en el EPR y, a través del turbio papel desempeñado por Del Vayo, los oficiales comunistas estaban en buena posición para acceder a los puestos de mando. El verdadero objetivo del PCE podría haber sido el «Lenin español», que se negaba a la fusión de los dos partidos socialistas y comunistas, y ya no era el instrumento dócil que querían los soviéticos. Los soviéticos controlaban todas las grandes decisiones del PCE, hasta el punto de que el ex cenetista Díaz, convertido en su secretario general, exigía en vano más.

Capítulo IV – El papel crucial de los servicios secretos rusos

Hôtel Palace, Madrid, 7 de noviembre de 1936. De derecha a izquierda: Hadjí-Umar Mamsúrov, Luis Lacasa, Soledad Sancha, Alexander Orlov, Vladímir Górev, Mijaíl Koltsov, Iósif Rátner y Paulina Abramson. Foto de Roman Karmen
La segunda foto fue tomada por Paulina Abramson… la futura esposa de Xanti Mansurov, que fue asesor militar de Durruti durante la batalla de Madrid

La extrema especialización de los servicios secretos soviéticos

Los «chinos» -como se llamaba a los rusos en España- y Stalin en particular, siempre decidieron por sus propios intereses. No les importaba tener la aprobación de su aliado local para actuar. Basta con presentar al PCE un hecho consumado y exigir la obediencia a las órdenes procedentes de Moscú. Entre los anarquistas que habían tenido la oportunidad de conocer durante el breve verano de la anarquía, separaron rápidamente el grano reformista de la paja revolucionaria y tacharon a Durruti de irredento. A pesar de la victoria electoral del Frente Popular en febrero del 36, el PCE seguía siendo marginal y esperaba plenamente aprovechar la entrada en escena de los soviéticos a finales de agosto del 36. Los anarquistas, y en particular Durruti, eran mucho más útiles como espantapájaros para la pequeña burguesía y los pequeños propietarios. Preocupadas por el respeto del orden social y republicano, estas categorías representan la clientela potencial del PCE.

En el puesto de avanzada en Cataluña, Antonov Ovseenko era una figura central en el esquema. El cónsul dependía directamente de los altos mandos del Ejército Rojo y del Ministro de Asuntos Exteriores. Tenía la pesada tarea de gestionar los asuntos catalanes y de establecer contactos con la CNT y la FAI. La otra figura clave de Stalin era su emisario especial Mijaíl Koltsov, periodista de Pravda y jefe del departamento cultural del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde reclutaba y controlaba a los intelectuales en nombre del NKVD. Por último, el hombre encargado del trabajo sucio y principal organizador del NKVD es Alexander Orlov. Cuenta con la ayuda de un «ilegal» de 99 años, el llamado Grigulevitch, que vino de Sudamérica donde aprendió a dominar el español. Cada uno está en su sitio, con un papel muy preciso.

Si hubo una decisión de eliminar a Durruti, sólo pudo provenir de la cúpula de la jerarquía y debió contar con el asentimiento de Stalin. En España, en el otoño de 1936, los soviéticos ya estaban trabajando. La tarea era inmensa y se trataba de ir con paciencia y paso a paso. En el Levante, quedaba el «punto duro» de la Columna de Hierro, una verdadera obsesión del PCE. Paz y Amorós relatan que el 30 de octubre de 1936, durante el entierro de un delegado de la columna que había sido asesinado el día anterior en Valencia, francotiradores dispararon desde la sede del PCE contra los milicianos que habían acudido en masa al entierro, matando a más de un centenar de personas.

A la vista de la situación sobre el terreno, los rusos estimaron, basándose en los informes transmitidos por sus asesores militares y por Antonov Ovseenko, que Durruti no podría tomar Zaragoza, debido a la falta de un armamento importante. Además, el Consejo de Aragón era un modelo difícilmente exportable más allá de esa provincia. Los soviéticos dieron órdenes a los servicios secretos sobre el terreno para impedir que Durruti accediera a las modernas armas enviadas al puerto de Barcelona. El espía del NKVD Walter Krivitsky 100 relatará en sus memorias de 1939 que desde Moscú se transmitieron órdenes en este sentido. Esto representó un sabotaje organizado del frente de Aragón.

Un primer intento de sacar a Durruti de Aragón fue iniciado por Antonov Ovseenko. Propuso incluir a Buenaventura en la delegación de la CNT invitada a la URSS para el aniversario de la revolución rusa. El cónsul soviético presionó a Companys, que a su vez envió la tarjeta de invitación para Durruti al comité regional de la CNT, que se negó. Finalmente, fue Carreño, de la columna Durruti, quien acudió en su lugar, acompañado por Berruezo y Gudell. Durruti se expresó sin rodeos el 23 de octubre de 1936, en este llamamiento a los trabajadores rusos, reproducido en el número del 30 de octubre de 1936 del Soli:

Aprovecho para enviaros un saludo fraternal desde el frente de Aragón, donde miles de vuestros hermanos luchan, como vosotros hace veinte años, por la emancipación de una clase oprimida y humillada durante siglos…

Más adelante:

Es ahora en Occidente donde nace una nueva revolución y donde vuelve a ondear una bandera que encarna un ideal cuyo triunfo verá a nuestros dos pueblos, uno oprimido durante tanto tiempo por el zarismo y el otro por una monarquía despótica, unidos por lazos fraternales. Hoy, trabajadores rusos, nos corresponde poner en vuestras manos la defensa de nuestra revolución; no depositamos la más mínima confianza en ningún político de los llamados democráticos o antifascistas; sólo confiamos en nuestros hermanos de clase, los trabajadores, a quienes corresponde defender la revolución española, como nosotros mismos defendimos la revolución rusa hace veinte años.

A pesar del fracaso de la maniobra, los rusos fueron pacientes y siguieron vigilando a Durruti. Todavía habrá tiempo para ocuparse de él cuando llegue el momento 101. Barcelona y Cataluña siguen siendo objetivos prioritarios y es importante instalar el PSUC y sus afiliados infiltrados en todos los partidos y sindicatos, incluidas las filas anarquistas, de forma permanente. La toma de Aragón se produciría tras la toma del poder en Barcelona en mayo del 37. Los acontecimientos se llevarían por delante al POUM y a las tendencias radicales de la CNT, abriendo la puerta desde principios de agosto del 37 a la reconquista de Aragón por parte de Líster.

Parte de la respuesta a la muerte de Durruti seguramente está en los informes enviados a Moscú por los distintos agentes, legales o ilegales, de los servicios secretos destacados en España. Todavía son inaccesibles y su contenido podría indicar lo que conocían los agentes del NKVD o del GRU 102, empezando por Xanti, el futuro asesor militar de Durruti en Madrid cuando éste llegó el 13 de noviembre. Después de haber resuelto el problema de los prisioneros a su manera, Orlov y Ratner, el adjunto de Gorev, fueron a Valencia. Koltsov, Xanti y el general Gorev, que fueron directamente al cuartel general de Miaja y Rojo, se quedaron atrás. Dada la desesperada situación de Madrid, no había tiempo para ser quisquilloso y vacilar sobre el perfil político y la etiqueta de los combatientes y milicianos. Es vital salvar Madrid para consolidar el poder de los comunistas sobre el ejército y controlar el gobierno poniendo a los principales hombres en los puestos principales.

Una organización piramidal a la manera de las muñecas rusas…

Sobre el papel de los servicios secretos rusos NKVD y GRU, sin olvidar el de la OMS -la sección de enlace internacional de la Comintern vinculada a la antigua Cheka desde los años 20-, la lectura del libro 103 de Boris Volodarsky es de lo más instructiva. Se entiende mejor el reparto de funciones entre la Comintern y los servicios secretos, con una especialización extrema de los implicados y una eliminación selectiva de todos los internacionales más peligrosos, desde su punto de vista. Así ocurrió en mayo de 1937 con los asesinatos de Camillo Berneri, Francesco Barbieri y tantos otros que estaban en la mira de los soviéticos. Este podría haber sido el caso de George Orwell, que luchó en las columnas del POUM. Herido, fue evacuado a tiempo. No sabía que estaba en la lista negra de los servicios secretos soviéticos por «desviacionismo trotskista» 105. En cuanto a la represión del POUM y de los anarquistas, los subcontratistas locales del PCE y del PSUC, así como todos sus afiliados infiltrados en los órganos de seguridad de la República, participaron como ejecutores del trabajo sucio, siempre bajo la égida del NKVD. Orlov 106 -el gran organizador de la política soviética en España- era indispensable para todas las decisiones importantes, como la transferencia del oro del Banco de España o el «tratamiento» de los internacionales. Como líder inamovible de las Brigadas Internacionales, Marty estaba realmente en su lugar como sicario con derecho a vida y muerte, y era una de las mejores fuentes de información para la Comintern y la OMS, según Volodarsky. Según Preston, Marty denunció a Koltsov directamente a Stalin por interferir en los asuntos militares, y estableció contacto con Malraux y el POUM.

El PCE estaba dirigido en principio por la Comintern, pero el NKVD y el GRU tenían sus sucursales allí, por ejemplo Pedro Checa informaba al NKVD. El libro de Volodarsky no ofrece más información sobre Durruti. Un silencio ensordecedor rodea el tema. El autor debió considerar su venida a Madrid como un asunto catalán entre el PSUC, Companys y Antonov Ovseenko 108. Los archivos rusos están lejos de haber cedido todos sus secretos: el tema, como tantos otros, sigue siendo delicado más de 80 años después.

A lo largo de la guerra, asistimos a un vals de dirigentes enviados por la Comintern. El argentino de origen italiano, Codovilla, conocido como Luis o Medina, fue retirado de España en noviembre del 37 -ya había sido sustituido en julio del 37 por el italiano de la Comintern Togliatti, conocido como Ercoli, para ocuparse del PCE. El búlgaro Stoyan Minev, conocido como Stepanov, también siguió todas las reuniones del CC del PCE. El húngaro Gerö 109, conocido como Pedro, dirigió el PSUC durante toda la guerra. Participó en el asesinato del trotskista Wolf y estuvo estrechamente implicado en la desaparición de Nin.

Probablemente fue él quien vigiló a Antonov Ovseenko, que -aunque había tomado el Palacio de Invierno de Petrogrado el 17 de octubre- temía mucho a Gerö. Lo que siguió no demostró que estuviera equivocado. Antonov Ovseenko regresó a la URSS en agosto del 37 y fue detenido en octubre del 37, para luego desaparecer a principios del 38. Togliatti impuso una línea al PCE y Gerö controló al PSUC para hacer coincidir el conjunto según los equilibrios deseados por Moscú. Estos grupos comunistas de la Comintern y no rusos se libraron de las purgas y todos ellos desempeñaron un papel destacado en los PC europeos después de la Segunda Guerra Mundial.

Este no fue el caso de todos los servicios de inteligencia civiles y militares cuyos miembros eran soviéticos. La misión principal del GRU y de sus asesores militares era aprovechar la creación del PRT para colocar en él a los oficiales con tarjeta PCE. Sería sorprendente que el GRU participara en la eliminación física de Durruti, ya que esta tarea se solía dejar en manos de la policía del NKVD.

Los generales del GRU Berzin y Gorev 110 fueron llamados a la URSS en junio y octubre de 1937 respectivamente, para ser liquidados durante las grandes purgas del Ejército Rojo entre junio y julio de 1938. El GRU, Marcel Rosenberg y Antonov Ovseenko estaban efectivamente bajo la doble vigilancia del NKVD y de la Comintern 111. La desaparición de José Roblès 112 -que Volodarsky trata con la misma ligereza- parece estar directamente relacionada con la desgracia de Berzin. Sólo Orlov tenía el oído de Stalin y principalmente de Voroshilov. Voroshilov decidió a su favor en el conflicto con Berzin ir de la mano de Stalin, que estaba obsesionado con los complots y quería purgar todo el Ejército Rojo, incluidos los servicios de inteligencia.

Capítulo V – ¿Quién mató a Buenaventura Durruti?

Día del 19 de noviembre del 36. El sector crítico del Hospital-Clínica y el recorrido que hicieron Durruti y sus acompañantes.

La versión oficial de la «bala fascista» no se sostiene

En la mañana del 19 de noviembre de 1936, Cipriano Mera y Durruti intervinieron en una operación militar contra el hospital-clínica, dentro del campus universitario ocupado por el enemigo 113. Tras conocer el informe alarmista de Antonio Bonilla Albaladejo 114 que «la gente que había ocupado el Hospital-Clínica lo estaba evacuando»,115 Durruti decidió coger el coche e ir a verlo por sí mismo. Manzana le aconsejó que se quedara en el cuartel, ya que tenía que participar en la reunión de militantes prevista para la tarde, en el comité de defensa de la CNT, pero Durruti le contestó que «si realmente había una estampida, su presencia sería efectiva» (ibíd.), y se marchó, seguido por Manzana.

El Packard conducido por el chófer Julio Graves era el segundo de un «convoy» de tres vehículos ocupados por miembros del comité de guerra de su columna, según los ocupantes del último coche. Se dice que Durruti detuvo el Packard en un punto cercano a las casas de campo frente al Hospital-Clínica para acercarse a los milicianos que se encontraban en la carretera. Entonces, el conductor Julio Graves reemprendió la marcha y dio la vuelta, con Durruti gravemente herido en circunstancias que siguen siendo oscuras hasta el día de hoy. Murió a la mañana siguiente.

La CNT no tardó en hablar de la gloriosa muerte de Durruti en combate, víctima de una bala criminal del frente 116, y ésta sigue siendo la versión oficial hasta hoy. No se puede aceptar, ya que los médicos dijeron que la bala que alcanzó a Durruti fue disparada a menos de 50 cm de distancia. Y, según Antonio Ortiz 117, entró por detrás a través del omóplato izquierdo, cruzó el cuerpo de arriba abajo y salió por el pecho izquierdo. Además, según Bonilla, que iba con Antonio Lorente y Miguel Doga en el primer vehículo aparcado frente al de Durruti, a unos 20 metros, «esta zona no estaba batida»,

«esta zona no estaba bajo fuego», hecho confirmado por otros testigos.

Tras ver a Durruti entrar en el Packard, Bonilla lo vio alejarse a toda velocidad. Bonilla -que dijo no haber oído ningún disparo 119- corrió entonces al lugar de los hechos y preguntó a los milicianos qué había pasado: le respondieron que una persona había resultado herida.

Sólo los ocupantes del tercer coche que habían oído un disparo -José Mariño, Liberto Ros y posiblemente Miguel Yoldi- llegaron al coche de Durruti a tiempo de ver que estaba herido y lo llevaron al interior. Pudieron hablar con Manzana, según Liberto Ros, que se lo contó a César M. Lorenzo en 1975, quien volvería a hablar con José Mariño en la década de 2000. Tanto Ros como Mariño mencionaron un disparo accidental del naranjero de Manzana, según este último, y la posterior decisión de no hacerlo público.

A lo largo de los años se sucedieron otras versiones y subversiones que giraban en torno a esta teoría accidental, más plausible que la oficial a ojos de los milicianos, que conocían la peligrosidad de esta arma.

Algunos también se inclinan por la tesis del asesinato perpetrado por Manzana, o por uno de los milicianos abordados en la carretera.
Examinaremos las principales versiones que han circulado. Todas ellas se basan en las declaraciones del sargento José Manzana, que variaba sus explicaciones en función de con quién hablara. Está necesariamente en el centro del misterio cuidadosamente mantenido por la CNT. El otro testigo directo del tiroteo, Julio Graves, se alineó con la tesis oficial de la CNT-FAI, y no la cambió.

Durruti se mató accidentalmente con su naranjero

Una de las versiones -transmitida tres días después por García Oliver a Antonio Ortiz 120 y a Joaquín Ascaso en el funeral de Durruti 121- se refiere a un disparo accidental de Durruti con su propio naranjero al salir de su coche. El naranjero 122 – sería más apropiado decir aquí el subfusil Schmeisser MP28/II – es un subfusil conocido por su inestabilidad. En ausencia de un seguro, podía activarse con el más mínimo impacto en la culata, siempre que la palanca de amartillado estuviera en la posición delantera 123.

En 1993, Clemente Cuyás, que era uno de los chóferes de Durruti y miembro de su columna, declaró al diario El País que había estado presente ese día cuando se detuvo en la carretera, no se sabe en qué coche. Durruti habría hablado con los milicianos en presencia de Bonilla, uno de sus ayudantes, con el que estaba muy enfadado por el hecho de que los milicianos arrancaran las traviesas del ferrocarril para hacer fuego, acto que Durruti consideraba un sabotaje inútil, según Cuyás. Cuyás dice que el disparo mortal fue efectuado por el enfurecido naranjero de Durruti, que le golpeó en el estribo del Packard. Cuyás afirma -en total contradicción con los demás testimonios, incluido el de Bonilla- que presenció la escena, a cuatro metros de Durruti. Concluye diciendo que todos los testigos presentes -cuyos nombres no menciona, pero que fueron siete además de él- juraron guardar el secreto y mantener la versión del glorioso combatiente muerto en la batalla 124.

Según Enzensberger, Ricardo Rionda Castro recogió varios testimonios, entre ellos el de Manzana. Rionda da crédito a la versión según la cual Durruti estaba sentado en el Packard y sosteniendo «su» naranjero por el cañón. Al salir del vehículo, encajó el gatillo del subfusil contra el estribo, lo que provocó el disparo mortal. Rionda añade que el accidente fue inevitable porque Durruti fue descuidado e imprudente:

‘El naranjero es un arma terrible, se dispara fácilmente. Lo sé bien porque más tarde cogí el rifle de Durruti, el mismo rifle con el que se mató. Lo guardé hasta que me fui a Francia. Me vi obligado a dejarlo en la frontera. 125

Miravitlles126 , partidario de la «teoría del atentado» o de «un acto de venganza», dice que finalmente estuvo de acuerdo con la teoría de un accidente con el naranjero que llevaba Durruti, después de haberla discutido con amigos de Emilienne Morin (ibid, p. 299).

Llarch 127 también cuestiona la posibilidad de un accidente cuando Durruti se bajó del Packard con su naranjero en la mano.

En realidad, pocos testigos vieron a Durruti con un naranjero, e incluso García Oliver afirma que nunca llevó uno. Llevaba una Colt 45 en todo momento.

Esta segunda versión engañosa tuvo una larga vida, ya que en los años setenta todavía era retransmitida por Abad de Santillán 128. Sin duda, fue diseñado para que la militancia justificara el silencio que rodea a este acontecimiento 129. Y luego cortar cualquier hipótesis de un asesinato mantenido tanto por la base del movimiento como por los comunistas. Pero no podía sostenerse a los ojos de los médicos, ni de los que, como Ortiz, habían examinado la chaqueta de Durruti y habían visto la bala entrar en la parte superior de la espalda.

Manzana mató accidentalmente a Durruti con su naranjero

Manzana, como era su costumbre, llevaba su «naranjero» al hombro, y del cuello colgaba un pañuelo en el que apoyaba de vez en cuando su mano derecha, pues estaba herido en un dedo desde hacía algunas semanas. Durruti estaba aparentemente desarmado, pero llevaba, como es habitual, una «Colt 45» bajo su chaqueta de cuero.

En realidad, Manzana había sido herido el día anterior durante los combates de la columna en la zona de la Casa de Campo, pero más gravemente de lo que describe Bonilla, ya que tenía la mayor parte de los dedos vendados, como puede verse en la película soviética rodada el 19 de noviembre de 131. Bonilla afirma que ese día sólo Manzana salió con un naranjero. Esto puede parecer una decisión curiosa, ya que Manzana tenía una herida en la mano derecha, y usar un naranjero no era fácil en estas condiciones. ¿Es un reflejo militar?

El naranjero o MP28 es un subfusil que pesa unos 5 kg (incluyendo el cargador y la munición) y que debe utilizarse con ambas manos. Dispone de una palanca de amarre de tres posiciones:
la primera posición se utiliza para desmontar el arma y cambiar el cargador, la segunda posición o la del medio se utiliza para amartillar el naranjero antes de disparar. Un pulsador lateral situado encima del gatillo permite seleccionar el disparo único o la ráfaga. Para este último modo, el gatillo debe mantenerse presionado en todo momento.
Por último, hay una tercera posición que hace que el arma sea muy peligrosa al menor impacto, la posición de la palanca de amartillado hacia adelante. Al golpear la culata contra el suelo, por ejemplo, el conjunto de cerrojo y percutor se mueve hacia atrás, presionando el muelle interno, lo que permite la introducción automática de una bala en el cañón. El retorno repentino del percutor a su posición original desencadena entonces el disparo accidental.

¿Había introducido Manzana un cargador de munición en el lado izquierdo del MP28/II, lo que, dado el tamaño del vehículo, sólo podía dificultar su movimiento en el interior del mismo? Este soldado profesional sabía lo peligroso que era el naranjero, pero, al estar herido, puede haber tomado la decisión de moverse con su MP28/II cargado y listo para usar -en caso de ataque, su mano derecha en un cabestrillo hacía bastante complicada la maniobra de tener que enganchar el cargador y luego amartillar la palanca para usar su arma132.

Al observar el aspecto de un Packard de los años 30, uno de los vehículos que Durruti utilizaba para viajar, se aprecian dos detalles interesantes: las puertas traseras se abren hacia delante y se accede al interior tras subir a un imponente escalón. Como se puede ver en varias fotos de la época, Durruti era bastante alto. Para entrar en este tipo de vehículo por la parte trasera, casi hay que poner el pie en el escalón, tumbarse, doblar el cuerpo a unos 90° y deslizarse, para luego girar el cuerpo y sentarse en el asiento trasero. No es imposible que Durruti haya podido utilizar su mano izquierda -o su mano derecha si entró por la otra puerta trasera- para apoyarse en el asiento antes de sentarse.

No es imposible que, haciendo lo mismo pero en el lado contrario, por la puerta opuesta -con el brazo derecho en cabestrillo y su naranjero colgado del hombro o llevado en el lado izquierdo o en la mano izquierda- y teniendo que tumbarse como Durruti para entrar en el vehículo, Manzana golpeara inadvertidamente la culata de su naranjero contra la jamba interior de la puerta, provocando así involuntariamente el disparo mortal. Esto sería coherente con la trayectoria plana de la bala, el disparo a corta distancia y, sobre todo, su entrada por la parte superior del omóplato izquierdo.

En cualquier caso, esta es la explicación que Manzana dio a los testigos presentes el 19 de noviembre; de ellos, sólo José Mariño la pondría en duda (y esto hasta su muerte en 2013):

Según un antiguo miliciano de la columna de Durruti, [] José Mariño Carballada, Durruti estaba efectivamente acompañado sólo por Manzana y Graves, el conductor. Otro coche, en el que estaban el testigo y algunos activistas conocidos, como Liberto Ros y otros, estaba aparcado más lejos, entre 50 y 200 metros, pero fuera de la vista de Durruti. Un tercer coche, en el que iba, entre otros, Miguel Yoldi, estaba aún más lejos, y al oír un golpe en el lugar donde estaba Durruti, aunque la zona estaba tranquila, los ocupantes de estos dos coches llegaron al lugar, donde encontraron a un angustiado Manzana que les explicó que acababa de matar accidentalmente a Durruti. Según César M. Lorenzo, que tomó declaración a Liberto Ros y José Mariño, Graves ya había metido el cuerpo de Durruti en el coche con Manzana. Mariño, confirmando lo dicho por Liberto Ros, repitió a César M. Lorenzo lo que les había dicho Manzana:

«Cuando éste abrió la puerta para que su jefe subiera al coche, la ametralladora naranjera que llevaba en el hombro izquierdo golpeó el estribo, soltando una bala que alcanzó a Durruti, que estaba inclinado hacia delante, cerca del corazón.

Los testigos tuvieron que reaccionar muy rápidamente, antes de llevarse el cuerpo de Durruti, que aún no estaba muerto, y fue en esta premura cuando se desarrolló la tesis de la bala enemiga disparada desde el Clínico. Con la excepción de Mariño, parece que creyeron a Manzana (al igual que, por ejemplo, Liberto Ros, que hizo las mismas revelaciones a César M. Lorenzo hace mucho tiempo, pero que sin embargo veía a Manzana como «un buen tipo»), por su gran cercanía a Durruti, sobre todo después de la toma del cuartel de Atarazanas. 134

Posteriormente, César M. Lorenzo facilitó a los gimenólogos extractos más completos de su libro inédito, en los que cita con más detalle las palabras de Mariño:

A pesar de que estaban juntos no muy lejos del lugar donde Durruti recibió el balazo, la versión de su muerte que nos da José Mariño difiere radicalmente de la de Liberto Ros, quien, de hecho, se contentó con creer la palabra de Manzana. […] En cualquier caso, aquí está el testimonio de José en unos breves puntos. Vale lo que vale:
[…]
Julio Graves, el conductor, que permaneció al volante, afirmó que en el momento fatal estaba mirando hacia otro lado. […]
Las pistas, como los dos agujeros dejados por la trayectoria de la bala en la chaqueta de cuero de Durruti, demostraban que éste había sido asesinado casi a bocajarro, y de frente, por un disparo de pistola y no accidentalmente por una bala de naranjero.

A causa de una herida, el sargento Manzana tenía la mano derecha vendada y apoyada en un cabestrillo, pero era un campeón de tiro y podía apuntar con precisión con la mano izquierda. Llorando, golpeándose a sí mismo, gimiendo, representó la comedia de la desesperación una y otra vez.

La versión oficial de la muerte de Durruti (una bala perdida disparada a gran distancia) fue decidida a toda prisa, con extrema urgencia, por un pequeño grupo de dirigentes, entre los que se encontraban Eduardo Val, miembro del Comité Regional de la CNT de Madrid, los comandantes de la agrupación Ros y Mira, Miguel Yoldi, delegado del Comité Nacional en la columna de Durruti… Esperaban salvar el mito del gran revolucionario caído en el frente, al tiempo que salvaban el pellejo de Manzana, presuntamente inocente. Pero esta decisión, tomada por la mayoría de los presentes, no fue en realidad más que una evasión que provocó un enorme malestar y las peores sospechas, sin conseguir evitar la desmoralización de los milicianos. 135

César M. Lorenzo:

‘En cuanto escuchó las primeras palabras y los gritos de Manzana, José Mariño empezó a sospechar’, nos dijo. ¿Cómo pudo creer esta historia sobre una ametralladora que se disparó accidentalmente? ¿Y cómo es posible que un soldado profesional rompa tan imprudentemente las normas de seguridad más básicas sobre el porte y el mantenimiento de las armas? Todo sonaba mal, era un montaje premeditado», dijo. Concluyó: «Nunca lo sabremos con certeza porque nadie pudo o quiso realizar la investigación seria sobre el terreno -y en particular el estudio balístico- que se requería: ni Ricardo Sanz, sucesor de Durruti al frente de la columna, que llegó el 21 de noviembre, ni el Comité Nacional de la CNT -cuyo nuevo secretario general, Mariano R. Vázquez, acababa de llegar. Vázquez, acababa de ser elegido el 18 de noviembre para sustituir a Horacio Prieto, que había dimitido, ni los amigos más cercanos del fallecido, ni las autoridades de Madrid, ni el gobierno de la República.» (ibid.)

Así, ante las incoherencias de la versión oficial de la bala enemiga, la tesis más probable de un accidente involuntario a manos de Manzana 136 habría producido a su vez una subversión que veía a Durruti herido de muerte con su naranjero 137.

Hubo, pues, una versión oficial para «la masa» y la historia -el disparo del enemigo-; luego una versión para los militantes, que se convertiría en semioficial -el accidente provocado por Durruti-; y finalmente una versión «pirata» que circuló entre testigos y militantes que no pudieron refrendar las dos anteriores, y que acabó dejando huellas -el accidente provocado por Manzana-.

Hay una cuarta que ha pasado por la mente de muchos activistas -como Mariño-, la de un disparo deliberado de Manzana, o de milicianos encontrados en el camino. Queda por ver si se mantiene. En cualquier caso, fue el peor de todos para el movimiento. Toda la confusión en torno a este asunto, hasta el día de hoy, tenía como objetivo mantenerlo a raya, porque podría haber dado la razón a los estalinistas, que sostenían que Durruti había sido asesinado por sus propios compañeros: «Hasta ahora, nadie me había hablado de esta hipótesis de Manzana [disparo accidental]. Pero […] llegué a desconfiar de él. […] Me asustó, porque equivalía a facilitar la tarea de los estalinistas», escribió Paz a García Oliver en 1972.

La hipótesis de que Manzana disparó deliberadamente a Durruti con su pistola

Horacio Prieto, Utopistas (obra inédita, escrita después de la guerra, p. 123):

«Decía que había sido su hombre de confianza, Manzana, quien le había disparado con una pistola, involuntariamente, por supuesto; pero los de dentro decían, también, que habían sido sus propios amigos anarquistas quienes le habían matado.»

A pesar de tener el brazo derecho en cabestrillo, ¿podría Manzana haber utilizado su arma personal, una pistola de 9 mm utilizada en el ejército español, para ejecutar fríamente a Durruti? Para ello, tuvo que disparar con su mano izquierda buena, y Mariño informó que era igual de bueno con ambas manos. El gesto debía ser preciso, apuntando al corazón por encima del omóplato izquierdo y a corta distancia. Podía hacerlo en el Packard, bien desde el lado opuesto cuando entraba de cara a Durruti, que bajaba la cabeza para entrar en el coche; o bien por detrás, cuando Durruti salía del Packard de espaldas a él, por ejemplo, arrodillado para evitar ser un objetivo de un posible pistolero. En cualquier caso, el objetivo debía ser tal que pareciera un accidente.

Esto suponía correr enormes riesgos, ya que Manzana no podía ignorar la presencia de los jóvenes milicianos y del conductor, que ciertamente estaba de cara al volante, pero podía darse la vuelta en cualquier momento. A no ser que Graves fuera considerado cómplice activo del asesinato -y en ese caso todo es posible-, el disparo le habría hecho reaccionar de inmediato, y Manzana no habría tenido tiempo, inevitablemente, de volver a guardar su pistola en la funda -siempre situada en el lado de la mano derecha, visible en todas las fotos- que llevaba en el cinturón. En cuanto a Durruti, habría visto la escena antes de convertirse en víctima, incluso con la cabeza parcialmente agachada para entrar en el coche. Todo ocurrió en una fracción de segundo. Durruti habría gritado y nombrado a su asesino de alguna manera, pública o confidencialmente, en el Packard o en su cama de hospital, antes de desaparecer… Manzana corría un enorme riesgo al llevar a un Durruti aún vivo al Ritz.

¿Es concebible utilizar la propia pistola de servicio en condiciones más que peligrosas, y con la mano derecha lisiada? En cualquier caso, aprovechar la «ventana de oportunidad» del 19 de noviembre, cuando Durruti decidió en el último momento salir en un Packard, ¡fue toda una apuesta para Manzana! Por no hablar de la presencia de milicianos, posibles testigos de la escena. ¿No habría sido más plausible y juicioso que lo asesinara desde lejos un francotirador cuando se dirigía al frente con sus asesores militares?

La versión de un altercado que sale mal con los milicianos 140

En cuanto a su muerte, sabemos con certeza que la versión oficial de la bala perdida era tan falsa como la versión confidencial del disparo accidental de su «naranjero». Durruti fue asesinado de cerca, por la espalda, probablemente por un grupo de milicianos que huían de la batalla. Si este encuentro fue fortuito o provocado, se puede intuir pero no probar.

Miguel Amorós ha dedicado mucho espacio a las condiciones políticas que llevaron a Durruti al largo laberinto del que no salió vivo. No entra en los detalles que rodean a la muerte de Durruti como lo hizo Abel Paz. En su libro 142 y en la entrevista citada, se inclina por la hipótesis (tardía) planteada por Sanz 143 a partir de las declaraciones de Manzana: la de un disparo a bocajarro provocado por uno de los milicianos huidos con el que Durruti tuvo un altercado porque les había dicho que volvieran a la batalla.

Ahora bien, suponiendo que la bala entrara por el omóplato izquierdo, el arma en posesión de los milicianos debía estar elevada sobre la cabeza de un Durruti de pie. Esta hipótesis es dudosa: el tirador debía estar encaramado a un muro bajo o a un camión, posición que le exponía a posibles réplicas del enemigo desde los pisos superiores del Clínico, aunque la zona no estuviera muy expuesta ese día. Pero no se puede descartar que uno de los milicianos haya disparado a Durruti por la espalda a corta distancia mientras subía a su coche.

Además, al ver que el Packard regresaba a toda velocidad a la capital, Bonilla se bajó supuestamente de su coche y preguntó a los jóvenes milicianos qué había pasado: «Me dijeron que habían herido a alguien. Les pregunté si sabían quién era el hombre que les había hablado, y me dijeron que no. 144. Esta actitud silenciosa, por decir lo menos, de los autores de un tiroteo parece extraña y no encaja en este escenario.

En cualquier caso, ¿cómo se explica que el sargento Manzana, del que se decía que tenía muy buena puntería, no devolviera el fuego a los atacantes de Durruti? ¿Y por qué no se lo dijo inmediatamente a Ros, Yoldi y Mariño, en lugar de acusarse de un disparo accidental? ¿Fue cómplice de los «supuestos milicianos» encargados de liquidar a Durruti?

La chaqueta de Durruti, ausente en gran parte de la exposición de noviembre de 1938

Es necesario volver a un punto muy importante que Antonio Ortiz destacó en sus cartas a Téllez en 1978. Le cuenta su visita a París en el verano de 1939 para ver a Emilienne Morin, conocida como «Mimi», la compañera de Durruti:

[En la chaqueta] había una única entrada de bala a la altura del omóplato izquierdo, y una salida con un enorme desgarro en la parte delantera, con una trayectoria de más o menos 1-5 cm de diferencia. Es decir, cuando recibió el disparo, Durruti no estaba en el suelo.

Esta es la primera y única vez que esta chaqueta ha sido descrita de esta manera por un testigo en su totalidad. La única fotografía conocida del cuerpo de Durruti muestra su torso desnudo sólo de frente, con sangre corriendo por el costado a la altura del pecho izquierdo.

Llarch escribe que la chaqueta de cuero quedó en poder de un miliciano de la columna que se la llevó a París a Mimi a principios de 1939, después de haber sido utilizada por otro. Se menciona un agujero en la parte delantera causado por el proyectil, cubierto por una insignia militar. Llarch añade (op. cit., p. 212) que el aspecto del agujero indicaba que el disparo había sido efectuado a menos de cincuenta centímetros de distancia. Llarch también afirma que la camisa o guerrera de Durruti apareció con el pantalón, ambos de color caqui, así como el cinturón y la pistola 147 en una exposición organizada en Barcelona en noviembre del 37 por la 26ª División en honor a Durruti:

En la camisa, alrededor del orificio de la bala, no había ningún rastro de pigmentación como efecto innegable del disparo a corta distancia. El agujero de la tela estaba completamente limpio. Pero la canadiense que llevaba Durruti no apareció en esta exposición. (Llarch, op. cit. p. 209.)

La exhibición de la única camiseta 148 -suponiendo que fuera la de Durruti- podría así consolidar a los ojos de todos la teoría de una «bala fascista» disparada a 600 metros de distancia…

La fecha del 37 de noviembre de la exposición -cuya fuente parece ser Miravitlles- es retomada por Llarch y Enzensberger. Pero curiosamente, no hay rastro en la prensa catalana

La Vanguardia o La Soli – de cualquier exposición organizada por la 26ª División de Sanz en esta fecha en Barcelona 149. De hecho, se celebró del 15 al 30 de noviembre de 1938, en el segundo aniversario de la muerte de Durruti.150 Y el 20 de noviembre de 1938 se inauguró el mausoleo Durruti-Ascaso-Ferrer en el cementerio de Montjuïc, con discursos de García Oliver y Montseny, que hicieron el viaje.

El Dr. Santamaría recuperó entonces todos los efectos personales de Durruti y su maleta 151, e hizo que se los entregaran a Emilienne Morin, quien declaró al periodista Luís Artime en 1977, que contenía la chaqueta de cuero, una gorra, un cinturón con un Colt 45, prismáticos y varios papeles 152. La camisa y el pantalón debieron quedar en poder de la columna; dos meses después de la exposición, Cataluña cayó bajo el régimen de Franco.

En mayo de 1971, en Barcelona, Miravitlles dijo a Enzensberger que había examinado la camisa que llevaba Durruti el día de su muerte, que databa de noviembre de 37 :

La viuda de Durruti (¿o era el Comité Central de la CNT?) me envió, para una exposición en memoria de Durruti, la camisa que llevaba el día de su muerte. Examiné el orificio de la bala de cerca y fui asistido por un experto. Llegamos a la conclusión de que el disparo debió efectuarse a muy corta distancia, porque la tela presentaba rastros muy claros de quemaduras y pólvora. […] Pero conocíamos bien la mentalidad de los anarquistas. Sabíamos que en Madrid Durruti […] se había convertido en un verdadero militar. […] Se había mostrado implacable con ciertos dirigentes de las tropas anarquistas que habían olvidado sus deberes. […] Así es como llegamos a pensar que podría haber sido un acto de venganza.
[…] Unos días más tarde, cenaba con la mujer de Durruti, una francesa153].
¿Cómo murió? Debes saber la verdad.
Sí, lo sé todo.
¿Cómo ha ocurrido? Me miró a los ojos.
Hasta el día que me muera», dijo, «me quedo con la explicación oficial: un guardia civil le disparó desde arriba, desde una ventana», y en voz baja añadió: Pero sé quién lo mató. Era uno de los que estaban con él. Fue un acto de venganza. (Enzensberger op. cit. pp. 293- 294).

Según su propio relato, Emilienne Morin regresó a Francia poco después de la muerte de Buenaventura, en enero de 1937. Debió de hacer frecuentes viajes de ida y vuelta entre Barcelona y París durante ese año, ya que estuvo presente en Barcelona en noviembre de 1937 155. La biografía del diccionario Maitron 156 indica una fecha de regreso definitivo a Francia en enero de 1938.

A raíz de una pregunta de Paz 157, Emilienne Morin cierra el debate iniciado por Miravitlles respondiendo que sólo lo conocía de nombre, y que nunca había participado en este banquete… Paz, presente él mismo en esta exposición, está de acuerdo en que se presentó una «camisa» detrás de una vitrina, pero que ciertamente no se sacó para analizarla. Así, a efectos de su relato imaginario, Miravitlles sitúa el supuesto encuentro con Emilienne Morin en el 37, a raíz de la exposición… donde afirma haber visto pólvora en la camisa de Durruti…

Está claro que la chaqueta de cuero debería haber estado en el centro de todas las investigaciones, y si no fue expuesta en Barcelona en 1938, estaba en los objetos personales entregados

La razón por la que no se expuso en Barcelona en 1938 fue que se encontraba entre los objetos personales regalados a Emilienne Morin por el Dr. Santamaría, probablemente en el momento de su funeral, y quizás porque era mejor no exponerlo públicamente.

En la entrevista 158 de 1977, la compañera de Buenaventura dice que «nunca creyó en la teoría del accidente, pero nunca tuvo otra versión que la oficial de la CNT». Se puede ver que la primera versión «oficial» (la del fuego enemigo) ni siquiera se acepta aquí porque, a la vista del agujero en la chaqueta y de los restos de pólvora, concluyó que el disparo había sido efectuado a 20 cm de distancia. Reconoció que había pensado varias veces en un asesinato, pero que no había «ninguna prueba» y que «parecía demasiado grave». Sin embargo, no mencionó las observaciones realizadas por Ortiz en 1939.

Volviendo al Dr. Santamaría, en dos breves encuentros con Llarch, cuarenta años después de la guerra,159 éste mencionó restos de pólvora en la «prenda» de Durruti, y afirmó que una bala de 9 mm fue disparada a una distancia inferior a 50 cm. Esto significa que no habría atravesado el cuerpo tal y como se recuperó durante la autopsia, un hallazgo difícilmente compatible con un disparo a corta distancia y con armas tan potentes como la pistola Astra 400 o el naranjero -ambas del mismo calibre, el 9 mm Largo 160-.

Si el chaleco hubiera sido examinado por expertos después de 1945, el análisis balístico -como bien dijo César M. Lorenzo- habría dado su veredicto. Por su parte, Ortiz hizo otras observaciones y constataciones.

La versión de Ortiz, solo contra todos…

En 1978, Ortiz animó a Antonio Téllez a verificar sus observaciones, ya que pensaba que la chaqueta seguía en posesión de Émilienne Morin. No sabía que ya no era así, pues ella había quemado todas las pertenencias de Durruti en 1940. Esto indica que Ortiz ya no tenía ninguna relación con Mimi.

Antonio Ortiz había sufrido el oprobio del movimiento libertario tras huir a Francia el 5 de julio de 1938 a través de los Pirineos. Explicó el contexto en una carta enviada a la revista Triunfo nº 977. Unos días antes de su partida, se había negado a responder a una citación para presentarse en el cuartel general del Ejército del Este en junio de 1938 en Barcelona:

Ellos [los rusos] me esperaban escondidos detrás de los pinos, para convertirme en un héroe como Durruti… con una bala en la espalda 161

Juzgado como desertor desde entonces, la CNT lo condenó a muerte -García Oliver incluido-. Manuel Escorza del Val, que dirigía el Departamento de Investigaciones de la CNT-FAI, envió hombres a matar a Ortiz y Ascaso, entre ellos los hermanos José y Justo Bueno. Un intento de envenenamiento fracasó en Marsella a principios de septiembre de 1938. Lamentablemente, fue Emilienne Morin quien se procuró el arsénico, ignorando totalmente su uso 162…

Ortiz también era perseguido por el gobierno de Negrín, que había solicitado su extradición a las autoridades francesas, y fue detenido por éstas. Pero la persecución cesó con la caída de la República Española. Los fugitivos fueron liberados de la prisión de Marsella a principios de abril de 1939. Marginado y condenado al ostracismo durante el resto de su vida, su muerte en 1996 fue ignorada por la CNT: Ortiz fue tratado como una plaga.

No fue hasta la publicación del libro de Gallardo y Márquez, en 1999, cuando reveló su propia versión de los hechos, que ya aparecía en su correspondencia privada de finales de los años 70.

A continuación, fustigó a los autores de todas estas mentiras: la versión oficial de la CNT de la «bala fascista», así como la que se había convertido en la versión oficial de la CNT sobre la «bala fascista» y la versión ya no oficial del accidente con el naranjero

Como se puede ver, Ortiz pasó mucho tiempo intentando resolver este rompecabezas dando la vuelta a la chaqueta de cuero. Llegó a la conclusión de que alguien había disparado a Durruti por la espalda a corta distancia cuando éste se había tirado al suelo como medida de precaución al salir del Packard. Este último punto no se corresponde con la versión dada por Bonilla, que habría visto a Durruti volver al coche justo antes del disparo mortal 163.

Para Ortiz, «[…] la pregunta sigue siendo: «¿Por qué tanto misterio, por qué tanto juramento, por qué tantas mentiras […] secreto de Estado»? Convencido -por no decir obsesionado- de la culpabilidad de Manzana, Ortiz no exploró otra pista que la del asesinato.

En 1976, Bonilla también acabó hablando. Está de acuerdo con la teoría de que Manzana había provocado el accidente:

La bala que hirió mortalmente a Durruti salió del naranjero que Manzana llevaba en el hombro. Cuando se disponían a subir al coche para seguirnos, Manzana abrió la puerta para que Durruti pudiera subir al asiento […]. El naranjero se le escapó del hombro, la culata golpeó el estribo del coche, la ametralladora se disparó sola e hirió a Durruti. […] Siempre he guardado silencio sobre la cuestión de si el disparo fue accidental o no, porque quería comprobarlo personalmente con Manzana, pero nunca he conseguido volver a verle en los últimos cuarenta años. 165

La actitud de los médicos

La situación no se aclaró una vez que Durruti estuvo en manos de los médicos. El Dr. Fraile sólo encontró restos de pólvora en su camisa, lo que sorprendió a Ortiz, porque Durruti llevaba una chaqueta de cuero. Sin embargo, esto no es una contradicción, ya que algunos rastros de pólvora pueden haber pasado a través de la chaqueta, especialmente a corta distancia.

Dr José Santamaria Jaume

El Dr. Moya Prats, que examinó a Durruti el mismo día, dijo que como la bala había impactado en el pericardio 166 la herida era necesariamente mortal. El Dr. Santamaría prefirió buscar el consejo de un cirujano de renombre, el Dr. Bastos, para obtener una opinión experta sobre una posible operación. El Dr. Bastos, en sus memorias, relata cómo sintió un ambiente muy pesado cuando llegó. Se dio cuenta de que le ocultaban cosas y creyó adivinar que eran «sus propios compinches los responsables de su lesión». La versión de la bala disparada a 600 m de la Cité universitaire fue descartada desde el principio. Nos enteramos de que la bala atravesó la parte superior del abdomen y causó daños profundos en las vísceras. Esta descripción de los daños causados por la bala en la parte superior del abdomen no se corresponde con la fotografía del cadáver de Durruti. 168 Hay una herida claramente visible en el pecho izquierdo, cerca del corazón. El diagnóstico del Dr. Santamaría es más coherente con la realidad. Paz cree que cuando Bastos escribió sus memorias, debió confundir la herida de Durruti con otras miles observadas durante la guerra. Bastos añade que, años después, conoció a médicos (no menos de ocho en total, citados por Llarch) que habían presenciado la escena, y que seguían temblando.

De hecho, nadie se atrevió a decir más, ciñéndose a la versión conocida.

Llarch no conocía la versión de Ortiz cuando escribió su libro. Treinta años después, buscó reunirse con el Dr. Santamaría en Lérida y «el silencio fue la única respuesta». Santamaría aceptaría posteriormente responder a un cuestionario escrito dos meses después169.

En cuanto a la lesión, hay claramente dos versiones contradictorias sobre la entrada y salida de la bala. Llarch vuelve a las declaraciones de los médicos. El Dr. Santamaría, que realizó la autopsia -de la que no hay constancia escrita-, concluye que la bala entró por el lado del pecho hacia la axila. El Dr. Fraile habla de un agujero en la caja torácica. El Dr. Moya Prats escribe que la bala entró por debajo del pecho izquierdo y luego salió por la espalda con un orificio de salida mayor que el de entrada de la bala.

En el cuestionario de Llarch, el Dr. Santamaría considera que sólo es un médico y no un juez de instrucción. No quiso decir más sobre quién podría ser el responsable de la herida, pero se negó a respaldar la versión del naranjero que llevaba Durruti. Se puede adivinar la vergüenza de los médicos; se puede pensar que estaban unidos para no operarle, no queriendo ser culpables de su muerte en caso de un desenlace fatal. Más allá de la competencia profesional de los médicos que examinaron a Durruti, ya sea el Dr. Bastos, eminente especialista en heridas causadas por armas de guerra 170, o los doctores Moya-Prats, Martínez Fraile y Santamaría, el diagnóstico de las posibilidades de supervivencia de Durruti fue generalmente correcto. Sólo podía ser operado con un riesgo real de morir durante la operación.

Amorós aporta un elemento importante en su libro que va en la dirección de Ortiz. Cita una frase atribuida a Martínez Fraile:

‘El médico Martínez Fraile que diagnosticó la herida irremediable y mortal habló de la trayectoria [de la bala]: ‘Fue una cosa más de arriba que de abajo. Podría decir que era como una línea horizontal». (op. cit., 2016, p. 157 171 ).

Los médicos nunca han estado de acuerdo con la versión de la «bala fascista perdida». El Dr. Santamaría debió recibir alguna explicación de Graves y Manzana cuando llegaron con el herido al Hotel Ritz, transformado en hospital general para las milicias confederadas. Por lo menos le habrán dado la versión de que el naranjero se cayó de las manos de Durruti o de Manzana, y del disparo accidental cuando la culata golpeó el suelo o el estribo del Packard. Al ver la chaqueta, tuvo que juzgar rápidamente si lo que habían dicho el sargento y el conductor coincidía con sus observaciones. En este caso, si la bala entró como lo describiría posteriormente Ortiz, bien por el omóplato izquierdo, o bien, según el testimonio de Mariño o Bonilla (que informarían de las palabras de Manzana y de la tesis del disparo accidental), una bala que entró por delante, bajo el pecho izquierdo.

A partir de ahí, surgió el problema de un dictamen médico que acabó siendo la versión no oficial del accidente, de acuerdo con los deseos de las autoridades de la CNT. Obviamente, la urgencia no era hacer olas, no correspondía a los médicos presentes investigar y sacar la verdad a la luz. Llarch, que se encuentra con el Dr. Santamaría casi treinta años después, nos muestra el pudor y los escrúpulos de éste a la hora de dar su propia opinión.

¿Es posible que el Dr. Santamaría hablara con Durruti, suponiendo que el estado de éste lo permitiera? Los médicos optaron por guardar silencio e hicieron todo lo posible administrando morfina para que Durruti no sufriera. La tensión era tal que no querían meterse en política en un tema tan delicado y sabían desde el principio que Durruti no lo conseguiría. Aunque a menudo estaba inconsciente y las visitas estaban prácticamente prohibidas por el Dr. Santamaría, Rionda Castro, miembro del comité de guerra de la columna, pudo acercarse a Durruti, y recoger algunos retazos de conversación, según él:

Cuando llegué, todavía estaba vivo. Me reconoció. Estaba sufriendo; quería hablar, pero el médico se lo prohibió. Sin embargo, dijo algo que no entendí del todo. […] ¡Demasiados comités! Siempre se quejaba de ellos, desde que llegó a Madrid… Había comités en cada esquina. […] ¡Demasiados comités! Estas fueron sus últimas palabras. 172

Aunque Durruti estuvo mucho tiempo dormido, la pregunta legítima es si habló o denunció un posible intento de asesinato. Durruti podría haber hablado o gritado en sueños para decir lo que había pasado

La reunión del Subcomité Nacional de la CNT

La agenda de la jornada del 19 de noviembre no podía resumirse sólo en la muerte de Durruti. A las 16.00 horas se celebra una importante reunión del subcomité nacional de la CNT, en cuyo orden del día figura la militarización de las milicias. Paz recuerda que ante la amenaza comunista, Val, Mera y Durruti debían crear un comité de guerra y proceder a la unificación de todas las milicias confederadas bajo el mando de Durruti en solitario, que había sido designado como delegado encargado 174. Mera lo confirma en sus memorias. En retrospectiva, esto parece una forma última de resistencia a la plena militarización de las milicias que Largo Caballero y el PCE querían establecer, para demostrar que la CNT tenía una fuerza comparable al V Regimiento estalinista. Paz detalla el punto de vista de Durruti, que era mantener los comités de guerra como órganos de decisión colectiva, controlados por la base.

¿Habría sido esto suficiente para contrarrestar la militarización forzada resultante de la lógica ministerial? García Oliver parece desconocer las decisiones que se iban a tomar en esta reunión del 19 de noviembre, ya que no las menciona en sus memorias.

La muerte de Durruti detuvo este proceso. Ricardo Sanz, que había permanecido en Barcelona, no había sido informado de ello, y no está claro cómo podría haber asumido la eventual unificación de las milicias una vez que fue nombrado para sustituir a Durruti. Val también abandonó la idea y no se opuso a la militarización de las milicias confederales del Centro. Mera se cuidó de no mencionar la decisión de unir todas las milicias confederales bajo un mando único cuando propuso a García Oliver sustituir a Durruti el 20 de noviembre. El Ministro de Justicia se negó porque significaba su salida prematura del gobierno. No tenía intención de quedar atrapado como Durruti. Había entendido que Val estaba detrás de la propuesta de Mera. También sabía que la CNT Central no había digerido el hecho de que uno de sus representantes no estuviera en el gobierno central.

En el Pleno Nacional del 12 de diciembre de 1936, la CNT acordó transformar sus columnas en unidades militares. Esto era de esperar a la vista del contenido del discurso «Elogio de Durruti» pronunciado por Federica Montseny en la noche del 21 de noviembre: «El nombre de Durruti está ligado a la creación y fortalecimiento del frente antifascista y a la creación del Ejército Popular disciplinado».

En un fragmento de unos cuarenta segundos, rodado unas horas antes de la muerte de Durruti, un noticiario soviético 176 muy inquietante muestra a Manzana el 19 de noviembre, en primer plano, con la mano derecha herida. Durruti es presentado como «uno de los más activos militantes del Frente Popular», y Manzana aparece con el excelso título de jefe de gabinete de Durruti, aunque sea un ilustre desconocido para el 99% de los españoles. Al darle casi más protagonismo que a Durruti, la película sugiere insidiosamente que es un «amigo» de los rusos. También repite la versión oficial cenetista de la pelota fascista traidora. Este noticiario será visto por millones de personas en todo el mundo.

Capítulo – VI Sargento José Manzana Vivo

¿Dónde estaba Manzana durante los días de julio de 1936?

Los elementos biográficos no son muy precisos sobre el paradero de Manzana antes de julio del 36 y después de mayo del 37. Desde los primeros días del golpe, habría participado en los combates callejeros de Barcelona 177 con otros dos sargentos, Valeriano Gordo Pulido y Martín Terrer Andrés 178. Abel Paz se refiere a Gordo y Manzana, y se basa en el relato de Luis Romero, Tres días de julio. Es evidente que desconoce el papel de Terrer en ese momento.

Llarch escribe sobre Manzana:

Manzana era un sargento profesional del ejército, perteneciente al 179 cuerpo de artillería y campeón de tiro de pistola. En la mañana del 19 de julio abandonó la zona asediada de Atarazanas 180 para unirse a las milicias obreras y desde ese día siempre acompañó a Durruti y estuvo a su lado en el frente de Aragón como asesor militar.

García Oliver confirma la presencia de los sargentos Manzana y Gordo en los combates cerca de la zona de las Ramblas los días 19 y 20 de julio de 181. Relata cómo el cabo Soler y un puñado de soldados se apoderaron de dos ametralladoras confiscadas a un destacamento cuyos oficiales habían sido neutralizados en la calle de Santa Madrona, cerca del cuartel de Las Atarazanas. También se produjeron combates cerca del Hotel Falcón con Durruti, Ascaso, Gordo, Manzana, Sanz y Aurelio Fernández 182. Sin embargo, el historiador Guillamón 183, basándose en el libro de Márquez y Gallardo 184, sostiene que el sargento Manzana no participó en el combate porque estaba prisionero en Las Atarazanas desde el 19 de julio, y no fue liberado hasta el día 20.

García Oliver describió a Manzana como un «hombre sereno y capaz al frente de un pequeño destacamento». El 24 de julio, cuando la columna Durruti salió de Barcelona, el jefe del Departamento de Guerra del Comité de Milicias expresó su preferencia por el sargento Manzana como asesor militar, en lugar del comandante Pérez Farràs. Paz añade que esta elección estaba justificada porque había sido miembro de los comités antimilitaristas de la CNT durante varios años, lo que le permitía comprender mejor «la psicología del anarquista, hostil a todo lo que significa mando y obediencia «185. Hay testimonios de su presencia con el Gordo en las reuniones del comité de defensa de la CNT de la Plaça Arc del Teatre de Barcelona.

Amigo íntimo de García Oliver, de quien luego fue secretario en la CCMA, García Vivancós 186 confirmó la presencia de Manzana y Gordo el 19 de julio en las Ramblas.

Según algunos, Manzana se unió a los anarquistas una vez que salió del cuartel de Las Atarazanas, donde luchó junto a los sitiados. Otros incluso lo ven como el formidable pistolero que mató a Francisco Ascaso de un tiro en la cabeza desde el mismo cuartel. Una teoría atractiva, desde luego, pero también hay que recordar que Enrique Obregón Blanco, secretario de la Federación Local de Grupos Anarquistas de Barcelona, murió de la misma manera el 19 de julio frente a la Telefónica. No faltaban tiradores en el ejército, y no todo se explica por el hecho de que Manzana ganara medallas olímpicas de tiro.

Ortiz es uno de los que afirman que Manzana no participó en los enfrentamientos del 19 de julio en Barcelona.

Por ello, existen dos versiones diferentes sobre el intento fallido de tomar Las Atarazanas a última hora de la mañana del 19 de julio.
Según Paz -que cita el testimonio de Pablo Ruiz 187- Gordo y Manzana no lograron tomar Las Atarazanas, y tuvieron que huir por la calle de Montserrat cargando cajas de munición de fusil y cinturones de ametralladora.

Según Ortiz 188, la tarde del 18 de julio el Gordo había montado su guardia en Las Atarazanas. Debía coordinarse con Terrer, que se había quedado fuera y debía esperar la llegada de doscientos confederados al día siguiente para tomar Las Atarazanas, y también facilitar la entrada a las Dependencias militares de enfrente. Tal era el plan para el 19 de julio.

Tras combatir toda la mañana del 19 de julio en la Brecha de San Pablo con los Comités de Defensa, Ortiz consiguió que García Oliver se dirigiera a Las Atarazanas donde Gordo y Terrer debían neutralizar el cuartel. Gordo había conseguido abrir las puertas y encerrar a los oficiales, pero los doscientos confederados no llegaron, bloqueados en la lucha en el lado de la Avenida Icaria, donde se encontraba el cuartel de los Docks. Como resultado, Gordo y Terrer se retiraron a las Ramblas con soldados leales y dos ametralladoras. Esa misma tarde, Ortiz volvió a las Ramblas, donde se enteró de que los combatientes habían recuperado un cañón, pero no sabían cómo utilizarlo. A continuación, Ortiz le pidió a Gordo que se encargara de ello. Gordo le informa que Terrer ha sido herido, en el lado de la Brecha de San Pablo. Ortiz acude a la clínica del norte de Barcelona donde Terrer ha sido evacuado y comprueba su estado. En este escenario, Manzana no participó en los combates, y por una buena razón: «Durante la ocupación de Atarazanas, Manzana fue encontrado encerrado en un calabozo, y fue llevado al cuartel general del POUM, donde Valeriano Gordo fue después a liberarlo.

Si este último hecho resulta ser cierto -pues es concebible que Manzana regresara a Las Atarazanas sólo para ser atrapado y hecho prisionero allí, tras un intento de rendición del cuartel, hasta que los insurgentes se rindieran-, entonces la rápida llegada de Gordo para liberarlo sería de lo más extraña. Gordo debía conocerlo muy bien y tener garantías de su lealtad para haber venido a por él tan rápidamente.

Para Ortiz, considerar que Manzana estuvo entre los soldados que se enfrentaron a los facciosos es un «error histórico». El posible «olvido» de Ortiz de la presencia de Manzana en los combates podría explicarse por el odio que le tiene desde que se descubrió la chaqueta de Durruti. Además, Ortiz recordaría mejor a Gordo y a Terrer, ya que estos dos militares cercanos a la CNT fueron destinados a su columna en Aragón, de la que desertaron juntos en julio de 1938, y que luego se encontraría exiliada en Venezuela. Mientras que Manzana se unió a la columna Durruti como asesor militar.

Probablemente Manzana no era anarquista ni miembro de la CNT, pero bien pudo ser un republicano masón legalista hostil al golpe. En el cuartel, rodeado de oficiales facciosos, no debía ser el único de la tropa. Cuántos soldados pensaron aquel día que actuaban en defensa de la República -esa fue la palabra que utilizaron los felones oficiales nacionales para hacerles salir a la calle y controlar los puntos estratégicos de Barcelona-.

Las horas decisivas antes y después de la muerte de Durruti

Ahora hay que considerar la actitud de Manzana, pero también la de Julio Graves, el conductor del Packard, una vez que Durruti estuvo en manos de los médicos. Al final, sabemos muy poco de este último y de lo que le ocurrió después.

Ariel, corresponsal de Soli en Madrid, fue el autor de un pequeño folleto publicado en 1945, Como murió Durruti, en el que seguía propagando la versión de la bala «fascista». Por lo que a él respecta, Julio Graves, a su regreso del Hotel Ritz, se dirigió «a media tarde» a la oficina de Soli, que había sido trasladada al edificio del subcomité nacional de la CNT tras un reciente atentado. Graves pide a Ariel que se reúna con su hermano Eduard 192, que está descansando en una habitación contigua.
descansando en una habitación de al lado. Graves estaba muy unido al hermano de Ariel, en quien tenía «una íntima confianza desde la época de las luchas sociales en Barcelona». Ariel presenta a Graves a su hermano, pero se aleja. Observa el intercambio desde la distancia y ve que ambos hombres están llorando. Se acerca y descubre que su hermano acaba de enterarse de la herida mortal de Durruti. Graves ya insiste en que la noticia no debe ser divulgada.

Ariel, Eduard y Graves salen hacia las 17 horas para ver al Dr. Santamaría. Les dice que no se puede hacer nada más para salvarlo. Ninguno de los tres ve a Durruti. Ariel insta a Graves a que le dé detalles de lo que sabe. El conductor da la versión de la bala fascista.

Ariel no se reunió con Manzana ese día. Conoce a Val, a quien vio el día anterior en el cuartel general de la columna. Allí Ariel se había enterado por Durruti de las heridas de Yoldi y Manzana y de las grandes pérdidas sufridas en el frente de la Moncloa. Ariel informó inmediatamente a Val, que se dirigió al cuartel general y dio instrucciones por teléfono para enviar refuerzos confederados a la zona. Confirmó a Yoldi y a Manzana, que seguían en sus puestos a pesar de sus heridas, para supervisar estos refuerzos. Finalmente, Yoldi fue hospitalizado brevemente.

Paz (op. cit. pp. 695-696) cita el testimonio de Mera en sus memorias. Eran alrededor de las 4 de la tarde, dice, cuando Cipriano y Val esperaban a Durruti, que llegaba tarde a la reunión. Mera comparte con Val sus observaciones sobre los problemas de disciplina inherentes a la columna de Durruti. Ponen el ejemplo de los milicianos que suben corriendo al Clínico cuando los soldados enemigos ocupan el sótano y la planta baja. Poco después llegó Manzana y pidió ver a Mera en privado. Le cuenta la terrible noticia. Manzana le da a Mera su versión, que corresponde a la de Graves: la de la bala fascista. Manzana pide inmediatamente a Mera que lo mantenga en secreto para que los milicianos no lloren de traición. Mera no se opone, pero quiere que Val sea informado. Los dos se marchan inmediatamente a ver a Val, que está conmocionado por la noticia. Luego, cuando llegan al Ritz, Mera y Manzana suben al primer piso para ver a Durruti. Mera le besa en la frente, él sabe que está perdido, pero no pueden intercambiar ninguna palabra. Manzana y Mera ven entonces a Yoldi, y los tres deciden mantener el secreto ante las imprevisibles reacciones de los milicianos de la columna. Val llega al hospital y le pregunta a Manzana si esto no es «una traición de los comunistas»; Manzana responde negativamente. Val está de acuerdo con la decisión de guardar silencio. Mera y Val piden a Manzana que se haga cargo del resto de la columna y que galvanice a los milicianos con su presencia.

A medida que se desarrollaban los acontecimientos, Graves y Manzana se habían puesto de acuerdo, obviamente, en la forma de actuar. Cuando dejaron a Durruti en el hospital poco después de las 14.30 horas, tenían al menos una hora de margen. ¿Se reunieron entonces en el cuartel general de la columna? ¿Vio Manzana a los testigos de la escena que habían llegado justo después del disparo mortal? Uno piensa en los delegados de grupos como Ros y Yoldi 193. En algún momento, Manzana y Graves debieron de ponerse de acuerdo con estas personas para corroborar la versión que habían elaborado y que presentarían -con ligeras variaciones, si seguimos el curso del relato de Paz- a sus distintos interlocutores madrileños durante la tarde. Al mismo tiempo, sobre las 16:00-4:30, Graves va a ver a Ariel y Manzana pide hablar con Mera.

Justo antes de que Manzana y Graves abandonaran el cuartel general de la columna en la calle Miguel Ángel, Bonilla llegó al lugar tras abandonar el lugar donde Durruti había sido herido.194

Confirmó que había visto a Manzana allí. Debió ser entre las 3 y las 4 de la tarde. Su encuentro no va bien. Se puso furioso y llamó mentiroso a Manzana cuando éste le respondió que Durruti había ido a una reunión. Bonilla le dice que le hace responsable de lo ocurrido y que tendrá que dar explicaciones.

En una reunión de los miembros del Subcomité Nacional presentes en Madrid, y ante los rumores que se estaban propagando, hubo un acuerdo unánime sobre la necesidad de guardar silencio. Val convence al público de que hay que ir a lo más urgente y retoma la versión de Manzana -e indirectamente la de Graves, a quien no ha conocido, pero cuyo contenido podría haber conocido por Ariel. De hecho, éste ya se lo había comunicado a los miembros de la subcomisión nacional con los que se había reunido por la tarde. Mera insistió en que no se anunciara la noticia para no desmoralizar a los milicianos y fomentar así las deserciones. El «silencio y la discreción» fueron tales que Ariel esperó hasta el final de la reunión de la subcomisión por la noche para notificar oficialmente al Soli de Barcelona, es decir, en la mañana del 20 de noviembre.

Durruti murió alrededor de las 6 de la mañana. Manzana no informó a Santillán en Barcelona hasta quince minutos después de 195. No dio ningún detalle y Santillán, atónito, no le hizo ninguna pregunta. Dijo que había salido de su casa porque no podía avisar a Émilienne Morin, a quien acogía. Esta última dijo en 1977 que estaba con Juanel en la Capitanía General del Puerto de Barcelona cuando Santillán la llamó por teléfono. En 1970, Santillán escribió a Manuel Martínez Bande 196 que Manzana le había contado in situ, «en el acto», la versión del accidente provocado por el naranjero que llevaba Durruti. Y admite que, ante los rumores que circulaban, «no intentamos establecer la verdad en ese momento».

Por su parte, Sanz sostiene que fue él quien informó a Santillán y a Díaz Sandino en el Consejo de Defensa de Barcelona, justo después de que García Oliver le llamara.

El 21 de noviembre, la muerte de Durruti fue anunciada oficialmente a los milicianos de su columna. Ese mismo día, García Oliver, Montseny y Sanz fueron a su encuentro y comprobaron la intensidad de su enfado. Los milicianos estaban muy conmovidos y «convencidos de que no fueron los fascistas quienes lo mataron». Fueron los enemigos que tenemos en nuestro propio campo quienes lo asesinaron». Advierten a Sanz de que no sea la próxima víctima, porque «basta con defender las ideas revolucionarias para ser liquidado». La mayoría quería volver a Aragón: «Allí sabemos con quién nos enfrentamos, allí ningún enemigo nos ataca por la espalda».

Val se hace cargo

Eduardo Val Becos

En la caótica situación que reinaba en Madrid el 19 de noviembre, sólo hubo una persona que se hizo cargo: ¡Eduardo Val! Según Mera, fue él 198 quien la envió -en contra de su voluntad- a Valencia durante la noche para darle la noticia a García Oliver, ¡cuando lo único que tenía que hacer era llamarle por teléfono en cuanto se conociera la noticia! El envío de Mera a Valencia en plena batalla en Madrid -como para distanciarlo momentáneamente o para ganar tiempo sobre la reacción que pudiera tener García Oliver con los recursos de investigación de que dispone como ministro de Justicia- muestra el peso decisivo de Val en las horas críticas que rodean la muerte de Durruti.

En Valencia, en presencia de Mera, Montseny, García Oliver y Marianet 199, se propusieron los nombres de Jover, Ortiz y Sanz para sustituir a Durruti. Se eligió a Sanz, que entonces estaba en Cataluña. Según Amorós, Marianet reunía entonces a todos los testigos del drama y les pedía una vez más que guardaran silencio. La CNT aprobó el nombramiento de Ricardo Sanz en sustitución de Durruti el 21 de noviembre, pero en realidad la decisión ya se había hecho oficial el día anterior. Sandino nombró a Sanz comandante de todas las fuerzas catalanas en Madrid 200… ¡que Durruti 201 nunca consiguió!

Val era el único que disponía de los medios necesarios para llevar a cabo una investigación inmediata, manteniendo la información recogida para sí mismo, para las autoridades locales de Madrid y para el círculo muy restringido de los dirigentes del Comité Nacional. Como jefe del Departamento de Investigación de la capital dentro del Comité de Defensa del Centro de la CNT y Secretario de Defensa de la CR, Val pudo hacer encontrar a los milicianos con los que habló Durruti cuando se bajó de su vehículo. El vehículo debería haber sido inspeccionado y se debería haber redactado un informe sobre los rastros de sangre alrededor y dentro del Packard. Se debería haber buscado el arma y la bala que mató a Durruti. Por último, se podría haber entrevistado a todos los testigos para comparar las distintas versiones. Nada de esto se hizo y Val se ciñó a las declaraciones de los distintos testigos. En medio de la batalla, la prioridad era otra.

No se sabe quiénes eran los milicianos a los que se dirigió Durruti frente al Clinicó. Recordamos que el día anterior, debido a las numerosas pérdidas -información transmitida por Ariel- Val había enviado de vuelta refuerzos confederados, cuyos detalles no tenemos. Es de suponer que algunos de ellos pertenecían a la antigua columna Del Rosal 202, que estaba bajo el mando del médico-capitán Miguel Palacios y cuya fuerza había sido diezmada.

Es probable que la centuria de Sigüenza de Villanueva, de Tarancón, participara también en el ataque a Clinicó previsto para el 19 de noviembre. Mera añade que el personal de Miaja también colocó tropas de Barcelona. Eran de la columna Libertad-López- Tienda 203 del PSUC-UGT -o al menos lo que quedaba de ella- porque esta columna era un conglomerado improvisado por el PSUC con mayoría comunista pero con soldados profesionales y milicianos que regresaban de Aragón asignados a la división de la autoproclamada columna Carlos Marx. El naciente PSUC quería demostrar que podía enviar casi 2.500 hombres a Madrid cuando la columna de Durruti apenas enviaba 1.500.

Recuerda que Bonilla había acudido a avisar a Durruti de la negativa del Batallón Asturias a socorrer a los milicianos en el Hospital-Clínico.

¿Qué papel jugó Eduardo Val en la elección de la versión oficial? Inmediatamente se acogió a la petición de guardar silencio, sugerida por Graves y Manzana; este último se mostró entonces muy parco en sus explicaciones. José Mariño evoca una decisión colegiada tomada por Val, Ros y Mira y luego Yoldi 205 para inventar la leyenda de la ‘bala fascista’. Pero no podemos descartar la posibilidad de que Graves, Manzana, Ros, Mira y Yoldi lo hayan discutido juntos o por separado poco antes de que Val se enterara de la herida mortal de Durruti. Val también podría haber sido el autor de la versión de la «bala fascista», una vez que se enteró del relato de Graves esa misma tarde, tras reunirse con Manzana y Mera.

En cualquier caso, el Soli, aparecido el 21 de noviembre de 1936,206 denunciaba en su portada una «bala criminal alejada del frente», y más tarde en un segundo encarte se sugería que fue disparada «desde una ventana de un hotelito de Moncloa». El Subcomité Nacional de la CNT en Madrid acababa de lanzar la que sería la versión oficial durante 40 años.

Manzana retorna a Aragon

En las fotos tomadas el 22 de noviembre, en el funeral de Durruti en Barcelona, se puede ver a Manzana en primera fila agarrando el brazo de Emilienne Morin, junto a «funcionarios» de la CNT y miembros de la columna.

«La FAI había distribuido una circular el día del funeral de Durruti en la que abogaba por: «Un cuerpo de ejército bien disciplinado y bien armado […] que responda a un pensamiento y respete las exigencias de los compañeros responsables en los puestos de mando. […] Es significativo que cuando murió, se desató una campaña obsesiva de militarización en la prensa libertaria», escribe Miguel Amorós en su último libro Homenaje a la Revolución Española pp. 41-45 207.

Está claro que Durruti y su columna representaban «un obstáculo importante» para la militarización. Manzana se encargó de cumplir las instrucciones de los «compañeros responsables», que se turnaron en la tribuna para alabar los «beneficios milagrosos» del nuevo ejército estatal: Sanz, Mera, García Oliver, Juan Peiró, Federica Montseny…

Manzana regresó al frente de Madrid a principios de diciembre de 1936, donde se hizo cargo de los últimos milicianos que quedaban tras la muerte de Durruti -combatieron en la brigada X 208, que se estaba militarizando y se convirtió en la 39 BM 209 el 26 de noviembre-. A principios de 1937, Val informó a Mera de que el Comité Regional del Centro le había encargado que formara una División con las Brigadas 10, 77 y 70, mientras que Manzana se marchaba a Aragón para sustituir a Lucio Ruano al frente de la columna ex-Durruti, que se encontraba en plena crisis interna debido a los actos de despotismo que implicaban directamente a los hermanos Ruano (ejecuciones de milicianos que se habían retirado del enemigo, asesinatos, robos, etc.). Como comandante militar de la columna, Manzana tenía amplios poderes para imponer la militarización a los milicianos recalcitrantes, sin recurrir a los métodos de Ruano. El Soli del 17 de enero de 1937 le elogió en los siguientes términos: «Manzana es un Durruti resucitado» en un recuadro ilustrado con un boceto en el que el hombre sigue llevando el brazo derecho en cabestrillo…. Sin embargo, la columna Durruti no se convirtió en la 26ª división hasta finales de abril de 1937. Manzana dio paso a Sanz, que procedió a la detención de «desertores» y a la

«Detendría a los ‘desertores’ y pondría a los últimos resistentes a la militarización en primera línea. Este nombramiento sólo podía proceder de las más altas autoridades del Comité Nacional.

Manzana fue destinado brevemente al 8º regimiento de artillería ligera de Mataró tras la llegada de Sanz a finales de abril. Luego se informa de su presencia en Barcelona a principios de mayo del 37, en el «Comité Secreto Revolucionario -formado por Julián Merino, Luciano [sic] Ruano y el sargento Manzana- que dirigía las operaciones militares contra el PSUC», según Suner Vidal 211. Este comité estaba bajo la autoridad de Manuel Escorza 212. Paz también se refiere a ella en una carta a García Oliver en septiembre de 1972:

‘Germinal Gracia […] considera que al dar la versión oficial estoy traicionando la historia. Dice que usted, al igual que Santillán, le había dado la versión del accidente, pero que no se la creyó. Se pregunta si un desafortunado disparo de Manzana no estará más cerca de la verdad. Me reprocha que no acepte esta teoría, o versión. Me pregunto, porque nadie hasta hoy me había hablado de esta versión de Manzana. Pero confieso que mi investigación me ha hecho desconfiar de él. Por otro lado, investigué las actividades del sargento y me enteré de que, tras la muerte de Durruti, el CP de la FAI (Escorza) lo contrató como asesor técnico militar o algo así. Esto me sorprendió, porque estaba facilitando el trabajo de los estalinistas… Lo corté y me quedé con la versión oficial. ¿He hecho mal? No lo creo.

Tras los sucesos de mayo del 37, el gobierno valenciano recuperó de la Generalitat todas las competencias en materia de defensa. Este fue el fin del PRT catalán y las unidades se integraron en el Ejército del Este del general Pozas. Tras la disolución del regimiento Mataró en junio del 372, no se sabe con certeza a qué unidad fue destinado Manzana. El Archivo General de la Guerra Civil Española, en Salamanca, indica -erróneamente- que todavía estaba en la 26ª División en julio del 37. Según el DO del Ministerio de Defensa Nacional del 17 de enero de 1938, fue destinado a la 24ª División, comandada desde noviembre de 1937 por un viejo conocido, el comandante Yoldi, el mismo día en que fue nombrado teniente, es decir, el 12 de enero. La 24ª División fue aplastada por la ofensiva de Aragón y la derrota de Belchite en marzo de 1938. El 15 de abril de 1938, las tropas de Franco alcanzaron la costa mediterránea cerca de Vinaroz. La antigua división de Manzana fue disuelta. Obtuvo el grado de capitán el 18 de abril de 1938 215. En cuanto a Yoldi, fue despedido, siendo acusado por Lister de ser responsable de la pérdida de Belchite. Luego escapó de un intento de asesinato. El Comité Nacional de la CNT lo hizo evacuar a la retaguardia para protegerlo.

El capitán Manzana se perdió a partir de mayo de 1938. El ex-sargento terminó la guerra lejos de las ex-columnas de la CNT que se habían convertido en divisiones, la 25, 26 y 28.

Se mencionó una posible asignación de Manzana a la 33ª división del comandante Medrano 216, miembro del Partido Sindicalista de Pestaña. Esta división ya había sido integrada en diciembre del 37 en el Ejército del Centro del general Miaja y su componente, el IV Cuerpo de Cipriano Mera, ascendido a mayor. Era el momento de promover a los comandantes del movimiento libertario. El 25 de abril de 1938, el Presidente del Consejo, Negrín, nombró a Durruti 217 como mayor de milicias con antigüedad desde el 19 de julio de 1936 y como teniente coronel en la fecha de su muerte, el 20 de noviembre de 1936. Emilienne Morin rechazó las condecoraciones.

En su libro escrito en 1940 sobre las causas de la derrota, Diego Abad de Santillán se refiere en dos ocasiones a Manzana como «ayudante de Durruti desde el primer día de la revuelta, y luego su sucesor en Aragón». En septiembre de 1938, el capitán Manzana hizo un informe a la CNT, del que se citan dos extractos en el libro, en el que criticaba la incompetencia militar de los comisarios políticos de las unidades y la de los asesores rusos en estos términos:

‘Vean si no la disposición actual de nuestras líneas y el fracaso de muchas ofensivas que estos asesores han planeado y dirigido. 218

Se trata de una referencia implícita a la desastrosa caída de Belchite, conquistada en septiembre del 37 y caída en marzo del 38. Para justificar la llamada ofensiva de Aragón de agosto del 37 -en realidad una intervención encubierta para disolver el Consejo de Aragón- los asesores rusos y especialmente el militar comunista Líster habían alabado las famosas «fortificaciones inexpugnables» de Belchite exigidas por Stalin y que resultaron ser una Línea Maginot antes de tiempo. Belchite sufrió un diluvio de fuego de la artillería franquista y de la aviación alemana durante la ofensiva relámpago de las tropas «nacionales».

Manzana se benefició de la protección tácita de Val y García Oliver desde el 19 de noviembre. El 21 de noviembre de 1936, en vísperas del funeral en Barcelona, Manzana se confió a García Oliver en presencia del Dr. Santamaría. Dijo que «su muerte fue un accidente». Durruti se había herido con su naranjero, que había golpeado el suelo al resbalar del vehículo. Manzana añade incluso que se hicieron varios disparos con el arma, uno de los cuales hirió mortalmente a Durruti. Sobre este último punto, el sargento abusa de la credulidad de García Oliver y le miente descaradamente. Si un naranjero golpea la culata, no puede disparar accidentalmente una ráfaga, sino sólo un 219 disparo. Tras preguntarles si esa era la «verdad», y que él era el único que la recibía, García Oliver les hizo prometer que lo mantendrían en secreto. En sus memorias añade que

«todos estos detalles le parecían absurdos. […] Pero no se puede negar [la versión de su muerte heroica frente al enemigo]. […] Entonces, como ahora, treinta y siete años después, esta versión de la muerte de Durruti me parecía increíble. […] Nunca vi a Durruti con un ‘naranjero’. […] A la vista de la gravedad de Manzana y del Dr. Santamaría, siempre he pensado que el «naranjero» que disparó, y del que Durruti recibió la bala, debía pertenecer a un miembro de su escolta. En cualquier caso, dejemos a los muertos en paz. 220.

Manzana también gozaba de la protección de Escorza, quien, como jefe del Departamento de Investigación e Información de la CNT-FAI catalana, había asumido en Barcelona, desde julio del 36, un papel comparable en parte al de Val en Madrid. Escorza había sido uno de los principales dirigentes de la CNT catalana desde la salida de Marianet del comité nacional. No podía ignorar las sospechas que pesaban sobre Manzana. ¿Lo habría utilizado para ordenarle que regresara a Barcelona a principios de mayo del 37 tras su salida de la columna?

En cualquier caso, Manzana fue liberado… con el beneficio de la duda, quizás por su pasado barcelonés durante los días de julio del 36, y por su actuación durante los de mayo del 37.

Después de haber contado tantas versiones como interlocutores, se callaba definitivamente, y en eso Manzana se mantenía fiel a la CNT. Se puede hablar de un retiro tranquilo de Manzana en México, en la medida en que durante más de treinta años sólo circuló oficialmente en la CNT la versión de la bala fascista. ¿Esto convierte a Manzana en un asesino? Y sobre todo, ¿en nombre de quién?

García Oliver también vivía en México y, obviamente, no quiso volver a verlo. Durante más de 80 años, la muerte de Durruti ha estado rodeada de misterio.

A modo de conclusión… provisional

Todavía hay muchas zonas grises en este turbio asunto. Sin embargo, era importante intentar remontar la cronología con la mayor precisión posible, y luego desentrañar las circunstancias y las causas de la muerte de Buenaventura Durruti. Su desaparición fue un verdadero golpe, y a partir de ese momento, los cerebros de la gente estuvieron como congelados, sobre todo porque la CNT y la FAI se cuidaron de mantener la omerta. Décadas después de los hechos, como suele ocurrir, la pasión ha prevalecido sobre la reflexión y la materialidad de los hechos. Hay que escuchar a todo el mundo -pero sin creer a nadie- y comprobar y cotejar. Se han planteado muchas hipótesis, pero la mayoría de ellas no pasan de ser meras afirmaciones, sin tener en cuenta su verosimilitud. La autocontención estuvo a la orden del día la mayor parte del tiempo, para no revelar cosas que pudieran beneficiar al enemigo estalinista. Burnett Bolloten, cuyo relato está lleno de detalles sobre la infiltración de los comunistas en todos los partidos políticos y en la maquinaria del Estado, sólo dedicó una página al tema de la desaparición de Durruti. Su aportación habría sido interesante en este complicado debate.

Aquí se ha intentado poner de manifiesto las razones por las que Durruti pudo ser asesinado en nombre del gobierno republicano. No nos parecieron convincentes. Hemos analizado detenidamente la propuesta de García Oliver de sustituir a Miaja por Durruti, y la respuesta que Durruti podría haber ideado para frenarla. La fecha del 14 de noviembre de 1936 parece ser la más plausible tras cotejar las «agendas» de los distintos protagonistas. Nada más llegar a Madrid, en la tarde del 13 de noviembre, García Oliver comprendió que Durruti estaba atrapado, y aprovechó la oportunidad que le ofrecía el conflicto entre Miaja y Largo Caballero. Pero éste -suponiendo que quisiera- no podría seguir esta propuesta: habría tenido a toda la jerarquía militar republicana en contra y el conjunto de los partidos que apoyan al gobierno. Por lo tanto, Miaja, y los que están detrás de él, no podían temer seriamente quedar al margen.

Por último, resumimos las persistentes zonas grises que rodean las circunstancias de la muerte de Durruti y el comportamiento de los protagonistas más cercanos.

García Oliver y su relación con Durruti después de julio de 1936

Ya complicadas desde su marcha a Aragón, las relaciones entre Durruti y García Oliver parecen haberse deteriorado a partir de septiembre de 1936. En sus memorias (1978, p 267-272 222 ), este último recuerda que, durante un pleno de la CNT sobre la conducción de la guerra, reprochó a Durruti que, sin consultar al Comité de Defensa de la CCMA, se precipitara solo y de cabeza hacia Zaragoza en lugar de cruzar el río Ebro más al sur, en Caspe. El fracaso de Durruti frente a Zaragoza, como el de todas las demás columnas por falta de armas y conocimientos militares, congelaría el frente aragonés en un eje norte-sur que pasaba por Huesca, Zaragoza y Teruel.

En un consejo de guerra convocado el 8 de octubre del 36 en Sariñena por Díaz Sandino y García Oliver, partidarios de dotar a las milicias de un mando militar único mediante la creación de un Estado Mayor Aragonés223 , García Oliver propuso el nombramiento del coronel José Eduardo Villalba Rubió como jefe de operaciones del frente aragonés, al que debían obedecer los jefes de columna. Pero éste no estaba de acuerdo, sospechando que Villalba colaboraba con el PSUC en el campo (véase Paz, op. cit., pp. 614-617). En cualquier caso, Villalba tampoco consiguió retomar Huesca.

García Oliver estaba ausente en Barcelona a principios de noviembre cuando el trío formado por Marianet, Santillán y Montseny trabajó conjuntamente y elogió a Buenaventura por acudir inmediatamente en ayuda de Madrid. En una entrevista de noviembre del 37,224 García Oliver manifestó su total oposición a que Durruti viniera a Madrid en las condiciones propuestas, con tan pocos hombres. Entonces le pidió a Caballero que lo nombrara general, pero Durruti murió mientras lo discutían. En este punto concreto, hay que reconocer a García Oliver su lealtad y cierto sentido de la amistad. Por todos los medios y en cada momento decisivo, actuó para dar a Buenaventura los medios militares para que no fuera instrumentalizado por todos los protagonistas, y se convirtiera en un simple «turista» prometido a morir.

Así, a pesar de los durísimos juicios emitidos contra Durruti en su conducción de la ofensiva sobre Zaragoza, García Oliver fue partidario de darle tres BM y proponerle después para sustituir a Miaja al frente de la Junta de Defensa.

Las marcas de bala en la chaqueta de cuero de Durruti

Sólo tenemos un testimonio preciso, el de Antonio Ortiz, los demás son incompletos o contienen contradicciones. Si Emilienne Morin habló en 1977 de un posible asesinato, fue a partir de la chaqueta y sin duda de las observaciones hechas por Ortiz, aunque no lo citara. No dice más. También se pregunta por las razones del silencio de Bonilla
El silencio de Bonilla durante cuarenta años – este último acabó por aceptar la teoría de que el accidente fue causado por el propio naranjero de Manzana.

Su hija Colette, que sigue siendo uno de los últimos testigos vivos, aceptó ser entrevistada por El País en julio de 1996,225 pero «no quiere entrar en el misterio». Sin embargo, nos cuenta que Julio Graves había visitado a su madre varias veces en Francia antes de que ella muriera en 1991. Sin embargo, no conoce el contenido de sus conversaciones, ya que Mimi no quiso hablar de la muerte de Durruti con ella.

El comportamiento del Dr. Santamaría

La víspera del entierro de Durruti, en presencia de García Oliver, el doctor Santamaría había encubierto la versión de Manzana de que Durruti se había lesionado accidentalmente. Sanz no estuvo presente en la conversación. Santamaría no podía ignorar que el sargento Manzana había permanecido en su puesto en la columna de Durruti. Pero en 1971, cuando conoció a Llarch, Santamaría dijo algo muy diferente.

El médico debía tener parte de la verdad, aunque sólo fuera porque había desnudado a Durruti antes de examinarlo. Se refiere a la autopsia del cuerpo de Durruti y mantiene la versión de una bala que entró bajo el pecho izquierdo, cerca de la axila. Obviamente, esto está en total contradicción con las declaraciones de Ortiz, a quien no conocía. Insistió a Llarch en que Durruti nunca llevó un naranjero y señaló a Manzana como portador del arma, pero sin nombrarlo. El médico dijo que había preguntado a Graves cómo habían sucedido las cosas, y Graves respondió que no había visto nada en el momento del disparo, ya que estaba de espaldas, lo que no significa que no haya oído nada además del disparo, en particular las palabras o los gritos de Durruti y Manzana. Santamaría añadió, de forma probablemente desilusionada: «No quise saber más». La implicación es que si los principales testigos no hablan, ¿por qué debería hacerlo yo?

El testimonio de Antonio Ortiz

Ortiz cree que Manzana fue el autor premeditado del disparo mortal que mató a Durruti. No especifica con qué arma – resulta que el naranjero y la pistola Astra son del mismo calibre, el 9 mm Largo.

El testimonio de Ortiz es el elemento más importante de los últimos veinte años. Hay un antes y un después de Ortiz en este caso, con su descripción de la chaqueta de cuero y sus inquietantes declaraciones sobre el papel de Manzana en los días de julio. Pero la elección de la tesis del accidente inducido por Manzana que se hace en esta reconstrucción se basa en su análisis balístico de la chaqueta, y no en la no participación de Manzana en los Tres Días de Julio -que queda por demostrar-. Además, Ortiz no sugiere un motivo ni nombra a un patrocinador.

La cuestión del patrocinador

De los testigos presentes en el lugar de los hechos en Madrid, sólo José Mariño tiene dudas y acusa a Manzana -muchos años después- de haber utilizado su pistola para liquidar a Durruti. Menciona los vínculos masónicos entre Manzana y Miaja, lo que implica una colusión con el hombre que podría haber ordenado la eliminación de Durruti.

Queda una pregunta que no podemos evitar plantear: ¿y si Manzana hubiera actuado en nombre de las autoridades superiores de la CNT-FAI, en la medida en que Durruti era considerado incontrolable en el contexto de la bolchevización acelerada de la CNT? Podemos hacer esta pregunta con carácter retroactivo a partir del intento de asesinato de Ortiz y Ascaso -otros militantes que no acataron los mandatos de los estalinistas- llevado a cabo por Escorza en julio de 1938, el mismo que integró a Manzana en su comité revolucionario en mayo

Esta vía queda por explorar.

Nota sobre la versión de la «bala fascista”

Graves, que habló de una lluvia de balas procedentes del Hospital-Clínica, dijo a Ariel que Durruti había caído al llegar a la puerta del vehículo, con el pecho atravesado. El conductor añadió que él y Manzana se apresuraron a salir del vehículo para ayudarlo y lo metieron dentro del coche sin perder tiempo.

Nadie más -aparte de los dos protagonistas ya mencionados- pudo ver la posición exacta del cuerpo de Durruti cuando la supuesta bala lo alcanzó. Cuando Mariño, Ros y Yoldi llegaron, Durruti ya estaba en el vehículo; Graves estaba al volante y listo para salir.

La versión «bala fascista» ya está en marcha. A los efectos de este escenario, Durruti debe haber colapsado al pie del Packard. Esta versión se convertiría en la única oficial de la CNT durante cuarenta años. Graves y Manzana la entregarían a sus distintos interlocutores en la tarde del 19 de noviembre. Los detalles de este escenario podrían haber sido elaborados entre las 15 y las 17 horas. Los dos hombres tuvieron tiempo de consultarse desde el momento en que dejaron a Durruti en manos de los médicos.

Y por último, ¿por qué y cómo circularon dos versiones del accidente?

La secuencia precisa de los acontecimientos en torno al 19 de noviembre permite reconstruir lo que pudo ocurrir en torno al Packard. Esta hipótesis se presenta como una conclusión provisional con las extrapolaciones propias de este tipo de investigación.

Optamos por la hipótesis de que el accidente se produzca en el interior del vehículo, como si se tratara de una habitación cerrada. La trayectoria de la bala descrita por Ortiz se plantea como una hipótesis plausible. Manzana lleva el famoso naranjero y es el autor del disparo accidental.

Pero el sargento no se da cuenta inmediatamente de que la bala entró por el hombro izquierdo de Durruti. Cuando entró en el Packard, Manzana no habría visto la posición exacta en la que se encontraba Durruti. Sin duda, presa del pánico por su acción, pensó que le había golpeado -de forma ciertamente involuntaria- pero de frente. Durruti se sujetaba tal vez el costado izquierdo, sangrando y empezando a perder el conocimiento bajo el peso del dolor.

Mariño, Yoldi y Ros corren y presencian la siguiente escena, después de que el sargento y el conductor hayan colocado a Durruti en el asiento trasero del Packard. La reacción inicial de Manzana es culparse del accidente provocado por la caída de su naranjero. Liberto Ros y Yoldi aceptan esta versión sin pestañear. Pero para que el sargento no sea víctima de represalias, hay que construir otro rápidamente.

Ninguno de los presentes en los minutos posteriores -ni Ros, ni Mariño, ni Yoldi- entró en contacto con los jóvenes milicianos que permanecieron en el lugar de los hechos, para interrogarlos y conocer su versión. Cuando Bonilla llegó al lugar de los hechos, todos los primeros testigos se habían marchado. Fue el único que tuvo el reflejo de interrogar a los jóvenes milicianos.

La subversión del accidente, concebida a posteriori, con una bala entrando por debajo del pecho izquierdo, pero esta vez provocado por el naranjero de Durruti- iba dirigido inicialmente al Dr. Santamaría, que inmediatamente diagnosticó un disparo a bocajarro. Ante los hechos consumados por Manzana, el Dr. Santamaría acabó encubriendo esta versión desde la altura de su autoridad como médico de la columna. La víspera del entierro, en presencia de éste, Manzana se ‘confió’ a García Oliver, que consintió y repitió todo a Ortiz al día siguiente. Rionda, Santillán, Cuyás y otros, también venderían la idea de que Durruti se había lesionado con su naranjero, pero muchos años después.

Todo tendría lugar entonces -el 19 de noviembre- en el círculo interno de los líderes de la columna. Ros, Mira y Yoldi eran delegados de agrupaciones o miembros del Comité de Guerra de la columna. Todos eran amigos y hombres de confianza de Durruti. Manzana acabó convenciendo a un Graves muy perturbado de que, efectivamente, se trataba de una bala disparada desde el Clínico. Esa misma tarde, Yoldi, Ros, Manzana y Mira coincidieron en la teoría de la «bala fascista». Era necesario salvaguardar a toda costa el mito de la muerte de Durruti en la batalla como héroe, y sobre todo no por un estúpido accidente. Manzana ya exigió silencio absoluto por temor a que, una vez conocida la noticia, los milicianos de la columna pudieran gritar traición.

Val, Mera, la CNT de Madrid y luego el Comité Nacional de la CNT se encargarían de dar crédito a la farsa de la «bala fascista traidora», y como corolario exigirían el silencio absoluto de todos. La versión oficial protegía así a Manzana. Bonilla, que llegó a la escena una vez que el Packard partió a toda velocidad hacia el Ritz, se quedó fuera de la puesta en escena de la nueva versión, al igual que Rionda. A partir de las cuatro de la tarde, Mera y Val recibieron la versión trucada de Manzana y los órganos confederales de la CNT, con prisa y sin investigar, hicieron suya esta fábula, viendo también en ella sólo ventajas. Los que no estuvieron presentes en Madrid, como García Oliver, Ortiz y Sanz, fueron todos receptores directos o por delegación de las diferentes versiones destiladas por Manzana.

La historia, como podemos ver, está lejos de ser completa y no se puede descartar ninguna pista sin una investigación seria y rigurosa…

Tomás Mera, 19 de noviembre de 2019.

Cronología

04.09.36 Tras la caída de Talavera de la Reina el día anterior, Largo Caballero sustituye a Giral como Presidente del Consejo y asume el cargo de Ministro de la Guerra. Ese mismo día, nombra por decreto al coronel Asensio Torrado con el grado de general del Teatro de Operaciones Militares de la Zona Centro (TOCE).

29.09.36 Decreto del Gobierno sobre la militarización de las milicias de la Zona Central aplicable a partir del 10 de octubre. Inicio de las negociaciones entre Largo Caballero y Horacio Prieto para incluir a los ministros de la CNT y la FAI en el gobierno

15.10.36 Segundo decreto gubernamental para la militarización de las milicias. Largo Caballero se convierte en jefe del ejército y las milicias se integran en el ejército regular.

23.10.36 El general Asensio fue nombrado subsecretario del Ministerio de la Guerra, el general Pozas asumió la dirección del TOCE y el general Miaja la de la 1ª división orgánica del ejército.

24.10.36 Decreto de militarización de las milicias aprobado por la Generalitat de Cataluña

03.11.36 Primera reunión del Consejo de Defensa de la Generalitat y de los delegados de columna en Aragón. Díaz Sandino y Santillán abogan por enviar fuerzas desde Cataluña para salvar el país

04.11.36 Intervención radiofónica de Durruti en Barcelona en la que rechaza el decreto de militarización. Cuatro representantes de la CNT y la FAI entran en el gobierno central como ministros. Barcelona

05.11.36 El cónsul ruso Antonov-Ovseenko menciona el nombre de Durruti frente a Díaz Sandino y el comandante comunista de la columna Karl-Marx. A Madrid

06.11.36 segunda reorganización militar de Madrid: Pozas se convierte en «general jefe del Ejército del Centro».

07.11.36 A las 18.00 horas, el JDM se reúne por primera vez. Los comunistas y sus satélites toman el control de los principales resortes del poder en Madrid.

08.11.36 Reunión de las autoridades de la CNT de Madrid. Se informa sobre el rechazo de Durruti a la propuesta del Gobierno de nombrarle Generalísimo del Sector Central, realizada el 1 de noviembre.

9.11.36 Montseny y Durruti llegan a la capital. Posible encuentro entre García Oliver, Durruti y Largo Caballero. En Barcelona, un pleno regional de la CNT y la FAI refrendó las decisiones adoptadas el día anterior en el Consejo de Defensa. Se escribió una nota en la que se pedía a Durruti que fuera a Madrid sin demora. Dos Brigadas Internacionales, la XI y la XII, fueron tomando posiciones en Madrid a partir de ese día. Montseny vio al general Miaja por la mañana, según el ABC del 12 de noviembre de 1936. Montseny habló para Unión Radio a las 15 horas, según La Voz del 10 de noviembre de 1936.

11.11.36 Álvarez del Vayo asistió a la reunión de la JDM en la tarde del 11 de noviembre, según el ABC y El Sol del 12 de noviembre de 1936. Pleno nacional de la CNT en Valencia, donde se iba a debatir la nueva reorganización de la CNT. el ejército republicano y la militarización de las milicias. Durruti estaba presente. Durruti llegó a Barcelona, donde se celebró una reunión del Consejo de Defensa de la CNT. Generalitat donde fueron convocados todos los jefes de las columnas aragonesas. Presionado por Montseny, Marianet y Santillán, aceptó partir hacia Madrid con 1.000 de sus milicianos.

12.11.36 Durante la noche, Durruti recibe armas para su columna en el puerto de Barcelona. García Oliver y Montseny asisten a la reunión de la JDM en Madrid por la tarde, según El Sol del 14 de noviembre, y también estarán presentes en la reunión del 13 de noviembre con Durruti, según atestigua La Libertad del 14 de noviembre del 36. García Oliver y Montseny probablemente regresaron a Valencia para esperar a Durruti, y los tres partieron hacia Madrid al día siguiente.

13.11.36 Largo Caballero y Álvarez del Vayo visitan los distintos sectores del frente madrileño. Durruti llega a Valencia con Manzana y Yoldi y habla con García Oliver y F. Montseny. Gran tensión entre los dos ministros por las condiciones de envío de Durruti a la capital. Todos llegaron a Madrid por la tarde, y por la noche asistieron a una reunión del JDM.

14.11.36 García Oliver y Durruti visitan el frente, según el ABC del mismo día, que afirma que el primero regresará a Valencia el domingo 15 de noviembre para asistir a la sesión de clausura del pleno regional de la CNT.

Largo Caballero y Del Vayo regresaron a Valencia sobre las 19 horas para el Consejo de Ministros. Informaron sobre su visita a Madrid. La Voz del 15 de noviembre confirmó la ausencia de García Oliver y Montseny en el Consejo de Ministros. Sin embargo, el primero podría haber regresado a tiempo para asistir a la reunión del CSG, que siempre se celebraba después del Consejo de Ministros. Fue ese día cuando García Oliver propuso el nombramiento de Durruti para sustituir a Miaja en la reunión del CSG.
La columna Durruti intervendría en el frente de Madrid, sin haber tenido tiempo de descansar. De los 1.400 milicianos de la columna que entraron en combate la mañana del 15 de noviembre, Sanz calcula que el 60% de ellos sufrieron pérdidas.
16-17.11.36 García Oliver y Federica Montseny están en Madrid, según Mera. Esto plantea el problema de la presencia de García Oliver en el Consejo Superior de Guerra (CSG), asumiendo que se celebró el 16 de noviembre en Valencia.

Anexos

Anexo A

García Oliver: de las Jornadas de Julio a la militarización de las milicias

A García Oliver siempre le interesaron las cuestiones «militares», o al menos las de un «ejército revolucionario». En el congreso de mayo del 36, en Zaragoza, fue duramente interpelado por Cipriano Mera, que le preguntó:

¡Que nos digan, que nos digan, que nos digan! ¡Que nos diga el compañero García Oliver de qué color quiere que sean los galones y entorchados!

García Oliver diría en sus memorias que el Congreso del 36 no estuvo a la altura del golpe de Estado que se vislumbraba en el horizonte. Sin duda, tenía razón en este punto. También dijo que había querido hablar de la creación de un «ejército revolucionario», pero añadió que los debates sólo se habían esbozado. Quedaría marcado por este fracaso, que llevaría después del 20 de julio a una situación catastrófica en las principales ciudades y bastiones anarquistas como Zaragoza y Sevilla, que cayeron sin luchar, a diferencia de Barcelona, Madrid y Valencia.

Una reunión informal -y no un Pleno regional mencionado por los biógrafos de Ortiz 2- tuvo lugar el 20 de julio, por la tarde tras el fin de los combates, en el antiguo edificio del Sindicato de la Construcción en la calle Mercaders, en presencia del secretario regional Marianet, Santillán y F. Montseny, que había acudido al lugar. El objetivo era sondear a los principales dirigentes sobre la propuesta de Companys, hecha por teléfono a Marianet, de colaborar con la CNT. Según Paz, los miembros del CR presentes en el entorno de Marianet no quisieron dar su acuerdo a Companys sin consultar a la militancia. Se decidió convocar una reunión ampliada del CR en un plazo de dos horas para notificar a todos los delegados de los sindicatos, comités revolucionarios y comités de distrito. ¿Tenían en mente Marianet y otros cuando convocaron esta reunión anticiparse a posibles iniciativas intempestivas del grupo Nosotros que controlaba el Comité Regional de Defensa? Como entretanto la Casa Cambó, sede de la patronal catalana, había sido requisada por los Jeunesses Libertaires, la reunión se celebró en los grandes salones de este imponente edificio, cuya fachada fue inmediatamente coronada por un gran cartel: «Comité onal de la CNT de Cataluña». CNT-AIT». Según los biógrafos de Ortiz, García Oliver informó de su encuentro con Companys en presencia de Ortiz y Durruti. Se alcanzó un acuerdo de principio sobre la participación de la CNT en un comité de milicias antifascistas. En el resto de la historia se referirá a él como CMA. A continuación se envió una delegación a la Generalitat.

En sus memorias, García Oliver da su versión de los hechos. El 20 de julio, él y Durruti informaron de su reunión con Companys, a la que también asistieron José Asens, Aurelio Fernández y Santillán. La escena tiene lugar en el comité regional de los locales de la calle Mercaders, sin que se especifique si se trata de un Pleno o de una simple reunión informal. La mayoría de los miembros del comité regional estaban presentes, así como F. Montseny y Santillán. La deliberación condujo a la creación de la CMA y a la participación de la CNT en este organismo. Según García Oliver, se convocó un Pleno para el 23 de julio, que en realidad se celebró el día 21.

El 21 de julio se reunió un Pleno de sindicatos locales y cantonales 4, donde García Oliver propuso la creación de la CMA. toma de poder (‘ir a por el todo’) que el Pleno rechazaría. Ortiz dijo a sus biógrafos que Durruti no intervino en esta reunión, pero tampoco lo hizo. Justificó su silencio diciendo después que no había suficientes armas para hacer una revolución, a pesar de todas las que se tomaron del cuartel. Nadie -aparte de José Xena, pero Ortiz no lo cita- apoyaría a García Oliver en su propuesta de «ir a por el todo».

El grupo Nosotros acababa de ser desarticulado y sus miembros estarían dispersos en puestos de responsabilidad militar. Según Ortiz, el grupo se reuniría por última vez el 23 de julio en casa de Jover para repartir responsabilidades dentro del CMA y al frente de las columnas que partían hacia Aragón y Zaragoza. Durante un tiempo, Ortiz iba a encargarse del abastecimiento de Barcelona, pero pidió y obtuvo permiso para marcharse a Aragón. Concluyó diciendo que se iba como «una sombra de Durruti y como organizador» en el frente de Aragón.

Inicialmente desestabilizado por el golpe de Estado, Companys se recompuso e intervino en enlace con la jerarquía policial y militar que había permanecido dentro de la ley republicana, como el general Llano de la Encomienda al frente de la región militar de Cataluña. El 19 de julio, los trabajadores en armas, junto con el comité de defensa de la CNT, levantaron barricadas y rodearon el cuartel. Por la tarde, el general Aranguren, que mandaba la Guardia Civil, telefoneó al general Goded y le pidió que se rindiera. El líder de los insurgentes, que había llegado en secreto en hidroavión desde las Islas Baleares, no quería saberlo. El comandante Pérez Farràs dirige el asalto al cuartel general de los rebeldes y hace prisionero a su líder. Goded fue llevado inmediatamente a Companys y siguió negándose a rendirse, pero finalmente lo anunció por radio. Inmediatamente, por orden de Companys, es detenido en el buque-prisión Uruguay, donde se celebra un consejo de guerra. 24 horas después, el combate ha terminado.

El 20 de julio, Companys, fortalecido por este primer éxito, escuchó las distintas opiniones y sugerencias de sus aliados, incluidos los del futuro PSUC. Humillado por los anarquistas que habían sido convocados en su palacio y a los que consideraba dueños de la ciudad, recordó a sus interlocutores su papel y la ayuda decisiva de la policía catalana y de los guardias de asalto que habían permanecido fieles a la República. Según Paz, Companys propuso a la delegación de la CNT que se uniera a un comité de milicias para continuar la lucha contra los insurgentes.

Guillamón añadió que Companys quería formar dicho comité para controlar el desorden en las calles y organizar las columnas de milicianos que saldrían hacia Zaragoza. Su objetivo era crear un puente comparable a un Frente Popular -como complemento de los órganos de gobierno catalanes- pero con poderes militares adicionales. De hecho, la Generalitat no tenía competencias sobre las fuerzas armadas y los cuarteles de Cataluña, que eran prerrogativa del Estado central. En su lógica nacionalista, Companys quería sentar las bases del futuro.

También trató de canalizar la energía revolucionaria del pueblo que había surgido durante las jornadas de julio en un comité que integrara las milicias de los sindicatos y los partidos. Todo está listo con los otros partidos republicanos convocados por Companys, y que esperan en la antesala de la Generalitat. El POUM tampoco se quedó atrás. Como buen político, Companys se había adelantado a la decisión de las autoridades de la CNT pretendiendo ofrecer el poder en bandeja a la delegación que se le presentara. Al neutralizar el golpe de Estado, el comité regional de defensa de la CNT en manos del grupo Nosotros salvó indirectamente su pellejo y el de la Generalitat durante esos tres días de julio en los que todo podría haberse inclinado a favor de los militares insurrectos.

Según Guillamón, la tarde del 20 de julio se celebró una primera reunión informal. Estuvieron presentes todos los partidos y sindicatos, así como representantes del gobierno catalán al amparo de dirigentes de ERC como Tarradellas. El 21 de julio se publicó el decreto -firmado la noche del 20 de julio por Companys en solitario- que creaba en su artículo 1 «las Milicias Ciudadanas de Cataluña para la defensa de la República y la lucha contra el fascismo y la reacción».

Al mismo tiempo, se celebró el Pleno Regional en la Casa Cambó de la Avenida Layetana. El delegado de la comarca del Bajo Llobregat, Juan Peñalver Fernández, estaba presente.6 Josep Xena Torrent,7 otro delegado de la comarca del Bajo Llobregat, propuso, según Guillamón, que «los delegados cenetistas dimitieran de la CMA», y que se estableciera el comunismo libertario. García Oliver relata en sus memorias (op. cit., pp. 184-189) cómo, tras invitar a los delegados a «ir al frente», respondió a los argumentos de Montseny que quería establecer una «dictadura anarquista», y a los de Santillán sobre los riesgos del aislamiento y la intervención extranjera. Ante el silencio de Durruti y Ortiz, García Oliver vio cómo su propuesta de ir al frente era rechazada por el Pleno. Sólo un puñado de ellos intentó invertir el curso de los acontecimientos. Durruti ya tenía la vista puesta en Zaragoza, cuya reconquista le resultaba inevitable, lo cual era lógico, ya que había que recuperar Aragón cuanto antes y enlazar las provincias del norte.
Según Guillamón 8, Manuel Escorza defendía una tercera posición intermedia, proponiendo utilizar la CMA para socializar la economía y luego, llegado el momento, desbancar a la CMA y a la Generalitat apoyándose en los comités de defensa y en los anarquistas que ocupan los puestos clave del orden público.

Al final del día, la CMA se reunió oficialmente. García Oliver no aprobó el término «milicia ciudadana» en el decreto de Companys, e impuso el término «milicia antifascista». Entonces tomó el nombre de CMAC, Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña 9. El 22 de julio este nuevo organismo tomó el nombre de CCMA, Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña10. Además de las prerrogativas que Companys quería para la organización de las columnas que partían hacia Aragón, incluía una serie de comités y estructuras responsables de los suministros, el transporte y las patrullas de control. García Oliver proclamó el orden revolucionario en toda Cataluña. El primer acto oficial del CCMA fue reclutar y supervisar los destacamentos de milicianos que partían hacia el frente de Aragón. El 23 de julio, los entusiastas voluntarios estaban listos para reconquistar Zaragoza y Huesca.

El 23 de julio, García Oliver reunió a todos los miembros del grupo Nosotros en casa de Jover (op. cit. pp. 190-191). Se propuso tomar los principales centros de poder cuando los milicianos se fueran con Durruti. Cada uno tendría su papel: García Oliver y Marcos Alcón atacarían la Generalitat; Durruti, Sanz, Domingo y Joaquín Ascaso y García Vivancos se harían con la Consejería de Seguridad; Jover y Ortiz se apoderarían de la Telefónica. Durruti habría respondido que este programa debería aplicarse después de la conquista de Zaragoza, que creía posible en
diez días. A lo que García Oliver habría replicado que duraría de tres a seis meses, o incluso que nunca se produciría.

Todo esto es inverificable. Cabe destacar que García Oliver se suele dar a sí mismo la parte buena en sus memorias. En cuanto a Ortiz, da a sus biógrafos su versión de la reunión resumiéndola como un reparto de cargos entre los distintos miembros libertarios de la CCMA.

Desde el principio, García Oliver trató de dirigir las operaciones generales del frente de Aragón. Menciona un pleno regional de la CNT convocado probablemente hacia mediados de septiembre con todos los dirigentes de las columnas donde menciona fuertes disensiones sobre la conducción de la ofensiva sobre Zaragoza. Se dice que Durruti ha ofrecido su dimisión y Jover se presenta como candidato a sustituirle al frente de su columna. Fue entonces cuando García Oliver reprochó a Durruti que hubiera pretendido -sin consultar con el Comité de Defensa de la CCMA- precipitarse solo hacia Zaragoza en lugar de cruzar el río Ebro más al sur, por Caspe. La idea original de García Oliver era intentar una ofensiva sobre la localidad de La Muela, al suroeste de Zaragoza, para atacar la capital aragonesa desde la retaguardia.

La columna de Durruti fue aislada y finalmente bloqueada en el lado de Quinto. Aparte de la conquista de algunas ciudades a lo largo de este eje, no ocurriría nada hasta la gran ofensiva de marzo de 1938 dirigida por las tropas de Franco, que derribaría a todo Aragón.

A favor de dotar a las milicias de un mando militar, García Oliver propuso el 8 de octubre de 1936 el nombramiento del coronel José Eduardo Villalba Rubió como jefe de operaciones militares en el frente de Aragón. De hecho, este nombramiento se quedó en el papel y nunca se formalizó por decreto. La primera ofensiva de Villalba sobre Huesca a finales de agosto de 1936, y una segunda en octubre, fracasaron por la falta de sincronización entre la aviación, la artillería y las columnas.

Así, como jefe del Departamento de Guerra de la CCMA, y posteriormente como Secretario General del Consejo de Defensa, García Oliver no se opuso -a diferencia de Durruti- al decreto de militarización del 24 de octubre de 11 firmado por el Primer Consejero Josep Tarradellas y Díaz Sandino. Como los demás burócratas en formación de la CNT, daría rienda suelta a un cierto autoritarismo que acabaría con la democracia interna que había hecho fuerte al movimiento. El 5 de diciembre de 36 12 declaró al diario La Vanguardia:

«La disciplina es necesaria en el taller, en la fábrica, en el ejército y en todas partes. En el ejército hay que respetar la disciplina de los técnicos y de los jefes militares. Más tarde, cuando la guerra haya terminado, podréis ser todos camaradas, pero debéis respetar las órdenes de los que tienen la tarea de dirigir.

En las semanas que siguieron a la muerte de Durruti, la militarización de las milicias dio un paso más, no sin dificultades, después de que la CNT amenazara con privar a los milicianos de municiones y alimentos de las numerosas columnas anarquistas que se resistían.

En mayo del 37, Ortiz, Jover, Sanz y García Vivancos se encontraron atrapados en la red de la militarización. 13 Los milicianos que estaban dispuestos a ir a Barcelona a luchar permanecieron aislados, y cuando García Oliver pidió un alto el fuego, todo se congeló.

La lentitud de las reacciones en mayo del 37 de los delegados de las milicias antes mencionadas habría sido diferente, y probablemente también la del Ministro de Justicia, si Durruti hubiera vuelto vivo a Aragón. Su hostilidad a los decretos de militarización de las milicias habría enfrentado inevitablemente a García Oliver con el Gobierno. El ejército revolucionario que defendía García Oliver lo acercaba inexorablemente a las posiciones comunistas. Su participación en el CSG apenas le permitió frenar durante un tiempo la apisonadora del PCE que pretendía hacerse con la mayoría de los puestos de mando. El 13 de mayo del 37, la caída del gobierno de Largo Caballero selló definitivamente la suerte de García Oliver, que quedó reducido a un papel secundario.

Vea a continuación las nominaciones publicadas en el boletín oficial del EPR:

http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=31&anyo=193 8
Véase la edición del 5 de mayo de 38 p. 416 para Jover y García Vivancos… junto con los comunistas Juan Modesto y El Campesino.
http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=79103 Ver para Sanz p. 564

Notas

  1. «Que nos diga el compañero García Oliver de qué color quiere que sean los galones y entorchados! «
  2. MÁRQUEZ et GALLARDO, op. cit., p. 107
  3. Guillamón menciona una segunda reunión secreta el 23 de julio de las autoridades superiores catalanas de la CNT y la FAI para ratificar la participación en la CMA y preparar un segundo pleno previsto para el 26 de julio, que debía superar las últimas resistencias a la CCMA: http://grupgerminal.org/?q=system/files/BarcelonarevolucionariaJulio36Mayo37.Guillamon.2017.pdf Agustín GUILLAMÓN, Barcelona revolucionaria: de la insurrección de julio 36 a la de mayo de 37, 2017, p. 80
  4. Las actas de este decisivo Pleno, en el que se discutió la toma del poder, han desaparecido. Guillamón lo data en el 21 de julio, refiriéndose a un documento de la CNT enviado a la AIT en diciembre de 1937.
  5. http://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360203.pdf Véanse las páginas 1 y 2 El decreto no crea la CCMA porque esta sigla sólo aparecerá oficialmente después del día 21 de julio, cuando la futura CCMA se reúna por primera vez en los locales de la Escuela de Náutica. La fecha del decreto, el 21 de julio, se debe probablemente a su firma en la noche del 20 al 21 de julio, ya que era necesario ratificar los nombramientos de Enrique Pérez Farràs y Lluis Prunes i Sato para los puestos de comandante militar y comisario de defensa de la Generalitat, respectivamente. Ambos están cerca de Companys. Con estos dos nombramientos, el presidente de la Generalitat quiere tener un pie en la próxima CCMA. El 23 de julio, Companys lo reiteró firmando personalmente un decreto que, bajo el pretexto de proteger los edificios públicos, reintrodujo la noción de milicias ciudadanas. Cuando se creó la CMAC el 21 de julio, el término «milicia ciudadana» habría desaparecido por la presión de García Oliver, que prefería el término «milicia antifascista». https://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360206.pdf ver página 674
  6. Ver LES GIMENOLOGUES, ¡A Zaragoza o al charco! Aragón 1936-1938 Narraciones de protagonistas libertarios, L’Insomniaque 2016 p. 165; y http://gimenologues.org/spip.php?article660
  7. Josep Xena no es citado por García Oliver en sus memorias porque dice en una nota a pie de página del capítulo II La derrota, que no recordaba el nombre de la persona que hablaba por la comarca del Bajo Llobregat. Más tarde, Xena se convirtió en secretaria regional de la FAI y partidaria de la línea colaboracionista… http://militants-anarchistes.info/spip.php?article13896
  8. Op. Cit., http://grupgerminal.org/?q=system/files/BarcelonarevolucionariaJulio36Mayo37.Guillamon.2017.pdf
  9. La Vanguardia del 22 de julio afirma que el CMAC fue anunciado el 21 de julio mediante un bando: http://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/L VE07/HEM/1936/07/22/L VG19360722-002.pdf Al no ser un órgano de la Generalitat, el anuncio no se publicó en el Boletín Oficial. Es posible que el decreto del 21 de julio se refiera a él en el artículo 4 como «Comité de Enlace y Gestión de las Milicias Ciudadanas», y luego en el artículo 5, donde aparecen las palabras «Comité Central». La CCMA catalana sería el único organismo de este tipo. En Madrid no existía el equivalente y la CNT/FAI se encontraba integrando cuerpos represivos como la DGS/CPIP. Dejado a la sola iniciativa de valientes y decididos militantes como Teodoro Mora y Cipriano Mera, el mal organizado frente occidental de la capital sufrió una serie de derrotas desde agosto hasta finales de octubre de 1936. Los comunistas no dejarán de intentar atrapar las unidades libertarias a toda costa (ver las memorias de Mera). A principios de noviembre comenzó la batalla de Madrid, que duró hasta el final de la guerra.
  10. https://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/418803/01.GBM_TESI.pdf?sequence=1&isAllowed=n (pp. 25/26)
  11. https://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360302.pdf p 370 12http://hemeroteca-paginas.lavanguardia.com/L VE07/HEM/1936/12/05/L VG19361205-006.pdf
  12. Véase el informe en términos más precisos que dio la Soli del 5.12.36 en la página 6:http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361205.pdf
  13. Miguel Yoldi, durante un tiempo mayor de milicias y comandante de la 24ª División, sería destituido tras el fracaso de la ofensiva de Aragón y la pérdida de Belchite el 10 de marzo de 1938. A finales de marzo de 1938, Ortiz retomó el mando de la 24ª División completamente reorganizada en la frontera franco-española, hasta que fue degradado de mayor a sargento el 8 de junio de 1938 y huyó a Francia el 4 de julio de 1938 tras la disolución de la 24ª División. En esta cascada de ceses, hay que señalar que García Vivancos desempeñó el papel de sustituto poco estelar, ofreciéndose a su vez bajo la dirección del tovarichismo, pero siempre con el beneplácito de la CNT, para sustituir a Rovira del POUM al frente de la 29ª División en julio de 1937, luego a Ortiz al frente de la 25ª División en septiembre de 1937, y finalmente al propio Ortiz al frente de la 24ª División en julio de 1938. De los miembros del grupo Nosotros, sólo Sanz, García Vivancos y Jover alcanzaron el grado de teniente coronel durante 1938. Jover fue nombrado en mayo de 1938 jefe del X Cuerpo del Ejército del Este. Para una visión global de la influencia libertaria en el conjunto del EPR, véase José PEIRATS, La CNT y la Revolución española,Tomo III p. 178 y siguientes.

Anexo 1

Packard en el frente de Aragón
Los Packard 30 con la cola de la puerta trasera abriéndose de adelante hacia atrás.

Anexo 2

Subfusil MP28/II Schmeisser importado de Bélgica y utilizado en el Ejército español. El cargador del cañón se puede quitar. También se puede observar la muesca sobre el gatillo. Así, la palanca de armado podría colocarse por seguridad en la muesca en ausencia de seguro. La posición en la muesca permitía así extraer e introducir los cargadores de munición.
La foto muestra la palanca de amartillado en posición adelantada, lo que hace que el naranjero sea peligroso si, por ejemplo, la culata golpea el suelo. A pesar de los riesgos que entrañaba, los militares dejaban la palanca de amarre en esta posición al cerrar la abertura del cañón, evitando así la entrada de cuerpos extraños en el cargador o en el cañón.

Anexo 2a

Barricadas en Barcelona durante los días del 36 de julio
Foto de Agust Centelles tomada el 19 de julio en Via Laietena, Barcelona. Una maqueta similar a este cañón será llevada al fondo de la avenida de las Ramblas, frente al cuartel de Las Atarazanas, donde Ascaso fue fotografiado poco antes de su muerte.

Anexo 2b

Foto de Agust Centelles tomada la mañana del 20 de julio en las Ramblas. Francisco Ascaso y su primo Joaquín con un soldado y otro combatiente. El arma es del mismo modelo que la tomada en Via Laietana.
Nota de Centelles autentificando la fecha correcta de la foto e indicando que Francisco Ascasot moriría 20 minutos después durante el asalto a Las Atarazanas o Drassanes. Francisco y Joaquín son primos y no hermanos (alemanes). F. Ascaso salió del Pla a Arc del Teatre y se abrió paso por los callejones hasta llegar a la esquina de la calle del Cid con el Portal de Santa Madrona, donde fue asesinado de un tiro en la cabeza. Fuera de sí, Durruti se lanzó por las Ramblas, exponiéndose peligrosamente. Ortiz le salvó la vida impidiéndole ir más allá.

Anexo 2c

Desfile de la Victoria 27 y 28 de agosto 36 Barcelona. De izquierda a derecha: José Pérez Ibáñez, SeverinoCampos, Ricardo Sanz, Aurelio Fernández, Juan García Oliver, Gregorio Jover, Miguel García Vivancos y Augustin Souchy?
Otro punto de vista, pero con otros participantes, incluidos los líderes de las agrupaciones…

Anexo 2d

27 y 28 de agosto de 1936. Desfile de la victoria en Barcelona. Junto a Ricardo Sanz, García Oliver blande el llamado naranjero MP28, la misma arma que Manzana portaba el día que Durruti fue herido de muerte. El segundo MP28 estaba en posesión de Ortiz.

Anexo 4a

La nota que ordena a Durruti ir a Madrid inmediatamente.

Anexo 5

Manzana y García Oliver en los funerales de Durruti el 22 de noviembre del 36
Eduardo del Val Becós
Pase de la Ministra de Sanidad, Federica Montseny, firmado por Largo Caballero

Anexo 6

Día del 19 de noviembre del 36. El sector crítico del Hospital-Clínica y el recorrido que hicieron Durruti y sus acompañantes.

Anexo 6a

Los primeros combates de la Columna Durruti Madrid tuvieron lugar en la mañana del 15 de noviembre de 1936.
Los combates en Madrid entre el 17 y el 19 de noviembre del 36. La columna Durruti en el sector más expuesto de la ofensiva franquista.

Anexo 6b

Hôtel Palace, Madrid, 7 de noviembre de 1936. De derecha a izquierda: Hadjí-Umar Mamsúrov, Luis Lacasa, Soledad Sancha, Alexander Orlov, Vladímir Górev, Mijaíl Koltsov, Iósif Rátner y Paulina Abramson. Foto de Roman Karmen
La segunda foto fue tomada por Paulina Abramson… la futura esposa de Xanti Mansurov, que fue asesor militar de Durruti durante la batalla de Madrid

Anexo 7

A la izquierda, el comandante Pérez Farras; detrás Santillán y García Oliver

Anexo 8

Manzana del brazo de Emilienne Morin. A la izquierda, Mora, delegado de la agrupación y secretario del comité de guerra.

Anexo 9

La salida o entrada de la bala bajo el pecho izquierdo, según la versión

El doctor José Santamaría Jaume

Valeriano Gordo Pulido, Sargento del Cuartel Las Atarazanas
Martin Terrer Andrés, Sargento de Mataró

Anexo 10

Reunión de la CNT en Valencia en 1937 con el supuesto testamento de Durruti. «Renunciamos a todo menos a la victoria»: una frase inventada por la propaganda soviética
Ortiz y García Oliver Valencia en 1937 tras la militarización de la columna Sur Ebro, que se convirtió en la 25 División

Anexo 11

20 de noviembre de 1938: Discurso en la inauguración del mausoleo Durruti-Ascaso-Ferrer en el cementerio de Montju c en presencia de los tenientes coroneles Ricardo Sanz García de la 26 División ex-columnista Durruti, designado con este rango el 12 de agosto de 1938; y Miguel García Vivancos, designado el 30 de abril de 1938. Ya había sustituido a Ortiz, que fue destituido el 14 de septiembre del 37 como jefe de la 25ª División.

Intervención de Federica Montseny. Dos meses después, Barcelona cae en manos de las tropas de Franco.

Notas


1 Abel PAZ, Durruti en la Revolución española, Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2004.

2 Miquel AMORÓS, Durruti en el laberinto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Libros de Anarres (Utopía libertaria), Version 2016 :
http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/Amoros_-_Durruti_en_el_laberinto_final.pdf

3 http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm q=root&t=%2Balpha&lang=fr NB: ¡La Voz es un diario vespertino que puede anunciar noticias conocidas a última hora de la mañana o a primera o última hora de la tarde!
ABC.es Hemeroteca – Navegar por fecha

4 Las principales versiones se basan en las palabras del sargento José Manzana Vivó, miembro del comité de guerra de la columna Durruti y asesor militar de Durruti, que estaba presente el 19 de noviembre de 1936 en el frente de Madrid cuando Durruti fue herido de muerte:La versión oficial de la CNT, la de la «bala fascista» de un francotirador, definitivamente no es creíble. La versión no oficial, que poco a poco se convirtió en cuasi-oficial en los años 70, del accidente causado por una ametralladora llamada naranjero manejada por el propio Durruti, mientras subía o bajaba de su coche. Sin embargo, Durruti nunca llevó esta arma y nadie le describe con ella ese día. La de un disparo accidental efectuado por Manzana con su naranjero, en las mismas circunstancias. Esta versión habría dado lugar al desarrollo de la anterior. Se está examinando la hipótesis de que Manzana disparó su pistola deliberadamente. Y la de un altercado entre Durruti y unos milicianos, uno de los cuales le disparó a bocajarro. Recordemos que para parte de la base del movimiento anarquista y de los milicianos de su columna, Durruti fue asesinado de una u otra manera por los estalinistas. Y que este último difundió el rumor de que Durruti había sido asesinado por su propia gente. Todas estas versiones se tratarán en detalle en el capítulo V. La hipótesis de que Manzana hizo el disparo se discutirá al final del capítulo III.

5 Callejas fue director de Soli (Solidaridad Obrera) hasta el 8 de noviembre, cuando fue sustituido por Jacinto Toryho por oponerse a la participación ministerial: «esos cuatro ministros que se llaman anarquistas».

6 Versión original: «El compañero Durruti ha dicho…» :
He venido de las tierras de Aragón a ganar la lucha para lo que es un problema de vida o muerte, no sólo para el proletariado español, sino del mundo entero. Todo se ha centrado en Madrid y no te oculto que me gusta verme cara a cara con el enemigo, siquiera porque se enoblece más la lucha. Antes de marchar de Cataluña pedí conciencia en los que están interesados por lo mismo. No me refería a los pobres de alma y de energía. Me referí a los que estamos empeñados en dar un empujón postrero. Los fusiles no hacen nada si no hay una voluntad y un cálculo en el disparo. En Madrid no hay duda de que no entrarán los fascistas, pero es que hay que echarlos pronto porque a España hay que volverla a reconquistar. Estoy contento en Madrid y con Madrid, no te lo oculto, que me gusta ver ahora con la seriedad del hombre grave que conoce su responsabilidad, que no con la frivolidad y encogimiento del hombre cuando amenaza la tormenta.

7 En una entrevista del 24 de julio del 36 con el periodista Van Paassen, del Toronto Star, edición del 18.8.36, Durruti menciona por su nombre los arsenales y fábricas de municiones de Zaragoza y Pamplona. La voz de Durruti en la entrevista: https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=fooZb3NPHJU

8 Abel PAZ, Durruti en la Revolución española, Madrid, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 1996, 3e partie, chapitre 16.

9 https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1936/274/B02068-02068.pdf A este primer decreto le seguirá un segundo decreto fechado el 15 de octubre de 36 https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1936/290/B00354-00355.pdf que otorga el mando de las fuerzas armadas al Ministro de la Guerra y declara en su artículo 5 que «los grupos armados que luchan en los distintos frentes permanecen unificados y organizados como un ejército regular». »

10 Texto íntegro de la comunicación oficial dirigida por largo caballero, presidente del consejo y ministro de la guerra, al general miaja, en el momento de abandonar Madrid. « Ministerio de la Guerra. — El Gobierno ha resuelto para poder continuar cumpliendo su primordial cometido de defensor de la causa republicana, trasladarse fuera de Madrid y encarga a Vuecencia de la defensa de la capital a toda costa. A fin de que le auxilien en tan trascendental cometido, aparte de los organismos administrativos que continuarán actuando como hasta ahora, se constituye en Madrid una Junta de Defensa, con representaciones de todos los partidos políticos que forman parte Vuecencia. Esta Junta tendrá facultades delegadas del Gobierno para la coordinación de todos los medios necesarios para la defensa de Madrid, que deberá ser llevada al límite, y en caso de que, a pesar de todos los esfuerzos, haya de abandonarse la capital, ese organismo quedará encargado de salvar todo el material y elementos de guerra, así como todo cuanto considere de primordial interés para el enemigo. En tal caso, las fuerzas deberán replegarse en dirección a Cuenca, para establecer una línea defensiva en el lugar que le indique el general jefe del Ejército de Centro, con el cual estará siempre Vuecencia en contacto y subordinación para los movimientos militares y del que recibirá usted órdenes para la defensa y el material y abastecimientos que se le puedan enviar. El Cuartel General y la Junta de Defensa de Madrid se establecerán en el Ministerio de la Guerra, actuando como Estado Mayor de este organismo el del Ministro de la Guerra, excepto aquellos elementos que el Gobierno juzgue indispensable llevarse consigo.
Madrid, seis de noviembre de 1936.
— Francisco Largo Caballero. — Excelentísimo señor general jefe de la Primera División Orgánica y comandante militar de la plaza de Madrid. »

11 Burnett BOLLOTEN, La Guerre d’Espagne. Révolution et contre-révolution (1934-1939), Marseille, Agone 2014.
Fruit de 50 ans de recherches, l’édition originale est parue en 1989 en Espagne — et aux EU sous le titre The Spanish Civil War: Revolution and Counterrevolution. https://agone.org/memoiressociales/laguerredespagne/#presse

12 El general Asensio era el hombre de mayor confianza de Largo Caballero en el ejército. Nombrado subsecretario del Ministerio de la Guerra en octubre de 1936, había sido anteriormente responsable de las operaciones militares para la defensa de Madrid.

13 Cipriano MERA, Guerre, exil et prison d’un anarcho-syndicaliste, Toulouse, Le Coquelicot, 2012, pp. 87ss. Esta biografía está parcialmente mal traducida, confundiendo por ejemplo a (Eduardo) Val con (Mariano) Valle, que también pertenecía al comité de defensa regional de la CNT Madrid.

14 García Oliver es citado por El Sol el 9.11 como todavía presente en su ministerio en la mañana del 8.11. En sus memorias, García Oliver cuenta que se reunió con Villanueva en Tarancón, de camino a Madrid, para conocer su versión sobre el bloqueo de los ministros el 6 de noviembre.

15 Abel PAZ, op. cit, p. 632.

16 El teniente coronel Díaz Sandino comandó la base aérea del Prat-de-Llobregat en julio del 36 y, con la ayuda de la CNT, impidió el despegue de cualquier avión enemigo. Il est nommé, le 31 juillet 36, conseiller de la Défense de la Generalitat.

17 Franck MINTZ, «Reflexiones críticas sobre Durruti y su mito», en El lenguaje de los hechos, Los libros de la Catarata, Madrid, 1996, pp. 124-125. Franck Mintz y précise : « Notre version de ce discours est extraite de Cultura y Acción (Alcañiz), n° 20, 7-11-1936, p. 1. No está claro si el discurso data del 4-11-1936, día en que la CNT entró en el gobierno, o del 28-10-1936.Sí parece que la propaganda de las altas esferas de la CNT transformó parte de este discurso en el siguiente eslogan – «una instrucción claramente contrarrevolucionaria», según Peirats en La CNT en la revolución española-: «Renunciamos a todo menos a la victoria. «. «

18 Al no conservarse la grabación radiofónica, han circulado varias versiones de este discurso y los historiadores, entre ellos Guillamón, han intentado reconstruir su contenido a partir de otras fuentes como la revista Acracia.
http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361106.pdf

19 «Acta de la reunión celebrada bajo la presidencia de S.E. el presidente de la Generalitat con los consejeros y representantes de los partidos y sindicatos que tienen representación en el Consejo los días 5 y 6 de noviembre de 1936». Citado en Agustín GUILLAMÓN, «Los Incontrolados», en Catalunya, órgano en catalán de la CGT, número 200, marzo 2018, pp. 24-27, y en Agustín GUILLAMÓN, Barricadas en Barcelona. La CNT de la victoria de Julio de 1936 a la necesaria derrota de Mayo de 1937, Ediciones Espartaco Internacional, 2009, p. 134.

20 http://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360302.pdf. Voir page 370.
El decreto fue firmado por Díaz Sandino, pero García Oliver, que no podía desconocer su contenido, probablemente lo aceptó y participó en su redacción.

21 https://es.wikipedia.org/wiki/Comité_Central_de_Milicias_Antifascistas_de_Cataluña

22 Antoine GIMENEZ y Les GIMENOLOGUES, Hijos de la noche. Memorias de la guerra de España, París, Libertalia, 2016, pp. 546-547. Extracto del libro de RADOSH, HABECK y SEVOSTIANOV, España traicionada, Stalin y la guerra civil, Barcelona, Planeta, 2002. 23 El documento 23 pp. 122-125 del libro España traicionada hace referencia a las fechas del 5 y 6 de noviembre. Si la presencia de Montseny es confirmada por Ricardo Sanz -véase la nota 27-, las fechas de este último -7 y 8 de noviembre- son probablemente las correctas, ya que técnicamente Montseny, que todavía estaba en Madrid el 6 de noviembre, sólo podría haber llegado a Barcelona vía Valencia el 7 de noviembre en el mejor de los casos, o incluso en la mañana del 8 de noviembre, si hubiera participado en el primer Consejo de Ministros en Valencia. También podría ser una cuestión de las fechas del cónsul ruso también podrían ser el resultado de reuniones informales para negociar entre bastidores a iniciativa de Antonov Ovseenko, al margen de las reuniones oficiales del Consejo de Defensa de la Generalitat.

24 García Oliver es su Secretario General desde el decreto del 02.10.36.

25 El informe no menciona su nombre, pero podría tratarse de Díaz Sandino, que ocupó el cargo de asesor del Departamento de Defensa de la Generalitat hasta el 17 de diciembre del 36, cuando fue sustituido por Francisco Isgleas, de la CNT. Véase la composición del gobierno: https://ca.wikipedia.org/wiki/Govern_de_Catalunya_1934-1939

26 Agustín GUILLAMÓN, Barricadas en Barcelona. La CNT de la victoria de Julio de 1936 a la necesaria derrota de Mayo de 1937, Editions Espartaco Internacional, 2009, p. 133. Véase también la nota 21 y la posibilidad de un error de Antonov-Ovseenko que habla del 6 de noviembre en lugar del 7 de noviembre.

27 En Durruti en el Laberinto, Amorós cita el relato de Ricardo Sanz en su libro Los que fuimos a Madrid sobre la presencia de Montseny los días 7 y 8 de noviembre en Barcelona, tras su llegada algo caótica a Valencia la noche del 6 al 7 de noviembre, después del episodio de Tarancón.

28 http://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360278.pdf, avec la nomination de García Oliver p. 52.
http://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360277.pdf El decreto de la Generalitat del 1 de octubre del 36, firmado por Tarradellas, disolvió la CCMA, que ya estaba suspendida desde mediados de agosto por voluntad de las propias autoridades de la CNT. En el mismo boletín oficial, es interesante señalar que el 29 de septiembre, el comandante Guarner i Vivanco dimitió como Secretario General del Departamento de Defensa. Fue sustituido inmediatamente por García Oliver mediante un decreto firmado por Companys. Este último firmó un segundo decreto tres días después nombrando a García Oliver para el mismo cargo, pero con una redacción ligeramente modificada. Algunos de los ácratas parecían ser sensibles a este tipo de atención.

29 http://dogc.gencat.cat/web/.content/continguts/serveis/republica/1936/19360333.pdf, p. 774: decreto de renuncia de García Oliver a la secretaría del Consejo de Defensa de fecha 21 de noviembre del 36, sin que se nombrara un sustituto… En realidad, el puesto había sido ocupado desde el 2 de noviembre por Santillán, que posteriormente fue nombrado consejero del Departamento de Economía de la Generalitat el 17 de diciembre del 36.

30 Esta expresión podría traducirse como «tomar todo» o «ir a por todas», es decir, tomar todo el poder. A García Oliver le gustaba utilizar expresiones de las que tenía el secreto, como «gimnasia revolucionaria», una fórmula tomada de Emile Pouget.

31 Pudo ser ministro del gobierno del «Lenin español» cuando éste le llamó a Madrid. Fue Antonio De La Villa quien informó de esta curiosa oferta de Largo Caballero a Durruti, que el autor sitúa a principios de noviembre, en el momento de la formación del gobierno que incluía a los nuevos ministros de la CNT. En Hans Magnus ENZENSBERGER,Le bref été de l’anarchie, Paris, Gallimard, 1975, p. 259. De La Villa afirma que los dos hombres se encontraron por primera vez. Pero se equivoca, porque hubo una reunión el 2 de octubre del 36 en Madrid entre Caballero, Durruti y Pierre Besnard. La historia la cuenta Paz. Durruti se reunió con el ministro de Guerra, pero también con el de Marina, Indalecio Prieto, con el objetivo de obtener fondos para la compra de armas para las milicias aragonesas. Ariel, el corresponsal en Madrid de la Soli, también habla de este encuentro en su libro ¿Cómo murió Durruti? Toulouse. Comité de relaciones de la Regional del Centro, 1945. Añade que Manzana estaba presente, al igual que el hermano de Ariel, un viejo conocido de Barcelona de Durruti, que le llamaba «el peque». Ariel ne parle pas de la présence de Pierre Besnard.

32 RADOSH, HABECK et SEVOSTIANOV, op. cit.
En el documento 22, un informe «alto secreto» fechado el 18 de octubre

36 y reproducido en las pp. 120-121, Antonov Ovseenko informa que, tras sus conversaciones con García Oliver, constata la buena disposición de éste respecto a la necesidad de «concentrar todas las fuerzas en un vigoroso frente unido contra los fascistas». Ovseenko se alegró de que García Oliver se incorporara al gobierno; el astuto pero siempre cauto cónsul ruso sabía que García Oliver no era una marioneta que pudiera ser manipulada a su antojo. Una vez que el futuro ministro de Justicia sea destituido de Barcelona, Ovseenko tendrá libertad para afinar su plan de traslado de Durruti al frente de Madrid.

33 https://es.wikipedia.org/wiki/Columna_Ascaso

34 https://fr.wikipedia.org/wiki/Conseil_régional_de_défense_d%27Aragon

35 http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361112.pdf
Si se lee en filigrana, es el significado que figura en la página 5 de este número del Soli del 12 de noviembre del 36.

36 Actualizado gracias a la perseverancia de Almudena Rubio, que descubrió este documento en los archivos de la CNT en Amsterdam, y a Miguel Amorós, que facilitó el enlace. Véase el Anexo 4 a.

37 Publication officielle in Gaceta de la República le 10 novembre 36 : https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1936/315/B00673-00673.pdf.
Dans la foulée, il se réunit une première fois : El Sol du 10 novembre 36, p. 3.

38 http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1936/11/11/017.html
Ver pagina 17 y 18.

39 Por su parte, García Oliver pudo salir de Valencia a última hora de la mañana del 8 de noviembre. Hizo una parada en Tarancón y luego llegó a Madrid en la tarde del 8 de noviembre para tratar algunos asuntos pendientes en el Ministerio de Justicia. Al día siguiente, 9 de noviembre, es posible que se reuniera con Miaja en Madrid, sabiendo que tenía que estar de vuelta en Valencia a las 16:00 horas, cuando comenzaba el Consejo de Ministros, seguido del primer CSG, que terminaba a las 20:15 horas. Este breve viaje a Madrid puede haber permitido a García Oliver sondear a Miaja sobre la pertinencia de su propuesta para los tres BM, antes de hacer la propuesta a Durruti.

40 La Brigada Mixta era una fusión de milicias sindicales y de partido con soldados profesionales. Podía ponerse bajo la responsabilidad de un delegado de milicias para el que se creó un rango militar especial, Alcalde de milicias.

41 Abel Paz, op. cit. p. 649.

42 Juan GARCÍA OLIVER, El Eco de los Pasos, Ruedo Ibérico, 1978, p. 328 et suivantes.

43 Mathieu CORMAN, Salud, camarada !, Paris, Tribord, 1937, et Abel PAZ, 2004, p. 650.

44 La maniobra fue denunciada por Antonov Ovseenko, quien señaló en el informe enviado a Moscú que Durruti había enviado a todos los milicianos a Barcelona para equiparlos con nuevos fusiles.

45 GARCÍA OLIVER, ibid.

46 El Sol et La Libertad du 14 novembre 36.

47 Como se ha mencionado anteriormente, Durruti ya no se encontraba en Madrid el 11 de noviembre: estaba en Valencia y salió hacia Barcelona esa misma tarde. La fecha del 13 de noviembre para esta conversación telefónica parece más lógica. Largo Caballero se refiere -siempre según Sanz- a la llegada de nuevas Brigadas Internacionales. De hecho, la XI y la XII ya habían tomado posiciones en Madrid entre el 9 y el 12 de noviembre.

48 «El Ministro de la Guerra, se excusa. Dice que queda Durruti facultado para atender, de acuerdo con el Estado Mayor, la Defensa de Madrid, la cual debe ser hecha con las posibilidades existentes teniendo en cuenta que el Gobierno, por su parte, dará las facilidades necesarias y pondrá en manos de los defensores de la Capital, todos los medios que tenga a su alcance. Anuncia la llegada de más fuerzas internacionales y, también, aviación y algunos tanques. » In Ricardo SANZ, Los que fuimos a Madrid. Columna Durruti. 26 división, Toulouse, 1969, pp. 112-115.
Repris dans une traduction différente par ENZENSBERGER,.p. 266.
«El ministro prometió a Durruti todo el apoyo del gobierno y le dio plenos poderes para actuar. También le dijo que nuevas brigadas internacionales estaban en camino y que los defensores podían contar con entregas de aviones y tanques.»

49 https://e-revistas.uc3m.es/index.php/HISPNOV/article/viewFile/2002/963. Documento en español. Véase la composición de los tribunales en los capítulos 3.1/3.2/3.3 con detalles por partido y sindicato… excepto el PCE y el JSU, que prácticamente no aparecen. La única excepción, sin embargo, es Antonio Molina Martínez -declarado como desconocido en este documento pero que en realidad pertenece al PCE- como juez tercero del Tribunal de la Segunda Tarde. En cuanto a la noción de checa -en referencia a la Cheka rusa- la mayoría de los historiadores han abusado de ella para designar a los grupos del bando republicano que realizaron 36 detenciones y a veces ejecuciones a partir de julio. Según el historiador inglés Julius Ruiz, el término checa no apareció en España hasta la primavera de 1937, cuando los anarquistas denunciaron los métodos del comunista José Cazorla, jefe de Orden Público de la JDM. En la posguerra, la propaganda franquista generalizó el término checas a todos los locales de los sindicatos y partidos del bando republicano, para designar los edificios y locales donde se realizaban interrogatorios, detenciones y juicios, a veces acompañados de ejecuciones, la mayoría de las veces extrajudiciales…

50 http://sbhac.net/Republica/Fuerzas/EPR/EprC/El5RegimientoDeMiliciasPopulares.pdf

51 Pedro Checa, el principal dirigente restante, fue también miembro del NKVD como secretario de organización del PCE.

52 Díaz y Mije eran panaderos de profesión, miembros del sindicato de alimentación de la CNT en Sevilla. El prestigio de Díaz era importante, y tras su salida de la cárcel, donde se hizo comunista, atrajo a un gran número de simpatizantes y adherentes de la CNT. La sección del PCE en Sevilla se convirtió en la segunda de España tras el núcleo original en el País Vasco.

53 Juventudes Socialistas Unificadas, nacidas de la fusión de las juventudes del PCE y del PSOE, pero en realidad ampliamente infiltradas, sobre todo en Madrid, por simpatizantes de la Tercera Internacional. Su líder, el joven Santiago Carrillo (cuyo padre Wenceslao se mantuvo fiel al PSOE y formó parte de la junta de Casado en marzo de 1939), ocultó su pertenencia al PCE y no la hizo oficial hasta el día en que se incorporó a la junta de Miaja, el 6 de noviembre. https://es.wikipedia.org/wiki/Juventudes_Socialistas_Unificadas. Site en espagnol.

54 Paul PRESTON, Une guerre d’extermination. Espagne 1936-1945, Paris, Belin, 2017.

55 Voir supra note 10.

56 AMORÓS, 2016, p. 118.

57 García Oliver semble être hors-jeu dans ce scénario et n’est pas consulté ni informé de cette proposition.

58 Traduction de l’original :
« Se da cuenta de la negativa de Durruti a la propuesta de nombramiento de Generalísimo del sector del Centro que se le hizo por el Gobierno hace unos ocho días, y de la situación de las fuerzas que manda a Madrid y del viaje de dos miembros del Comité Nacional para verle y convencerle de la necesidad de su presencia aquí.
« Acta de la reunión celebrada el día 8 de noviembre de 1936, en el local del Comité Nacional de la
C.N.T. entre distintos miembros de Comités responsables de la Organización confederal en Madrid. » Archives CNT, IISG Amsterdam.

59 Ante la competencia que parece pudiera existir entre Casado y Durruti de venir éste, se estimando todos no habrá ninguna cuestión ya que el uno es técnico militar y puede figurar a los órdenes del otro, que ha de ser quien con su presencia levantará la moral de todos los combatientes de éste Sector. » (Ibid., in AMORÓS, op. cit. p. 119).

60 Organigrama en la víspera del golpe de Estado :
La I División tenía su cabecera en la villa de Madrid, abarcando la región de Castilla La Nueva y parte de Extremadura con las provincias de Badajoz, Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara. Estaba al mando del general de división Virgilio Cabanellas Ferrer.
Source : https://es.wikipedia.org/wiki/Organización_territorial_del_Ejército_español_en_1936
El 18 de julio, Azaña destituyó a los generales felones, entre ellos a Virgilio Cabanellas Ferrer, que mandaba Madrid y la 1ª Región Militar. Era hermano del sanguinario Cabanellas de Zaragoza. Miaja llegó a ser Ministro de Guerra en el efímero gobierno de Martínez Barrio y luego declinó el cargo bajo el gobierno de Giral.

61 Yagüe estaba furioso porque consideraba que Madrid estaba a su alcance con una ofensiva relámpago tras la toma de Talavera. Esta incursión le costó el puesto: fue destituido por Franco de la próxima batalla de Madrid y sustituido por Varela.

62 https://es.wikipedia.org/wiki/Milicias_Confederales_de_la_CNT_del_Centro

63 http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361112.pdf
Como veremos más adelante, la Soli hace una adición errónea de las fuerzas enviadas desde Cataluña, porque las columnas comunistas se negarán, tras su llegada a Madrid, ¡a ser comandadas por Durruti!
Sobre las cifras de Barcelona, véase Umbral, la revista de la CNT valenciana, con un artículo de elogio a la 26ª División, del que aparece este pasaje sobre la columna de Durruti en Madrid en las páginas 26 y siguientes: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0025756652&search=&lang=fr

64 cuyo líder será el General Martínez Cabrera : https://es.wikipedia.org/wiki/Toribio_Mart%C3%ADnez_Cabrera

65 « Las seis primeras Brigadas Mixtas fueron creadas el 18 de octubre, aunque su organización tardaría un tiempo en completarse. La 1.ª estuvo liderada por Enrique Líster, la 2.ª por Jesús Martínez de Aragón, la 3.ª por José María Galán, la 4.ª por Eutiquiano Arellano, la 5.ª por Fernando Sabio y la 6.ª por Miguel Gallo Martínez. De los seis primeros mandos de las Brigadas Mixtas, tres de ellos tuvieran el carné del PCE (Líster, Arellano y Gallo). Muchos de estos mandos comunistas procedían del Quinto Regimiento, que se había destacado en los combates alrededor de la capital durante los primeros meses de la guerra. » Source: https://es.wikipedia.org/wiki/Brigada_Mixta

66 https://es.wikipedia.org/wiki/Jesús_Martínez_de_Aragón

67 https://es.wikipedia.org/wiki/José_Maria_Galán

68 : https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Sabio_Dutoit

69 Los demás BM sólo se instalaron paulatinamente durante el invierno del 36 y luego durante los años 37 y 38. También se instalaron otros en el Levante y en Andalucía.

https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Brigadas_Mixtas_del_Ejército_Popular_de_la_República

70 A principios de 1938, Mera, mayor de milicias, asumió el mando del IV Cuerpo; luego fue nombrado teniente coronel por decreto el 4 de abril de 1938.

http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=31&a nyo=1938. Véase el año 38 y el nº 81 de 5 de abril de 38 para el nombramiento de Cipriano Mera.

71 http://acontretemps.org/spip.php?article40

72 https://es.wikipedia.org/wiki/Milicias_Confederales_de_la_CNT_del_Centro

73 El aparato de propaganda del PSOE lanzó este eslogan en 1933 para significar el nuevo rumbo radical y revolucionario del PSOE.

74 Francisco LARGO CABALLERO, Mis recuerdos. Cartas a un amigo, Mexico, Ediciones unidas, 1976.

75 En sus memorias, García Oliver dice que desarrolló la idea de un CSG en una reunión de los cuatro ministros cenezes con Horacio Prieto, para no dejar toda la conducción de la guerra a Largo Caballero e Indalecio Prieto. El anuncio podría haberse realizado el 7 de noviembre en Valencia, en un Consejo de Ministros, antes de que García Oliver y Largo Caballero partieran hacia Madrid. Un pasaje del artículo de El Sol del 9 de noviembre del 36, en la página 4, hace referencia a un comunicado del 8 de noviembre que respalda el principio de un Consejo de Guerra. El Presidente del Consejo aceptó el principio y dio 48 horas a los demás ministros para que dieran su acuerdo y el de sus partidos.

76 Abel PAZ, op. cit. p. 626.

77 (Ibíd). Embajador soviético desde agosto de 1936 en Madrid, luego en Valencia, Rosenberg será llamado a la URSS en febrero de 1937 para desaparecer en las purgas de 1938.

78 RADOSH, HABECK et SEVOSTIANOV, op. cit. Voir document 15.

79 https://fr.wikipedia.org/wiki/André_Marty. Más tarde fue apodado el «Carnicero de Albacete».

80 http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/123192. Site en espagnol. Voir onglet Historia. https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1936/290/B00354-00355.pdf : pour le décret signé Largo Caballero, voir p. 355.

81 Aunque socialista cercano al «Lenin español», Del Vayo era en realidad un filocomunista denunciado como agente comunista por Largo Caballero en sus memorias y por Bolloten. Esto también se confirma en los informes enviados a Moscú donde se le cita. Ver Boris VOLODARSKY, El caso Orlov. Los servicios secretos soviéticos en la guerra civil española, Crítica, 2013.

82 Álvarez del Vayo asiste a una reunión de la Junta de Defensa. García Oliver es denunciado en Madrid, sin más detalles, por La Voz y El Sol del 12 de noviembre del 36. El ABC del 13 de noviembre confirma su presencia el día anterior en una reunión del JDM.

83 Sólo las actas de las reuniones oficiales de la República podrían zanjar definitivamente el debate sobre la fecha correcta. De hecho, la agencia Febus, que produjo los despachos reproducidos por el
La agencia Febus, que elaboró los despachos reproducidos por los periódicos de la capital, no mencionó la reunión del CSG del 14 de noviembre y se limitó a informar del acta del Consejo de Ministros.

84 Pues mencionar, el 9 de noviembre, la sustitución de Miaja, nombrado tres días antes, puede parecer extraño y prematuro, aunque el conflicto entre éste y Largo Caballero ya era visible.

85 Manuel CHAVES NOGALES, La Defensa de Madrid :
http://lelibros.online/libro/descargar-libro-la-defensa-de-madrid-en-pdf-epub-mobi-o-leer-online.
En français chez Quai Voltaire, 2014. Chaves Nogales était par ailleurs directeur du quotidien madrilène Ahora.

86 Según Miguel Amorós, el texto de las conversaciones entre Miaja y el Gobierno se encuentra en los archivos militares de Ávila. De este modo, sería posible rastrear estos diferentes incidentes, tal y como los relata Chaves Nogales.

87 « El ministro de Estado, que asistía a la reunión, expusó el estado en que se encuentra la situación internacional con respecto a los sucesos de España, y dijó que desde el traslado del Gobierno a Valencia la opinión internacional se había inclinado favorablemente hacia el Gobierno legítimo de España. Estimó el general presidente, y su opinión la compartieron todos los reunidos, que la Junta de Defensa de Madrid no es más que una prolongación del Gobierno legítimo de la República española. »

88 Francisco LARGO CABALLERO, op. cit. p. 113.

89 « Parece ser que se trata de proponer a alguien que, sin ser militar, no carezca de dotes de mando militar, y que siendo civil no sienta tentaciones de convertirse en jefe de gobierno. Me permito proponer a Durruti, que ya lleva unos días enfrentando los problemas de Madrid y que, según me informaron esta mañana, ya está en el frente con su columna. » In GARCÍA OLIVER, op. cit., chapitre « Madrid sin gobierno ».

90 La lectura de los hechos se dificultó porque García Oliver confundió la fecha de creación del CSG con la fecha en que propuso el nombramiento de Durruti.

91 CHAVES NOGALES, op. cit., p. 89.

92 http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2013/06/16/caballero-pidio-vajilla-valencia- miaja/1007536.html

93 El capitán López Tienda murió accidentalmente el 25 de octubre de 1936 mientras manipulaba su subfusil MP28/II, comúnmente conocido como naranjero. Por eso es un error que García Oliver afirme en sus memorias que habló con él en Madrid en noviembre del 36. En su libro, Llarch da la fecha errónea del 2 de noviembre para este accidente, explicando que López Tienda fue herido mortalmente cuando se bajó de su vehículo en Móstoles, cerca de Madrid. El naranjero se le cayó de las manos y el impacto contra el suelo provocó un disparo accidental. Para la fecha correcta, véase La Vanguardia del 28 de octubre del 36 y La Voz del 27 de octubre del 36. La Voz informa de su entierro en Madrid, pero sin dar detalles de las circunstancias de su muerte. De paso, el artículo dice dos falsedades al nombrar a López Tienda como teniente coronel cuando sólo era capitán, y al nombrar a Virgilio Llanos (Manteca) como delegado del POUM de la columna López-Tienda cuando era miembro del PSUC.

94 Vicente ROJO, Así fue la defensa de Madrid, 1967. En la lista de mandos militares del final del libro, sólo aparece Durruti, con el nombre de Durruti, Ciudad Universitaria, jefe de Columna de refuerzo. La columna Libertad – López-Tienda, al mando del capitán Eduardo Martín González, y la columna Carlos Marx, dirigida por el PSUC Trueba – Del Barrio, no aparecen en el organigrama.

95 Los detalles biográficos completos del sargento Manzana se tratarán en el capítulo VI.

96 Era el coronel Xanti, cuyo nombre real era Mamsurov Jadzhi-Umar, que era miembro del GRU, el servicio secreto militar soviético. Especialista en guerra de guerrillas y ametralladoras, Xanti sobrevivió a las purgas. Bolloten lo cita en su breve página sobre la muerte de Durruti. Entrevistado en 1968, Xanti afirmó su inocencia y dijo que fueron «ellos», refiriéndose a los anarquistas, quienes lo mataron. ¡En 2015, un ayuntamiento comunista cercano a Madrid le erigió una estatua!
https://mundo.sputniknews.com/espana/201502161034395628/
En sus memorias, García Oliver describe la escena en la que ve a Durruti, a su llegada a Madrid el 13 de noviembre, pedir a los propios oficiales soviéticos que asignen un asesor militar ruso a la columna. García Oliver se quedó atónito ante esta petición, que desaprobó, porque en este caso la unión con las fuerzas de Mera sería imposible, ya que el comité de defensa regional de la CNT de Madrid era muy hostil a los rusos. Posteriormente, señaló que Durruti había decidido, por iniciativa propia, instalar el puesto de mando de la columna en la Ciudad Universitaria, en el sector más expuesto de la capital.

97 No se dice que Durruti haya sido informado de que iba a sustituir a Miaja. García Oliver no recoge en sus memorias ninguna discusión con Durruti sobre este punto concreto mientras recorrían juntos el frente de Madrid el 14 de noviembre. Este es un punto crucial en el que no se ha hecho mucho hincapié. García Oliver regresó a Valencia al final de la jornada del 14 de noviembre, para asistir al día siguiente a la sesión de clausura del pleno regional de la CNT. No volvió a ver a Durruti. El 19 de noviembre ya habían pasado cinco días. Miaja pudo comprobar que Largo Caballero no había iniciado el procedimiento de destitución. Además, los comunistas lo conocían bien, cuyas amenazas y promesas no siempre se cumplían.

98 Nada más tomar el poder en septiembre del 36, la preocupación de Largo Caballero fue organizar el nuevo personal central. La creación del EPR, la puesta en marcha de las brigadas mixtas y el decreto de militarización de las milicias le dieron una ventaja en la siguiente etapa. La decisión de nombrar a García Oliver -para organizar las futuras Escuelas de Guerra Popular a partir de finales de noviembre del 36- pretendía formar a los futuros oficiales lo más lejos posible de la órbita del PCE.
Véase http://www.cazarabet.com/idea/anarquistas/comitesdefensa.pdf pp. 7-10 y nota 15.

99 https://fr.wikipedia.org/wiki/Service_des_agents_illégaux_russe_et_soviétique. Grigulevith está en la lista de los ilegales más conocidos.

100 https://fr.wikipedia.org/wiki/Walter_Krivitsky.Operando en Europa Occidental, sintió el viento de las purgas que se avecinaban en 1937, y decidió desertar a París, y luego a Nueva York.

101 Hay que recordar que en sus memorias, Mera se refiere a un intento de asesinato contra él, Verardini y un secretario a finales de julio del 37. Tras un primer altercado con Líster, que mentía sobre las condiciones de la captura de Brunete, Mera lo confesó a Miaja e Indalecio Prieto. La represalia de Líster no se hizo esperar. Dos días más tarde, por la noche en su puesto de mando, Mera recibió una ráfaga de fuego de ametralladora. Él y Verardini escaparon, pero no el secretario, al que le amputaron el pie. Mera llamó al comunista Modesto, que restó importancia al incidente. Modesto no informa a Miaja y habla de una «bala perdida». Al día siguiente, Mera fue a ver a Modesto y, con la mano en la pistola, le pidió explicaciones sobre esa «bala perdida» de una ráfaga de ametralladora… ¡a ocho kilómetros de las líneas enemigas! Miaja, que finalmente es informada por Modesto, sólo puede observar…

102 El GRU es el servicio secreto del Ejército Rojo. Berzin fue su director de 1924 a 1935. https://fr.wikipedia.org/wiki/Ian_Berzine

103 Boris VOLODARSKY, El caso Orlov. Los servicios secretos soviéticos en la guerra civil española, Crítica, 2013.

104 La calle donde vivían los dos activistas italianos estaba bajo el control del PSUC, que había puesto barricadas en el acceso a la misma.

105 ¡El periodista estadounidense Thomas E. Ricks, autor de una biografía de Orwell y Churchill publicada en 2017, informa de que los archivos del KGB han revelado que Orwell y su esposa fueron condenados a muerte! Fuente: Le Point n° 2398 del 18 de agosto de 2018.

106 https://fr.wikipedia.org/wiki/Alexandre_Orlov. Su huida a finales del invierno del 38 es de antología. Refugiado en Estados Unidos, nunca fue ejecutado -como tampoco lo fue Krivitsky- mientras el espía Philby y su banda conocida como los Cinco de Cambridge (de la que Orlov fue durante un tiempo el responsable del caso) seguían activos en el servicio secreto británico.

107 Sygmunt STEIN, Ma guerre d’Espagne. Brigades internationales : la fin d’un mythe, Paris, Le Seuil, 2012.

108 … y por cierto Ehrenburg: véase VOLODARSKY, op. cit. pp. 117 y 120. Ilya Ehrenburg, corresponsal de Izvestia, fue uno de los raros supervivientes de las purgas. Se dice que fue el inventor del lema que luego se atribuyó a Durruti: «Renunciamos a todo menos a la victoria». – Probablemente sea también el autor del artículo de Izvestia del 23.11.36 y del siguiente pasaje: «La formación del gobierno del Frente Popular se debe en gran medida a la presión ejercida por Durruti. A través de las terribles experiencias de la lucha contra el fascismo, Durruti había experimentado una evolución que lo acercó al Partido Comunista. Cuando dejó el frente de Aragón para venir a Madrid, dijo: «Sí, me siento como un bolchevique, y estoy dispuesto a poner el retrato de Stalin en mi escritorio. » « La formación del Gobierno del Frente Popular se debe, en gran parte, a la presión ejercida por Durruti. A travès de las terribles experiencias de la lucha contra el fascismo, Durruti había vivido una evolución que le iba acercando al Partido Comunista. Cuando dejó el frente de Aragón para ir al frente de Madrid, declaró : “ Sí, me siento bolchevique, y estoy dispuesto a poner en mi mesa de trabajo el retrato de Stalin. ”. »
Esta consigna fue retomada posteriormente por Tierra y Libertad el 29 de octubre de 1936 y por la CNT en todas las conmemoraciones en honor a Durruti. Ariel agrega en su folleto de 1945 sobre Durruti acerca de «Ariel añade en su folleto de 1945 sobre Durruti que había «renunciado a todo menos a la victoria» http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19370000/19370221.pdf
El editorial sin firma del Soli del 21.02.37 y la famosa frase repetida aquí, sin duda por Toryho.

109 http://www.revolutionpermanente.fr/Espagne-1936-Hongrie-1956-Nom-Erno-Gero-profession-contre-
revolutionnaire : un bon résumé des activités de Gerö.

110 Volodarsky trata el tema desde el extremo corto del palo: véase las páginas 187-188. Parece restar importancia al conflicto entre Orlov y Gorev. Dice que no hay informes ni documentos que demuestren que efectivamente se enfrentaron por la omnipresencia del NKVD. Como si todo estuviera y pudiera escribirse…
http://documentstalk.com/wp/gorev-vysokogorets-vladimir-efimovich-1900-1938/ : une biographie de Gorev. Site en anglais.

111 http://next.liberation.fr/amphtml/culture/1996/08/23/images-de-la-guerre-d-espagne-5-cine-et-
memoirecomment-staline-executa-ses-valets_179157
Este artículo de Liberation también cita a Koltsov, que se acercó a Durruti el día de su muerte con su camarógrafo Karmen. El escritor de cartas Koltsov fue retirado el 6 de noviembre de 1937 y desapareció en las purgas de 1940.

112 Se convirtió en intérprete del general ruso Gorev y luego del asesor militar Berzin, y desapareció en Valencia a finales de noviembre de 1936, en condiciones que nunca se han aclarado. Probablemente fue ejecutado por la NKVD por orden de Orlov. Cf. Ignacio MARTÍNEZ DE PISÓN, L’encre et le sang : Histoire d’une trahison, « Enterrar a los muertos », Genève, Markus Haller, 2009. Sur José Roblès : https://fr.wikipedia.org/wiki/José_Robles_Pazos

113 Véanse los planos del frente en los anexos 6 y 6a

114 http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/4329-antonio-bonilla-albadalejo-anarquista-de-la-columna- durruti.html

115 Véase Abel Paz, op. cit. p. 667. Se trataría del Batallón Asturias, que se negó a socorrer a los milicianos del Hospital-Clínico: Amorós, 2016, p. 156. El Batallón Asturias llegó a Madrid el 19 de julio y formó parte de la Columna Mangada, luego, a principios de noviembre, se formó la primera Brigada Internacional, la IX BI o Brigada Thaelmann: Ver http://www.belliludi.com/quinto.html et https://es.wikipedia.org/wiki/XI_Brigada_Internacional

116 José Peirats volvería a realizarlo en los años 50 y 60 en su obra maestra sobre la CNT. En el volumen 1, 2017, pp. 332-334, de la actual publicación en francés de La CNT dans la révolution espagnole, es lamentable que Ediciones Negro y Rojo no haya optado por comentar, aunque sea mínimamente, esta versión groseramente engañosa, 80 años después… Sobre todo porque Peirats comienza dando una fecha errónea -el 20 de noviembre- para el día en que Durruti fue herido. Luego escribió: «Desde el principio se pensó que era un atentado […]. El propio sentimentalismo popular alimentó la creencia de un asesinato, una hipótesis confusa dadas las circunstancias que rodearon su muerte. […]. Deseosos de desmentir lo que se creía una maniobra maquiavélica, los comités de la CNT y de la FAI publicaron el día 21 la siguiente nota: «Trabajadores, los emboscados de la llamada Quinta Columna han hecho circular el falso y vil rumor de que los traidores han asesinado cobardemente a nuestro camarada Durruti. [Durruti no fue víctima de ninguna traición. Cayó luchando como tantos otros soldados de la libertad.

117 Quand il examina la veste de cuir de Durruti chez Emilienne Morin en 1939 à Paris : http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf.

118 In Abel PAZ, op.cit. p. 669

119 In Abel PAZ, op.cit. p. 692 Este punto en particular intrigó a Paz porque Bonilla debía estar a 20 metros de distancia, lo que hacía posible el sonido de un disparo de un naranjero.

120 http://www.armeetpassion.com/bergmannmp28-2.html ; https://historiayguerra.net/2014/03/26/subfusil-mp- 28naranjero-alemaniaespana/ et https://es.wikipedia.org/wiki/MP28
Cette arme EMP-35, fabriquée en Allemagne et exportée en Espagne dans les années 30, ressemblait au MP28. https://fr.wikipedia.org/wiki/ERMA_EMP-35

121 G. Oliver les da la versión que Manzana le contó el día antes del entierro en presencia del doctor Santamaría, con la instrucción imperativa de guardar silencio sobre este estúpido accidente, en el tono del «secreto de grupo», que es la larga historia de los ex-Los Solidarios Nosotros : (https://fr.wikipedia.org/wiki/Los_Solidarios)

122 Aquí nos encontramos con las inexactitudes características de los relatos, testimonios o memorias de los protagonistas, donde no se utilizan los términos adecuados. Hablar de un naranjero en noviembre de 1936 no tiene sentido, ya que esta ametralladora sólo llevaba este apodo desde finales de 1937, cuando se fabricó en la España republicana. http://www.sbhac.net/Republica/Fuerzas/Armas/Infanteria/Subfusiles/Subfusiles.htm http://www.benemeritaaldia.org/index.php/historia-de-la-guardia-civil/20920-subfusil-mp-28-ii-de-9-mm-largo- el-verdadero-schmeisser-de-la-guardia-civil-subfusil-mp-28-ii-de-9-mm-largo-el-verdadero-schmeisser-de-la-guardia-civil.html

Derivada de los modelos alemanes MP18 y MP28 creados hacia el final de la Primera Guerra Mundial y los años veinte por Schmeisser para la firma Bergmann y luego Haenel a partir de 1921, la versión modificada conocida como MP28/II fue importada bajo licencia antes de la guerra civil, desde la fábrica Pieper en Bélgica a raíz de una cláusula del Tratado de Versalles que prohibía la producción de armas automáticas en suelo alemán. Tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 en Asturias y ante las pérdidas sufridas por la Guardia Civil, el alto mando militar buscó un modelo más adaptado a la represión. Así, el MP28/II fue utilizado por la Guardia Civil desde finales de 1934, ya que esta ametralladora, muy robusta, podía utilizar munición de diferentes calibres. Para la versión española se hizo una adaptación para poder utilizar el 9 mm Bergmann-Bayard llamado 9×23 (o 9 mm Largo en su versión española) en lugar del 9×19 Parabellum de serie. Efectivamente, las fábricas de armamento vascas fabricaron el 9 mm Largo a partir de 1903 y esta munición fue reglamentaria en el ejército español, siendo también utilizada en la pistola Astra 400 y Campo Giro. En el MP28/II, una palanca de amartillado ponía el arma en posición de disparo a medio recorrido. Un selector de modo de disparo situado encima del gatillo, permitía seleccionar el disparo único o la ráfaga. Para este último modo, había que mantener pulsado el gatillo. Cabe destacar que el MP18/I de disparo automático también tenía un cargador recto y un pequeño lote fue importado de Estonia a España en 1937 donde se fabricó bajo licencia.

El debate sigue siendo confuso en cuanto al año exacto de fabricación del MP28 en España. Algunos especialistas y otros como Santillán afirman que se hizo una copia en España antes de la guerra civil pero sin licencia. A menudo se confunde el MP28 con el RU35, de forma similar, que se fabricó en la fábrica vasca Astra de Eibar ya en 1934.
https://historiayguerra.net/2016/02/05/subfusiles-ru-35-y-si-35-espana/

Tras la caída de Bilbao en junio de 1937 y la toma de las fábricas de armas vascas por parte de los sublevados, el MP28- II, también utilizado por los militares en los años 30, se construyó sin licencia a partir de mediados de 1937 o principios de 1938 en la fábrica de Alberique, cerca de Valencia, de ahí su apodo, que se cree que es una referencia a los naranjos cuya madera oscura se utilizó para su construcción. Algunas de las armas también llevaban grabada la FAI cuando estaban destinadas a unidades anarquistas. La diferencia con la MP 28/II alemana es el color oscuro de la madera utilizada y la palanca de armado de punta redonda. También había copias del EMP-35 que se parecían al naranjero pero con una empuñadura vertical cerca del gatillo.

Para facilitar la referencia en el texto y mantener la conexión con otros relatos, lo llamaremos «naranjero», aunque este apodo sólo fue efectivo entre 1937 y 1938, cuando se fabricó sin licencia alemana… ¡y con razón!
En conclusión, el modelo utilizado por Manzana en noviembre del 36, debió ser el MP28/II importado de Bélgica y con munición 9mm Largo. También vemos a García Oliver en agosto del 36 blandiendo una MP28 en las calles de Barcelona. Véase el anexo 2d.

A continuación se muestra el original alemán MP28/II: https://youtu.be/ULg3Q36RWtk

Este documental, muy instructivo, explica los detalles del mecanismo interno común a los modelos MP18/28 y el posicionamiento de las balas en el cañón. Aquí está el modo ráfaga en la MP18 en su primera versión, muy reconocible por la forma de su caracol cargador, y de mayor capacidad. Después de 1920, se modificó en particular para añadir un cargador recto y también el disparo de un solo tiro.

123 Véase la posición de la palanca de amarre en el Apéndice 2, foto inferior. Dicho esto, el MP28/II también podía ponerse en posición de seguridad, bien encajando la palanca de amarre en la muesca prevista para ello, o bien en una posición intermedia que corresponde a la posición del arma lista para disparar. La primera posición también permite introducir o extraer el cargador derecho, situado en el lado izquierdo, con total seguridad.

Véase la carta de Santillán en http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf.

Sin embargo, según los especialistas de los naranjeros, muchos soldados preferían dejar la palanca de amartillado en posición adelantada o cerrada para evitar que entraran cuerpos extraños en el cargador o en el cañón. http://batallashistoricas.com/c-segunda-guerra-mundial/mp18/
En cuanto a la peligrosidad del arma, la MP28/II funciona de la misma manera que la MP18. Consulte los detalles técnicos que explican el disparo accidental en caso de impacto.

124 https://elpais.com/diario/1993/07/11/espana/742341609_850215.html

125 In Hans Magnus ENZENSBERGER, op. cit. pp. 300-301.

126 Jaume Miravitlles i Navarra había sido miembro de la CCMA y posteriormente se convirtió en Comisario de Propaganda de la
Generalitat, nombrado por decreto el 04.10.36.

127 Joan LLARCH, op. cit.

128 Ver carta de Diego Abad de Santillán a Martínez Bande, 26 de diciembre de 1970: «Se mató con la ametralladora que estábamos fabricando. [Manzana me informó inmediatamente, y como en ese momento había todo tipo de rumores, no intentamos aclarar el asunto’, en http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf; y en 1977: véase la entrevista publicada en A Contretemps n°10.

129 Moins « glorieuse » que la première version, la divulgation de la seconde aurait pu faire du tort au mouvement.

130 Le témoignage de Bonilla est tiré d’un entretien donné à la revue Posible n°80 de juillet 1976, cf. Les Giménologues, op. cit. note 53, p. 555.

131 Voir infra note 155.

132 Sin embargo, no se puede descartar que el Manzana naranjero estuviera en la posición más peligrosa. De hecho, según los especialistas, muchos soldados preferían dejar la palanca de amartillado en posición adelantada o cerrada para evitar que entraran cuerpos extraños en el cargador o en el cañón. Ver http://batallashistoricas.com/c-segunda-guerra-mundial/mp18/
En cuanto a la peligrosidad del arma, la MP28/II funciona de la misma manera que la MP18. Consulte los detalles técnicos que explican el disparo accidental en caso de choque.
120 Antiguo miembro del grupo Nosotros con García Oliver y Durruti, Ortiz dirigió la segunda columna que partió hacia Aragón a finales de julio del 36: http://losdelasierra.info/spip.php?article5880

133 [spontanément, en lui demandant de n’en parler à personne, ce que César accepta] : ajout de 2019.

134 En los Giménologos, op. cit, pp. 566-567, que citan a César M. LORENZO de su libro inédito:
Las raíces españolas del socialismo libertario, capítulo titulado «Tantarantana».

135 Extrait de César M. LORENZO op. cit., pp. 26-27.

136 Esta teoría de un accidente provocado -al entrar en el Packard- por la caída al suelo del naranjero, llevado en bandolera y que se le habría escapado a Manzana, es compartida por trabajos recientes que se sintetizan en la novela histórica publicada en 2004 por Pedro de Paz: http://www.pedrodepaz.com/textos/libros/durruti.shtml?3

137 No obstante, hay que tener en cuenta que el término «su naranjero» puede referirse tanto a una subgunta que le pertenece como a una que estaba en sus manos en ese momento pero que no le pertenecía, por ejemplo la de Manzana. Existe, por tanto, una segunda posible subvariante del accidente, que consistiría en que Durruti se bajara del coche y cogiera deliberadamente el naranjero de las manos del herido Manzana. Cuando Durruti volvió a subir al Packard, provocó inadvertidamente que la culata del subfusil golpeara el suelo o el estribo del vehículo, lo que provocó un disparo a corta distancia, con la bala entrando directamente por la parte delantera bajo el pecho izquierdo. En cualquier caso, esta subversión del accidente en el suelo, o en el estribo en el que habría golpeado la culata del naranjero, tenía una ventaja, ya que el miliciano de a pie que se enteraba de ello sabía que esta arma era especialmente peligrosa.

138 Cf. Giménologues, op. cit. 2016, p. 570.
139 https://fr.wikipedia.org/wiki/Astra_mod.400
Esta arma reglamentaria Astra 400 utilizada por los militares españoles es probablemente el modelo que posee Manzana. En muchas fotografías lleva una funda de pistola en el cinturón, aunque tradicionalmente la pistola es un arma reservada a los oficiales. Esta pistola es de calibre 9 mm Largo al igual que la munición 9 mm Largo de la MP28/II o naranjero. ¿Podría la pistola en posesión de Manzana haber causado lesiones idénticas en el cuerpo de Durruti? El modelo Astra 400 con munición 9mm Largo ha sido ampliamente utilizado por los militares españoles desde la década de 1920. Una fábrica de armas cerca de Valencia produjo en 1938 un modelo RE para República Española y una segunda fábrica en Cataluña produjo el modelo «Francisco Ascaso» para unidades anarquistas. Esta pistola, recuperada de las existencias republicanas tras la Retirada de 1939, fue apodada «mange-tout» por los combatientes de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial porque podía utilizar indistintamente varios calibres de munición. En este sentido, están los acontecimientos que rodearon la muerte, el 16 de julio del 36, del general Amado Balmes Alonso, gobernador militar de la isla de Gran Canaria. Según los historiadores que discuten sobre el tema, este general africanista y liberal-conservador se opuso al golpe de Estado de su superior, el general Franco, que lo hizo asesinar en vísperas de su partida en hidroavión para unirse a las tropas de la Legión estacionadas en Tetuán, en Marruecos. El crimen se disfrazó como un accidente en el que Balmes se disparó accidentalmente con su pistola Astra 400 al intentar descerrajar su arma, que estaba atascada por una bala atascada en el cañón. La muy discutida autopsia concluyó que la bala había atravesado el cuerpo de abajo a arriba, causando una hemorragia mortal comparable a la de Durruti. Los defensores del asesinato afirman que la bala fue disparada desde el costado, bajo la axila izquierda, y que impactó en el bazo, como informó un periódico local el mismo día, antes de cambiar su versión al día siguiente, el día del funeral.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pistola_Campo_Giro.
Este modelo más antiguo, Campo Giro, se utilizó hasta 1921 antes de la introducción del Astra 400 que también utilizaba cartuchos Largo de 9 mm. Ambos modelos tienen el mismo tamaño: 225 mm.

140 Tesis presentada por Ricardo Sanz (escrita en 1981), publicada tras su muerte: «La muerte de Durruti en la batalla de Madrid», 20 de noviembre de 1991. Se basó en las palabras de Manzana, a quien conoció un año después de los hechos (véase Giménologues, op. cit., p. 575).

141 Miguel Amorós, entretien donné en 2014 : http://gimenologues.org/spip.php?article644&lang=frIi

142 AMORÓS, 2016, op. cit.,
http://www.fondation-besnard.org/IMG/pdf/Amoros_-_Durruti_en_el_laberinto_final.pdf

143 Aussi avancée par un cénétiste prénommé « Paco » : témoignage cité par LLARCH, op. cit.,p. 20.

144 Cf. Giménologues, op. cit. note 53, p. 555.

145 Ortiz estaba en Francia desde julio de 1938, y fue internado en otoño de 1938 en el campo de Vernet. Debió visitar a Emilienne Morin en las semanas siguientes a su salida de la cárcel, probablemente a principios de abril de 1939: http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf

146 http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf

147 ¡El cinturón y la pistola debían ser copias! Vea a continuación el contenido de la maleta entregada por el Dr. Santamaría a Emilienne Morin.

148 En la revista de la CNT valenciana, Umbral nº 53 de 19 de noviembre del 38, pp. 15 y 16, podemos ver la vitrina donde se exponía la camisa.

149 En noviembre del 37 hubo un homenaje en el cementerio de Montjuïc donde García Oliver pronunció un discurso que se puede ver en un documental de la CNT en su totalidad a continuación: https://www.youtube.com/watch?v=ueMGpVfJ0jc
Recordó en un tono vibrante la lucha del grupo los Solidarios, creado en 1923 y compuesto por los «mejores terroristas de la clase obrera» contra los pistoleros, la patronal y el gobierno…
Este documento también menciona la presencia de Emilienne Morin entre el público de la reunión celebrada en el cine Tívoli de Barcelona

150 http://affiches-combattants-liberte.org/fr/28 gomez-h
http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19380000/19381120.pdf p. 3. Ces deux liens font état de la date de novembre 38.

151 La maleta también es mencionada por José Peirats y Ricardo Rionda Castro. Este último pertenecía al comité de guerra de la columna Durruti y estaba presente en Madrid. Enzensberger (op. cit., p. 301) cita sus dos fuentes:

«Era increíble, no tenía nada, absolutamente nada. Todo lo que poseía era de todos. Cuando murió, empecé a buscar ropa para el funeral. Finalmente, encontramos una vieja chaqueta de cuero muy gastada, unos pantalones caqui y unos zapatos con agujeros. En una palabra, era un hombre que lo regalaba todo, no le quedaba ni un botón. No tenía nada.
Ricardo Rionda Castro
«En su maleta había lo siguiente: una muda de ropa, dos pistolas, prismáticos y gafas de sol. Ese era todo el inventario. José Peirat

Cuando Rionda menciona la maleta, estaba en un pequeño hotel de Madrid donde se alojaba Durruti. Además de los efectos ya mencionados, contenía un kit de afeitado y una pequeña libreta con la anotación «15 de noviembre: he pedido al Subcomité de la CNT un préstamo de 100 pesetas para mis gastos personales». El Dr. Santamaría añadió el cinturón, la gorra y la chaqueta de cuero.

152 También le contará que destruyó las pertenencias de Durruti porque tenía miedo de la llegada de los alemanes en 1940. Los papeles, el contenido de la maleta, incluida la famosa chaqueta de cuero, fueron quemados. También cabe imaginar que la maleta pudo ser confiada a amigos de confianza, sabiendo que Mimi había corrido enormes riesgos con el Colt, que finalmente prefirió ocultar:
http://labibliotecafantasma.es/cartadebatalla/wp-content/uploads/2013/11/INTERVIU-0052-19770512.pdf

153 Como responsable de propaganda de la Generalitat, Miravitlles viajaba con frecuencia a París para reunirse con intelectuales y artistas antifascistas, e incluso los invitaba a Cataluña.

154 Sa fille Colette se trouvait Paris en novembre 1936.

155 Voir fiche technique du film daté de novembre 1937 p. 206 ci dessous : http://gimenologues.org/IMG/pdf/la_construction_du_genre_dans_le_cinei_ma_anarchiste_de_la_guerre_civil_ d_espagne.pdf

156 http://militants-anarchistes.info/spip.php?article4086
Elle est annoncée comme oratrice à un meeting de l’Union anarchiste à la Mutualité à Paris, le 27 mai 37.

157 in op. cit., p. 717.

158http://labibliotecafantasma.es/cartadebatalla/wp-content/uploads/2013/11/INTERVIU-0052-19770512.pdf

159 (op. cit., pp. 216-218).

160 Sólo el Dr. Moya Prats -citado por Llarch en el capítulo 1- menciona una salida de bala por la espalda. Véase la sección sobre médicos más abajo.

161 Citado por Téllez en una carta enviada a Ortiz el 24 de abril de 1978 : http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf
Tras ser destituido de su cargo de mayor de la 25ª División el 14 de septiembre del 37, Ortiz se incorporó a la Escuela de Estado Mayor Popular en diciembre del 37. En marzo de 1938, fue nombrado jefe de la reorganizada 24ª División, que fue trasladada a la frontera pirenaica entre Francia y Andorra. Pero los comunistas siguieron exigiendo su destitución al primer ministro Negrín. Para debilitar su posición, Ortiz fue degradado a sargento -un rango tres veces inferior- mediante un decreto fechado el 8 de junio del 38 pero publicado oficialmente el 17 de junio. Entonces llegó la más peligrosa citación en la sede de la calle Muntaner de Barcelona, a la que Ortiz se negó a acudir. Cuando el 4 de julio del 38 se enteró de que había sido despojado del mando de la 24ª División, decidió huir con sus compañeros a Francia al día siguiente. Véase MÁRQUEZ y GALLARDO, op. cit, pp. 239-241, y los Giménologos, op. cit, página 785.

162 Este intento de asesinato se lo reveló a Mimi cuando se encontró con ella en París en el verano de 1939: MÁRQUEZ y GALLARDO, op. cit.

163 Entretien donné à Pedro Costa Musté pour la revue Posible, n° 80, 22-28 juillet 1976, cité dans Abel Paz, op. cit, p. 692.

164 http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf

165 Entretien donné à Pedro Costa Musté pour la revue Posible, n° 80, 22-28 juillet 1976 : Cf. Giménologues, op. cit., p. 565

166 https://fr.wikipedia.org/wiki/Péricarde
Aunque la bala no alcanzó el corazón, sí dañó las arterias y provocó una hemorragia interna.

167 Manuel BASTOS ANSART, De las Guerras Coloniales a la Guerra Civil. Memorias de un cirujano, Barcelone, Editorial Ariel, 1969.

168 http://durrutisangreanarkista.blogspot.com/2011/11/el-hombre-que-mato-durruti-y-ascaso.html https://fr.wikipedia.org/wiki/Abdomen

169 LLARCH, op. cit, p. 216

170 https://www.todocoleccion.net/libros-antiguos-medicina/las-heridas-por-arma-fuego-ano-1936-m-bastos-
ilustrado~x64745259

171 Amorós hizo este importante descubrimiento en los papeles de Enzensberger, depositados en el archivo de la CNT en Ámsterdam. El autor no lo incluyó en su libro El breve verano de la anarquía. Enzensberger conoció al Dr. Martínez Fraile en 1971. Lo describió como un «médico de mentalidad liberal». Lo cita en la p. 289: «Estoy convencido de que fue un atentado. Apenas expiró Durruti, los más importantes dirigentes del anarquismo español desaparecieron de Madrid.»

172 ENZENSBERGER, op. cit. p. 285.

173 http://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?f=19&t=3830&start=45
A este respecto, existe un mensaje publicado en un foro en 2005, cuya autenticidad no podemos certificar, y cuyo autor se presenta como nieto del Dr. Bastos. Este es el mensaje publicado por «sohomadrid» el 14 de diciembre de 2005 y traducido a continuación:
«Hoy he encontrado este foro mientras buscaba algo sobre mi abuelo, el Dr. Manuel Bastos Ansart. Don Manuel Bastos Ansart fue llamado, en su época, el padre de la traumatología moderna y sus tratados se estudian hoy en las facultades de medicina de todo el mundo. Además, examinó a Durruti, que resultó herido de muerte y fue trasladado al hospital instalado en el Hotel Ritz. Mi abuelo murió hace tiempo, pero siempre contaba la historia de Durruti y de cómo su naranjero disparó su pistola y las pocas palabras que salieron de su boca antes de morir. Me parece, por lo que me contó mi abuelo, que ya repetía mientras agonizaba: «Qué idiotez, qué idiotez», la «maldita pistola», eso era, nada más y nada menos. No dijo nada más, pero es cierto que en ese momento, tras su muerte, parece que decidieron que nadie dijera nada sobre la forma tan poco heroica en que murió.

174 Abel PAZ, op. cit., p. 665

175 Esta frase del discurso (publicado por la CNT-FAI en forma de folleto en diciembre de 1936) sería repetida por el cónsul ruso en Barcelona en una carta a Companys. «La convergencia de ideas entre los altos dirigentes libertarios y los estalinistas estaba funcionando», comenta Amorós2014, p. 154.

176 https://www.youtube.com/watch?v=zysd62NBm7E&feature=youtu.be
La película fue realizada en noviembre del 36 por Koltsov y el camarógrafo Karmen. Se trata de un extracto de unos 40 segundos del minuto 2 y 23 segundos de una película rodada unas horas antes de la muerte de Buenaventura.

177 http://cartotecadigital.icc.cat/cdm/singleitem/collection/catalunya/id/2919/rec/13 http://cartotecadigital.icc.cat/cdm/singleitem/collection/catalunya/id/2213/rec/27
Estos dos mapas -uno de los cuales es un documento de la CNT y el otro un mapa de Barcelona de 1935- nos permiten seguir los relatos de las jornadas de julio haciendo referencia a los lugares de los combates.

178 Según Miguel INIGUEZ (Esbozo de una Enciclopedia histórica del anarquismo español, Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, Madrid, 2001), el sargento de Artillería Valeriano Gordo Pulido pertenecía al cuartel de Las Atarazanas, donde aún existía un parque de artillería -que estaba en proceso de ser trasladado al cuartel de San Andrés, donde se acuartelaba el Regimiento de Artillería Ligera 7-.
El sargento de artillería Martín Terrer Andrés pertenecía al 8º Regimiento de Artillería con sede en Mataró. De permiso durante los días de julio, participó con Ortiz en los combates callejeros.
Gordo y Terrer formaban parte de los militares republicanos que estaban en contacto con el grupo Nosotros, y se organizaban dentro de la asociación clandestina «Apoyo Mutuo», cuyas ramificaciones se extendían por toda España (véase MÁRQUEZ y GALLARDO, op. cit. p. 101).
No se sabe con certeza a qué cuartel estaba destinado el sargento de artillería José Manzana Vivó. De 1929 a 1933, estuvo en el cuartel de los Docks y luego en la 4ª Brigada de la IV División, que corresponde al cuartel de San Andrès o al de Mataró. ¿Se unió entonces a Las Atarazanas, como dice Abel Paz en su libro? Esto parece lógico, ya que conoce a Gordo. Es compatible con la secuencia de eventos. Todavía existe, en lo que respecta al regimiento de artillería, el cuartel de los Docks donde se encontraba el 1er Regimiento de Artillería de Montaña.

179 https://es.wikipedia.org/wiki/Organización_territorial_del_Ejército_español_en_1936
Voir onglet 2.4 Cuarta División Orgánica + 4.a Brigada de Artillería et onglet 3.3 Brigadas de Montaña + 1.a
Brigada de Montaña (Gerona).
180 Las Atarazanas ou Drassanes sont les anciens arsenaux royaux.

181 GARCÍA OLIVER, op. cit., p. 173

182 Luis ROMERO, Tres días de julio, Editorial Ariel, 1967.

183 http://grupgerminal.org/?q=system/files/2018.comitesdefensa.5edi.guillamon_1.pdf
Page 31, Guillamón, ayant lu dans PAZ et GARCÍA OLIVER que Manzana y Gordo participaron en las jornadas de julio y, al descubrir que Ortiz dice lo contrario sobre la participación de Manzana, hace un atajo y sustituye a Manzana en su texto por Martín Terrer… destinado en el cuartel de Las Atarazanas -en lugar del de Mataró-.

184 MÁRQUEZ y GALLARDO, op. cit., p. 101.

185 Abel PAZ,op. cit.p. 476
La pertenencia de Manzana a los comités antimilitaristas de la CNT antes de julio del 36 podría provenir de fuentes de los archivos militares españoles, que indican que el sargento Manzana renunció al ejército en 1935. Véase el periódico muy conservador La Razón:
https://www.larazon.es/cultura/quien-mato-a-durruti-IP17818617


186 http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004166021&page=46&search=Schmeisser&lang=fr
Este número de 1938 incluye un artículo de elogio a García Vivancós, pp. 45-46, que también menciona a Manzana en los combates de julio.http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361125.pdf
Este número de la Soli del 25 de noviembre del 36 dedica un amplio y elogioso artículo a Manzana, curiosamente llamado Manzano, y recuerda su participación desde las elecciones del 16 de febrero del 36 con el sargento Gordo de las Atarazanas para vigilar al jefe de los insurgentes, el capitán López Varela, desde el cuartel de los Docks. Colaboraron con los sectores hostiles al golpe de Estado en ciernes.

187 Pablo Ruiz sera l’un des fondateurs du groupe Les Amis de Durruti. https://es.wikipedia.org/wiki/Agrupación_de_los_Amigos_de_Durruti

188 Cf. MÁRQUEZ y GALLARDO, op. cit. pp. 99-101.

189 (Ibid.)

190 Llarch afirma que estuvo viviendo en España después de la Guerra Civil, pero no sabe dónde estuvo viviendo.

191 http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19380000/19381120.pdf
En este número del aniversario de 1938 del Soli, se puede encontrar un resumen de los acontecimientos escrito por Ariel en
p. 2. Cabe señalar que, según el testimonio del conductor – no se nombra a Graves – «Cuando Durruti abrió la puerta del coche, las balas silbaron desde el Clínico. se quejó Durruti. Vimos que había caído herido. Lo recogimos y lo metimos en el coche. El «nosotros» debía referirse a Manzana, pero no se le menciona. Compárese a continuación con el panfleto de Ariel de 1945 y el testimonio de Graves en el mismo, así como con grandes extractos en el libro de Abel Paz.

192 Los nombres de pila escritos en catalán se han dejado como tales en este texto. Detalles de la verdadera identidad de Ariel: se llama Josep Bort-Vela. Su hermano Eduard era un ex capitán de artillería y colaborador del diario Castilla Libre dirigido por Eduardo de Guzmán. Por lo tanto, no es el hermano de Eduardo Val, como se ha escrito erróneamente en varias obras. Véase la nota [20] en el siguiente enlace:https://francescviadel.wordpress.com/2017/06/03/josep-bort-vela-el-periodista-que-va-vetllar-durruti/#_ednref20

193 Los delegados que fueron a Madrid con Durruti, según Paz, fueron Liberto Ros, José Mira, Miguel Yoldi, Ricardo Rionda y Francisco Mora. También estaban Antonio Bonilla y José Mariño.

194 El coche de Bonilla estaba aparcado a 20 metros de distancia. Dijo que no oyó el disparo, vio a Graves arrancar el coche y dar la vuelta. Fue entonces cuando Bonilla acudió al lugar de los hechos y se enteró de que alguien había resultado herido, sin conocer la identidad.

195 http://acontretemps.org/spip.php?article369

196 http://gimenologues.org/IMG/pdf/anexo-durruti-en-el-laberintow.pdf

197 ENZENSBERGER, op. cit., p. 287

198 Selon Paz (op. cit. p.696)Fue una decisión del pleno de militantes convocado en la tarde del 19 de noviembre, en el que José Prats representó a CNT.

199 Marianet sustituyó a Horacio Prieto como Secretario Nacional de la CNT el 18 de noviembre.

200 Cf. Ricardo SANZ, op. cit. :
«Por el presente escrito, se nombra jefe de todas las fuerzas catalanas que operan en el frente de Madrid, al compañero Ricardo Sanz, el cual se hará cargo del mando de dichas fuerzas, en el plazo más breve posible, por exigirlo así las actuales circunstancias.
Dado en Barcelona a 20 de Noviembre de 1936. El Consejero de Defensa de la Generalidad de Cataluña. Sandino (firmado). »

201De hecho, Sanz sólo lideraría los restos de la columna ex-Durruti. Fue Manzana quien, a finales de noviembre, se encargó del regreso a Aragón de los milicianos desplazados en Madrid, y se hizo cargo del grueso de la columna Durruti.


202 https://es.wikipedia.org/wiki/Columna_del_Rosal
Bonilla cree, pero no está seguro, que eran cinco milicianos de la columna Del Rosal. Diezmada en los combates, a la columna Palacios sólo le quedaban 400 combatientes de los 1.000 que tenía el 13 de noviembre. Es probable que, debido a la falta de oficiales que también habían muerto en combate, los milicianos restantes fueran asignados inicialmente en parte a la columna Durruti y a la columna Mera. De hecho, la columna de Palacios permaneció en el lugar y recibió refuerzos de los carabinieri y de 600 voluntarios de la CNT.

203 Paz (op cit p. 641) détaille la composition de cette colonne Libertad-López-Tienda,.

204 Esta limitación voluntaria del número de milicianos fue el resultado de las decisiones del Pleno Regional del 11 de noviembre en Barcelona, aduciendo como justificación el hecho de que la columna de Durruti debía unirse a las fuerzas de Mera en Madrid.

205 Yoldi fue secretario de la CNT de 1934 a 1935, cuando fue sustituido por Horacio Martínez Prieto

206 http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361121.pdf http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19361122.pdf
En la edición de la Soli del 22.11.36 sobre el funeral previsto para ese día, observamos en la p. 6 la declaración de Federica Montseny, que elogia a Manzana, escrito Manzano. Lo presenta como el continuador de la obra de Durruti, y señala que ambos se conocieron durante las jornadas de julio y el asalto a las Atarazanas.

207 Paru aux éditions de la Roue en octobre 2019.

208 https://es.wikipedia.org/wiki/Milicias_Confederales_de_la_CNT_del_Centro

209 https://es.wikipedia.org/wiki/39.ªBrigada_Mixta(Ejército_Popular_de_la_República)

210 Voir une biographie complète de Lucio Ruano et de son frère in les GIMENOLOGUES, op. cit., p. 829, ainsi que d’autres faits mentionnés au sujet de Manzana et Ruano pp. 494-521. http://gimenologues.org/spip.php?article687

211 http://militants-anarchistes.info/spip.php?article13135

212 Une biographie de Manuel Escorza en espagnol : http://grupgerminal.org/?q=system/files/BiografiaManuelEscorza.Guillamon.2017.pdf

213 http://ascaso-durruti.info/pagebarr/viecad/balance38.pdf
Correspondance Diego Camacho et Juan Garcia Oliver in revue Balance septembre 2014, p. 29

214 Este documento de la página 592 muestra los destinos de los tenientes Gordo y Terrer en la 25ª División, entonces comandada por Ortiz. Se menciona en relación con Terrer que procedía del disuelto Regimiento Ligero nº 8, que debió ser el de Mataró. Esto plantea la cuestión de la ubicación exacta de Manzana después de los días de mayo del 37.http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=121469

215 ¡Véase su nombramiento como teniente p150 con sus nombres escritos Manzana Bibó! http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=31&a nyo=1938
Su nombramiento oficial por debajo con otros 403 tenientes al grado de capitán fue en la misma promoción… que otros dos sargentos de artillería presentes en las jornadas de julio del 36 en Barcelona, Valeriano Gordo Pulido y Andrès Martín Terrer. Ver p. 248-249: http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/consulta/registro.cmd?id=10000070536

216 https://serhistorico.net/2017/07/24/los-otros-republicanos-el-capitan-medrano/
El 23 de julio de 1936, el capitán Medrano tomó el cuartel de Mataró. El episodio es reportado por La Vanguardia
del 25.07.36: http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1936/07/25/pagina-6/33134370/pdf.html
Medrano también había sido destinado como capitán a la Columna Ascaso, la futura 28ª División comandada por Jover, y en diciembre del 36 había comandado la 3ª División del EPR catalán, con base en Tarragona

217 Voir le n° 102 en date du 29 avril 36, p. 1. http://bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/publicaciones/numeros_por_mes.cmd?idPublicacion=31&a nyo=1938

218 In Diego ABAD de SANTILLÁN ¿ Porque perdímos la guerra ? Buenos Aires, 1940.

219 Sur le fonctionnement du naranjero voir supra pp. 33-34.

220 GARCÍA OLIVER, op. cit. , pp. 340-341.

221 http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19370000/19371120.pdf Soli du 20.11.37 avec un encart sur Manzana p. 8 comme combattant des Atarazanas. http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19370000/19371121.pdf
Page 1, un encart signé Manzana où il parle encore d’une balle traîtresse en novembre 37. Son sens de la discipline et sa loyauté vis-à-vis des instances de la CNT sont remarquables. http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/Soli/19360000/19360812.pdf
Article signé Jaime Balius sur la campagne d’Aragon : Soli 12.08.36. On y voit Manzana orthographié Manzano pp. 8-9.

222 En el que hace un retrato poco halagüeño de un Durruti «infantil»…

223 Sobre el fuerte compromiso de García Oliver con la cuestión militar, véase el anexo A.

224 A la pregunta de qué habría hecho Durruti hoy, García Oliver respondió que podría haberlo visto
Le hubiera gustado verlo como «comandante de cuerpo». Todos sabemos lo que pensaba sobre la militarización, la disciplina, la guerra, etc. http://www.cedall.org/Documentacio/Premsa%20Llibertaria/tierra%20y%20libertad/19370000/19371120%20(4 3).pdf

225 Véase en el Anexo 12, el artículo «El misterio de Durruti» de Soriano y González publicado en El País el 7 de julio de 1996, del que sólo disponemos de una traducción aparecida en el número de enero de 2001 de la revista mensual franco-belga Alternative Libertaire (nº 235). Los autores entrevistaron a Colette y a los compañeros de Durruti. Según uno de ellos, José Borras, «el conductor sigue vivo: es el único que sabe la verdad, pero ha cambiado de nombre y su dirección es ahora desconocida».

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Original: http://www.gimenologues.org/spip.php?article861

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